Se ha celebrado la primera tertulia de la temporada 2012/2013 en La Asociación El Toro de Madrid y la ocasión requería un invitado con profundos convencimientos de aficionado en la defensa del toro íntegro, que derroche casta y que el torero que se vista de luces para su lidia tenga los conocimientos necesarios para dominarlo y con ello pueda conseguir sacarle la bravura a todo aquel animal que la posea, me refiero a don Jaime Guardiola Domínguez. Antes de resumir lo tratado en la tertulia es necesario hacer un breve recorrido por la historia de las ganaderías que fundó su padre, D. Salvador Guardiola Fantoni. La línea que implantó su padre, D. Salvador Guardiola Fantoni, en sus toros, cuando decidió ser ganadero, fue buscar la casta en todos aquellos animales que la poseyeran. También decidió en aquella época mantener en sus ganaderías la pureza de sus encastes, desechando en todo momento los cruces entre ellos, Villamarta y Pedrajas, considerando que a medio plazo sería muy perjudicial para el ganado, ya que consideraba que con los cruces es muy difícil mantener la regularidad, ya que la genética es incontrolable, justificando con ello los baches que su ganadería ha venido acusando desde que la tiene en propiedad. Y ésta es la línea que ha tratado de mantener nuestro invitado a pesar de las mermas que se han producido en los dos encastes que posee “la familia Guardiola”, con motivo de las particiones llevadas a cabo a raíz del fallecimiento de sus padres. Reducciones que han sido inevitables en muchas casas ganaderas y como consecuencia algunas que fueron en su día santo y seña de la cabaña brava, hoy están en vías de extinción. Dos ejemplos significativos: Pablo Romero y Javier Buendía. La ganadería correspondiente a Guardiola Soto acusó las divergencias familiares, vendieron y se fue perdiendo la casta. Fue en la finca El Toruño, ubicada en la localidad sevillana de Utrera, donde su padre decidió en 1.943 hacerse ganadero. Esta finca la tuvo alquilada anteriormente a su propietaria, Dª Dolores Monge, Viuda de Murube y en ella pastaron los toros de la legendaria divisa de Murube. En la actualidad existen allí dos plazas de tientas, la más pequeña es la original, la cual tiene un palco desde donde Dª Dolores Monge supervisaba las tientas. Al llegar la familia Guardiola, habían cambiado los gustos del toreo y consideró que necesitaba otra placita de tientas con el ruedo más grande, unos 30 metros de diámetro, con el fin de poder comprobar la bravura de las vacas en el caballo desde más distancia. Para la formación de su ganadería, don Salvador Guardiola Fantoni adquirió 2 lotes, uno en 1.945 y otro a continuación, que procedían de don Álvaro Dávila y Agreda, marqués de Villamarta, los cuales les habían correspondido a sus hijas, María y Concepción Dávila Garvey. El lote de María había sido vendido previamente a Clemente Tassara y posteriormente al marqués de Villabrágima. El lote de Concepción Dávila Garvey fue adquirido previamente por Carlos Núñez, pero a este ganadero, al parecer, le gustaba más el encaste de Parladé en la línea de Manuel Rincón. En 1.946, el padre de nuestro invitado decide comprar otros dos lotes, procedentes igualmente de Parladé pero en la línea de García Correa, Félix Moreno Ardanuy y Antonio García Pedrajas, uno a Salvador Noguera y otro a Manuel Guerrero Palacios, ambos de procedencia pura de Ibarra. Esta ganadería la puso a nombre de su esposa, María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, con la tuvo diecisiete hijos. La ganadería que creó el marqués de Villamarta derivaba de distintas procedencias que solo el marqués conocía en profundidad; en la actualidad este encaste es reconocido hoy como propio. En base a los manuales de la historia de la tauromaquia, el marqués formó la ganadería en 1.914 con ganado de las siguientes procedencias: Murube, Urcola, Medina Garvey (Vazqueño), Fernando Parladé, Santa Coloma y José Carbajal (Parladé), añadiéndole posteriormente sementales del Conde de la Corte. No hay quien de más. Por