DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Seis toros de la ganadería de Parladé, procedente del encaste de Juan Pedro Domecq. Mansearon en el caballo y algunos dieron juego en la muleta, donde destacó el sexto. El segundo justo de trapío. El quinto fue pitado en el arrastre
Manuel Jesús, El Cid: De purísima y oro. Dos pinchazos y dos descabellos en el abrió plaza. Aplausos. Pinchazo arriba, aviso. Tarda en descabellar y al final se echa el toro. Aplausos por su despedida de Madrid.
López Simón: De azul noche y oro. Estocada travesada, aviso. Oreja con algunas protestas. Pinchazo con el toro entablerado y descabello. Saludos.
Roca Rey.: De salmón y oro. Fue arrollado al recibir de capote al primero de su lote Bajonazo tras aviso. Silencio. Se retiró a la enfermería para aparecer en el sexto. Estocada algo trasera recibiendo 2 orejas.
Presidente: D. Rafael Ruiz de Medina Quevedo.
Cambió el tercio en el sexto sin picar, tras haber entrado dos veces al caballo, una de ellas al picador que tapaba puerta. Por su condición de manso, salió huyendo del castigo en ambas entradas. Devolvió a los corrales el tercero por inválido.
Suerte de varas:
1º Ratero: 588 Kg. Negro salpicado. En la primera entrada al caballo no se empleó y el picador se limitó a sujetarlo. En la segunda solo marcó el castigo.
2º Numerario: 556 Kg. Colorado chorreado. En la primera vara empujó con un pitón y en la segunda el montado se limitó a sujetarlo.
3º Carcelero: 535 Kg: Castaño axiblanco. Recibió una vara trasera y salió suelto. En la segunda entrada volvió a salir suelto al sentir el hierro. Manso.
4º Jefecillo: 607 Kg: Negro meano. Se dejó pegar en la primera entrada y en la segunda no se empleó.
5º Invasor: 626 Kg: Negro. Se dejó pegar pero tapándole la salida, volvió a entrar al montado suelto y el piquero se limitó a sujetarlo. Salió r suelto de la pelea.
6º Maderero. 565 Kg. Negro listón. Acudió suelto al caballo y se quejó del castigo haciendo sonar la música del estribo. Se marchó al picador de reserva y volvió a salir suelto sin entregarse en la pelea. No fue picado.
Cuadrillas y otros. En tarde de calor se colocó el cartel de” No hay billetes”. En el tercero de la tarde Roca Rey sufrió un revolcón del cual salió cojeando. Despenó a su enemigo mermado de facultades para a continuación retirarse a la enfermería, reapareciendo durante la lidia del quinto. De los toreros de plata destacaron, Yelco Álvarez de la cuadrilla de López simón, que se la jugó en los dos pares de banderillas ante el manso quinto, El torero lo hizo todo. En este toro se lució en la lida Vicente Osuna.
Roca Rey, convenció en el sexto. Un manso casi de libro que se vino arriba en banderillas. El torero peruano lo entendió a la perfección y como no fue castigado en el caballo toda su acometividad la empleó en la muleta. El maestro citó desde la boca de riego con tres pases cambiados, jugándosela sin trampa ni cartón, para continuar con el toreo en redondo, recetándole tres series con la mano derecha que puso la plaza boca abajo. Interpretando el toreo al natural, ofreció a la concurrencia unas series ligadas que hizo que la plaza se entregara al toreo del torero. Remató con unas bernardinas muy ajustadas que si alguno tenía duda sobre su triunfo, lo despejó de inmediato. Solo quedaba matar y lo hizo recibiendo, cobrando una estocada algo trasera que no permitió a nadie dudar sobre su triunfo y salida a hombros por la Puerta Grande. En el tercero y ante el sobrero del conde de Mayalde, fue arrollado al cambiarse el capote a la espalda ante un animal que no había sido parado previamente, del cual salió cojeando. El torero tuvo la culpa ya que pecó de tremendista. El matador tuvo la hombría de terminar la faena recibiéndolo por estatuarios, pero no consiguió ajustar la muleta a las embestidas de su enemigo. El toro se quedó sin recorrido y el torero intentando agradar a los tendidos, pero sin conseguirlo. Su enemigo se rajó y se marcho en busca del amparo de las tablas, y el torero a la enfermería tras terminar con su vida de un bajonazo.
El Cid se despedía de Madrid. El torero sevillano recibió a su primero con unos muletazos templados gustándose, continuando con una tanda de derechazos sin descomponer la figura, pero su enemigo no estaba en disposición de facilitarle la despedida con un triunfo. Lo intentó al natural pero su toreo no caló en los tendidos, consiguiendo una faena de altibajos por las condiciones de su enemigo, aunque seguía el engaño como un carretón. El cuarto fue otro carretón, el toreros de Salteras trató de estirarse pero su enemigo no transmitía nada. El respetable lo despidió con una fuerte ovación.
López Simón logro sacarle un trofeo a su primero comenzando la faena con unos estatuarios con pedresina incluida., continuando con una tanda de redondos de ajuste y otras de redondos de variada ejecución, colocándose al hilo del pitón. Al natural su labor no llegó a los tendidos, pero el noble animal no se cansó de acudir a los cites del matador. Remató la faena con unas bernardinas ajustadas, que están muy de moda, y el respetable le concedió un trofeo, aunque con algunas protestas. En su segundo el torero madrileño buscó la Puerta Grande pero se encontró con un manso que se le marchó a la querencia de las tablas en cuanto le abrió la puerta de su muleta. Allí el torero basó su faena en el tremendismo, pero no lo consiguió. Para que exista este tipo de sensaciones el toro tiene que transmitir peligro y aunque el torero se ponga tremendista, en una manera tan honrada como otras de agradar a la concurrencia, pero en esta ocasión no era la más adecuada para ese tipo de faenas. Tuvo que entrar a matar con el toro acunado en tablas.
Otra vez será, torero
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