
En el diario El Debate de 18 de junio corriente aparece mi artículo «El vestido de luces y los otros vestuarios del toreo», de acceso libre desde este enlace:
Lo escribí hace mes y medio para el número 63 de La Voz de la Afición a distribuir durante San isidro, pero no pudo incluirse por limitaciones de espacio en la revista, pese al aumento de sus páginas, insuficientes en todo caso para las abundantes colaboraciones ofrecidas, clara demostración del prestigio logrado.
Una vez difundido en otro medio, pensé que podía darse a conocer a través de «El Muro» a los miembros de esta Asociación de aficionados, alineados con la exigencia y respeto al toro y cuanto rodea su lidia y muerte en el ruedo de un coso repleto de asistentes al rito e involucrados en su desarrollo y desenlace con la trascendencia y solemnidad que siempre justificaron las corridas y novilladas. Y más aún si tomo en cuenta que los días trascurridos desde su elaboración permiten añadir un comentario —auténtico, por serlo del propio autor— sobre ciertos hechos acaecidos durante ellos que refuerzan el miedo a la pérdida de dignidad de nuestra plaza con la actual empresa explotadora y sus dueños públicos por ella cautivados poco racionalmente.
Entre la redacción de este escrito y su publicación, mes y medio más o menos, me acongojó la inutilidad del esfuerzo gastado en él, llegando a creer que los taurinos de inveterada tradición tenemos poco que hacer: o tragamos o nos vamos. No solo no se consigue lo que, junto a muchos románticos, vengo reclamando, sino que hasta la oficialidad política condecora sin ton ni son a la gestora y su rector. Y así, el alcalde ha concedido la medalla de Madrid a Plaza 1; la Comunidad la rocía de piropos y atenciones en reciprocidad al premio de honor 2021 que le dieron a la presidenta; el CAT parece más un bufete de parte que una auditora vigilante; y don Rafael acaba de ser agasajado en el Senado como personaje destacado en pro de la tauromaquia. Vamos, que solo le ha faltado figurar como marqués en la lista de la nueva nobleza alumbrada por los diez años de Felipe VI.
Ofrece hoy el taurinismo venteño un panorama al que le encaja bien la vieja conseja «apaga y vámonos», porque esto va para largo entre previsibles prórrogas, renovaciones y nuevas adjudicaciones con que fermentar la audacia y estirar hasta donde ni se sabe esa capacidad imaginativa de Garrido y Casas unidas a su osadía y envalentonamiento, políticamente estimulados por quienes tienen la propiedad de Las Ventas, disponen del boletín de resoluciones administrativas y ejercen mal el control de su conservación, integridad y seguridad; contando, además, con los cuartos para reparto del lucro incesante y la herejía galopante, que a ambos bandos les parece lo importante.
Solo me resta sacar el pañuelo regalado a la entrada y gritar, con la multitud de menos de veinticinco años y no más de veinticinco tardes de toros, unos cuantos ¡bien…! y otros pocos ¡viva…!, coreados por los clementes aclamantes de Roca, la querida España, nuestro Rey y el diosecillo de la Puebla Morante. Ahí lo dejo y que diga el tiempo cuán lejos podremos llegar en este loco avanzar por la calle de Alcalá.
Madrid, 24 de junio de 2025
Eduardo Coca Vita, aficionado y abonado de andanada 3 en Las Ventas