este motivo a ningún aficionado le extraña que el padre de nuestro invitado no fuera partidario de los cruces, pues con lo que compró ya tenía bastante. Lo que ocurría es que esta ganadería, en aquel tiempo, estaba en un buen momento y tenía mucho cartel entre los toreros de la época. Ni que decir tiene que Utrera fue el origen de la mayoría de las ganaderías tal y como las conocemos hoy y en las dehesas de El Toruño pastaron los toros de Casa Ulloa, conde de Vistahermosa, Vicente José Vázquez (creador de la casta vazqueña) y de Murube, que junto a Miura y Pablo Romero y algunos más que desaparecieron en el camino del tiempo por motivos meramente especulativos de unos taurinos incompetentes, fueron la base de las ganaderías actuales. Y como definió el padre de nuestro invitado, en aquella época los ganaderos eran unos auténticos caballeros y casi todos se conocían, hecho que no ocurre hoy. Con estos mimbres de ganado en el haber de don Salvador Guardiola Fantoni y con el asesoramiento de ganaderos de la talla de Eduardo Miura, marqués de Villabágrima y Clemente Tassara, pues con éstos le unía una estrecha amistad, el nuevo ganadero encontró los sabios consejos que le permitieron conseguir lo que buscaba en su ganadería. Asimismo, El Toruño lindaba con la finca Juan Gómez, donde pastaron los toros de la legendaria divisa de Murube. En una palabra, esta finca rezumaba torería ganadera por los cuatro costados. Por ella pasaron emblemáticos ganaderos y toreros que marcaron una época: Pablo Romero, Eduardo Miura, Juan Pedro Domecq, Sánchez Ibargüen, Clemente Tassara, Juan Belmonte, Murube…. No se podía pedir más. Una vez que nuestro invitado puso en boca de los asistentes la corriente de preguntas, salieron al aire algunos detalles concernientes al comportamiento de sus toros en algunas de las corridas celebradas en los últimos años en Las Ventas y en otras plazas de la geografía española. En primer lugar salió a relucir la corrida celebrada en la plaza madrileña en el último San Isidro, donde el ganadero envió una corrida cinqueña que, según explicó, la empresa de Madrid le había dejado en la dehesa el año anterior, tras apalabrarla, sin darle ninguna justificación. El ganado venía con kilos y con trapío, sustituyendo a la anunciada de Peñajara que había sido rechazada en el reconocimiento. La opinión fue unánime: esta corrida no debió celebrarse debido a las inclemencias del tiempo que dejó el ruedo impracticable, pero al presidente del festejo le faltó decisión para suspender la corrida y una vez más, jugó a empresario, consiguiendo con ello el perjuicio de los toreros y de los aficionados, a los que privó de ver el comportamiento del ganado en toda su dimensión, ya que la lluvia dejó el ruedo en un estado muy peligroso. La única beneficiada de esta decisión fue la empresa, ya que tenía todo el papel vendido. Este hecho causó a nuestro invitado un gran disgusto, considerando que fue una falta de respeto, primero al público y después a los toreros. También añadió el Sr. Guardiola Domínguez que sintió mucho que a El Fundi le echaran un toro al corral. Muchos de los aficionados también lo sentimos. En relación a que los toreros que ocupan el escalafón no se apuntan a sus corridas, el Sr. Guardiola Domínguez comentó que por su parte no le importaba que sus toros fueran lidiados por los que forman el G-10, pero con una condición: que los toros en su ganadería los elige el ganadero, como asimismo manifestó que a cada plaza hay que ir en función del nivel de exigencia de ésta. Sobre los toreros que acuden a sus tientas, explicó que no es usual que acudan figuras, aunque anteriormente si lo hacían. A su finca han ido a tentar toreros de la talla de Pepe Luis Vázquez, Antonio Ordóñez, Carlos Arruza, Paco Ojeda, de los que recuerde. Dentro de este contexto salió a relucir la corrida que toreó Julián López “El Juli”, en el año 2001, con ganado de nuestro invitado, en la que resultó cogido. Comentarios para todos los gustos adornaron este tema, pero hubo dos que fueron resaltados por los asistentes. Uno, que fue el año de las gestas de los toreros privilegiados y otro que “El Juli” comenzó la faena demostrando mucha torería, pero al confiarse y creer que tenía al toro dominado, sacó de su chistera el repertorio ventajista que emplea en sus faenas a los toros “artistas”, colocándose a torear en la oreja, sin tener en cuenta que este tipo de ganado no regala ningún pase. Ésa es la diferencia que marca a una ganadería comercial de otra donde el santo y seña sea la casta. Otros recuerdos vinieron a la mente del ganadero, destacando con ellos, algunas corridas donde lidiándose toros de su ganadería proporcionaron triunfos sonoros a los toreros que se anunciaron en ellas. Casos de Ordóñez y Rafael Ortega en el año 1.952. Otra en 1.956, donde el triunfador en este caso fue Gregorio Sánchez. La corrida de despedida de Antonio Bienvenida en el año 1.966, cortándole las dos orejas a un toro de su ganadería. La corrida concurso en el año 1.979 en Las Ventas, donde destacó el toro presentado. El toro “Flirteo” que toreó Antonio Barrera. La primera oreja que cortó José Tomas en Madrid fue a un toro de Guardiola Domínguez...etc. Y terminó resaltando que en la actualidad su ganadería está relegada por las exigencias de los intereses de los toreros. Hace una comparativa nuestro invitado de los cambios que se han ido produciendo en la fiesta. Primeramente comenta las diferencias entre el toro de antaño con el actual, exponiendo que el que se lidiaba anteriormente tenía más movilidad y no humillaba como los de ahora y los toreros les cortaban las orejas con veinte pases y toreando a media altura, pero las normas han cambiado y los ganaderos han tenido que ajustarse a las preferencias del público actual y a las exigencias de los taurinos, que son en realidad los que mandan en la fiesta. La exigencia de que los toros humillen viene solamente de hace unos 20 años. A él no le importa este hecho, pero lo que sí le exige a sus toros es que sean bravos y que acudan con alegría a los engaños. Indicó que hoy se torea mejor que nunca, pero se olvidó el ganadero de decir que el toro de hoy es mucho menos exigente que los de antes y con el agravante que no trasmite emoción a los tendidos. Para muestra lo que se comentó sobre “El Juli”. Otro tema que apareció en la tertulia es la profesionalidad de los picadores actuales. A propósito de ello comentó que los varilargueros de antes salían de las dehesas y cuando se vestían de luces llevaban picadas más de 300 vacas en los tentaderos, pero hoy se hace picador cualquiera, no extrañándole en absoluto la masacre que llevan a cabo estos “profesionales” en las plazas sobre los animales. Comentó también que antes los ganaderos tenían las corridas vendidas de un año para otro y que en los cercados tenían apartadas las de cada plaza donde iban a ser lidiadas. Sale a relucir también la figura del desaparecido mayoral de su ganadería, Luis Saavedra, considerado por la familia Guardiola como el talismán de la casa, añadiendo que comenzó trabajando de yegüero en la finca Gómez Cardeña, propiedad de Juan Belmonte, antes de trabajar en El Toruño. En cuanto a la situación actual de las ganaderías de la casa Guardiola comentó que, después del fallecimiento de sus padres, comenzaron a dividirse éstas entre sus herederos. Las dos partes correspondientes al encaste de Antonio Pedrajas y que estaban a nombre de su madre, María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, una de ellas, la correspondiente a la compra de Manuel Guerrero Palacios, la heredó su hermano Salvador Guardiola Domínguez, pasando a continuación a sus herederos que posteriormente la vendieron a José Ortega Cano, que lidia a nombre de Yerbabuena. Este ganadero compró 80 vacas. (Como ya conocen los aficionados, su hermano Salvador falleció en 1.972 en un desgraciado accidente en la plaza de toros de Palma de Mallorca, donde actuaba como rejoneador). La otra parte del encaste de Pedrajas, correspondiente a la compra realizada por su padre a Salvador Noguera Pérez, la heredó su hermano Alfonso y Francisco Javier Guardiola Domínguez. Tras el fallecimiento el pasado año de Alfonso pasó a sus herederos, que lidian con el hierro de la A en cursiva. Sobre esta ganadería dijo que debido al vacío ganadero cree que tiene poco futuro. Por su parte, su hermano Francisco Javier Guardiola Domínguez adquirió en 1.995 el hierro de la lágrima, creando con este hierro una ganadería, con la parte que había recibido de Pedrajas y otra procedente de Villamarta, del lote adquirido por su padre a María Dávila Garvey. Existe a su vez otra ganadería, que al parecer aún no ha tomado antigüedad, que la creó el recientemente desaparecido Alfonso Guardiola Domínguez con ganado de ambos encastes. Según explicó nuestro invitado era un capricho que tenía su hermano, el reunir en una misma ganadería las dos procedencias de la familia. La ganadería que posee nuestro invitado, don Jaime Guardiola Domínguez, deriva de una de las tres partes en que quedó dividida la ganadería del Marqués de Villabrágima y que adquirió su padre poniéndolo a su nombre y que posteriormente dividió en dos partes. Una de ellas, en principio, se lidiaba a nombre de los Sres. Guardiola Domínguez y con posterioridad pasó a ser de Hermanos Guardiola Domínguez y en el año 2005 fue vendida a Fidel San Román. El hierro de este ganadero se lo vendió nuestro invitado en el 2004, antes de que este ganadero adquiriera a Francisco Medina una parte de El Ventorrillo. La otra parte la puso su padre a su nombre, es decir, Salvador Guardiola Fantoni y posteriormente fue la que heredó nuestro invitado junto a sus hermanos, Luis, Nina y Concha, a los cuales denominaban cariñosamente “los hermanos chicos”, manteniendo el hierro del marqués de Villabrágima y que en la actualidad lidian a nombre de “Herederos de Salvador Guardiola Fantoni”. Actualmente poseen 100 vacas y 8 ó 10 sementales, teniendo que llevar a cabo verdaderos juegos de mano con el fin de evitar los problemas que presenta la consanguinidad, aunque el verdadero problema es que hay poco donde elegir, comentó. En las corridas que se celebraban los lunes en la feria de Sevilla, después de la semana de farolillos, las llamadas del “lunes de resaca”, llegaron a lidiar 14 corridas. Las que lidiaron al principio eran del encaste Villamarta, pero después llevaban ganado de Pedrajas, del lote que heredó el fallecido Alfonso Guardiola Domínguez. En varias ocasiones la banda de música tocó en honor a la bravura de sus toros. Se daba el caso de que esta corrida era televisada por TVE, que era la única televisión que había en aquella época y los aficionados que no podíamos asistir a la feria sevillana la esperábamos con expectación, ya que nunca nos defraudaba. Y añadió que, desgraciadamente, ahora el ganado procedente de Pedrajas está pasando por horas muy bajas, motivado posiblemente por el llamado, “síndrome del reparto familiar” que, como dijo al principio, ha sido el origen de la desaparición de muchas ganaderías de prestigio. Sobre la escasez de fuerzas y de casta de las ganaderías actuales, comenta nuestro invitado que la falta de alimentación y de saneamiento han podido influir en este hecho y espera que mejore, una vez solucionados estos problemas. Sobre la posibilidad de que los veterinarios reconozcan las corridas en las fincas con el fin de evitar la falta de peso que presentan algunos toros cuando llegan a la plaza, comenta que le parece muy peligroso. A nuestro juicio, es una forma de facilitar la corrupción en este colectivo, ya que este negocio es muy proclive a ello. Cono dato histórico, comentó nuestro tertuliano que su tío, Juan Guardiola Fantoni tuvo ganado de procedencia pura de Gamero Cívico. Y terminó diciendo también que estudió derecho en la universidad de Deusto, por “derecho paterno”, coincidiendo con el banquero y hoy político Mario Conde. Y así terminó la primera tertulia de la temporada, con un gran ambiente y con sabor a poco por parte de los aficionados, que despedimos al invitado con una gran ovación.