DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
4 novillos de Los Chospes y 2 remiendos de Torrealba (5º y 6º). Los del hierro titular, animales justos de presencia, la mayoría muy lavados de cara, los dos remiendos un poco mas de cuajo y seriedad. De juego por regla general la mayoría de los animales, justo de casta y raza, con muy poco transmisión a los tendidos y venidos a menos en su comportamiento. Solo se salvo el segundo de la tarde, un animal que tuvo movilidad, arrancándose de largo con cierta raza y acometividad.
ANTONIO GRANDE, de blanco y oro. Saludos y silencio.
JOSÉ FERNANDO MOLINA, de azul pavo y oro. Nuevo en esta plaza. Oreja y oreja.
ARTURO GILIO, de verde hoja y oro. Silencio y silencio.
Presidente: Ignacio Sanjuan Rodríguez: se lidiaron algunos animales justos de presencia, ya que estaban lavados de cara. En las orejas dadas, en ambas había petición mayoritaria, por lo que el presidencia no podía negarse a concederlas, aunque lo realizado en el ruedo no fue para tanto y la exigencia no era la misma.
Tercio de varas: solo destacar el quinto de la tarde, un animal que arreo en el peto, en ambos encuentros con los del castoreño. Le dejo dos buenos puyazos Daniel López, reiterándose ovacionado por los aficionados.
Público: tarde solada y calurosa, aunque en alguna faena molesto algo el viento. Un sexto de plaza. Se guardo un minuto de silencio por la muerte reciente del espada zamorano Andrés Vázquez.
Se está convirtiendo en algo habitual el hecho de que se veamos puertas grandes en las novilladas de temporada. Con apenas cinco mil personas en los tendidos, de los cuales solo había “cuatro aficionados”, tres autobuses de partidarios de los jóvenes espadas y el resto los turistas habituales. Esta coctelera hace que a nuestra querida plaza, no haya quien la conozca y sucedan cosas como las de esta tarde. En las que se conceden triunfos que hacen no mucho eran impensables, se producen gritos y discrepancias entre el público asistente y el enfado de los pocos aficionados que había en los tendidos.
No se puede intentar defender la autoridad y exigencia de la plaza, cuando somos tan pocos los aficionados los que acudimos al coso venteño, fuera del abono. Cuando los espadas actuantes traen una serie de partidarios y les piden las orejas a toda costa, seguidos por los turistas que solo son “loros de repetición”, los presidentes se ven obligados a conceder los trofeos ya que se dan peticiones mayoritarias. Por lo que los que nos consideramos “aficionados” debemos de replantearnos si es bueno desistir y no hacer actos de presencia en tardes como estas, ya que sino esto se va volver a repetir en muchas ocasiones.
Lo que no se puede permitir salvo ningún concepto, son los insultos y las faltas de respeto del público asistente. Por no pedir la oreja o protestar su concesión, no se les pueden calificar como ¡Tontos, tontos!, a los aficionados. Si por algo se ha caracterizado la fiesta de los toros, es por el respeto a la libertad de expresión y los gustos de cada.
En la tarde de hoy el triunfo lo ha obtenido el albaceteño José Fernando Molina, cuarto novillero que consigue la puerta grande este año, siendo su presentación en la capital. El chaval no demostró tener malas maneras, demostró tener un buen concepto y querer hacer bien las cosas, pero todo quedo emborronado por el resultado final.
Con el segundo de la tarde, animal que se dejo dar en los dos puyazos que le propinaron. Se fue a recibirlo a portagayola, en el que le arroyo de manera muy aparatosa con la testuz, pero sin prácticamente mirarse volvió a la cara de su oponente. Ya con la muleta en mano, en las tres primeras series con la mano derecha, se lo dejo llegar de largo y galopando, repitiendo en sus embestidas con raza y acometividad. José Francisco estuvo muy bien aguanto esas arrancadas, incluso desafiando el viento que soplaba, quizás le falto un poco mas de poder y mando pero no resultaba sencillo. Por el pitón izquierdo, ya le aviso al inicio que no tenía el mismo comportamiento y solo le propino una serie, en la que tiraba feos derrotes y se quedaba muy corto en su recorrido. Termino dándole cuatro ajustas manoletinas, pasándose muy cerca los pitones de su oponente. Y se tiro con ganas a matar, siendo volteado de nuevo de manera aparatosa, después de dejarle una estocada un pelín desprendida de colocación.
Se le premio con una oreja, en la que no hubo muchas discrepancias. Después de dar la vuelta al ruedo con el trofeo en mano, entro en la enfermería, ya que estaba un poco mareado después de las dos volteretas recibidas.
El quinto un remiendo de Torrealba, serio por delante. Se lo saco lidiando a los medios del coso, con el capote, sin opciones para el lucimiento. En los del castoreño, el novillo medio cumplió en el peto, arreando en ocasiones con los riñones, el picador se marcho ovacionado. Ya con la muleta en mano y después de brindarle la faena a su apoderado. Repitió la estrategia de su primer oponente, dejándoselo llegar de largo en una serie con la mano derecha, pero el animal no tuvo la misma duración y se vino a menos. El novillero albaceteño a pesar de ello lo estuvo intentando en diferentes series por ambos pitones, destacar algunos naturales en las que acorto las distancias corriéndole bien la mano, pero falto mucha más ligazón y continuidad. Le propino buenos muletazos sueltos a mitad de la faena, en los series al natural, pero abuso de alargar mucho la faena y hacer frente a un animal que ya estaba muy agarrado al piso. Lo mato de una estocada muy desprendida de colocación, con la res sufriendo mucho derrame de sangre por la boca, antes de echarse.
A pesar que la actuación no tuvo redondez y la estocada cayo defectuosa, sus partidarios comenzaron a pedir la apéndice con fuerza, seguidos por los turistas. El presidente al ver petición mayoritaria, se vio obligado a concederla. Esto provoco el enfado de los pocos aficionados que éramos en el coso y la contestación de otros al grito de ¡Tontos, tontos!, convirtiendo nuestra querido plaza, mas en un coso se carros que en la capital del toreo. Pero la imagen con la que me quedo, fue el gesto del novillero pidiendo perdón a su paso por el tendido 7, ya que veía el trofeo un poco exagerado.
Abría cartel el salmantino Antonio Grande. Con su primero de la tarde, un animal bastante lavado de cara, no se acoplo en el recibo capotero inicial. En la muleta embestía, pero sin emplearse en ningún momento y sin transmitir mucho a los tendidos. Incluso en ocasiones tiraba algunos derrotes, cosa que acrecentó ya que el novillero se dejaba enganchar mucho la franela. Se contagio un poco del vacío del animal que tenía delante y lo mato de una estocada tendida de colocación. Salió a saludar al tercio, por su cuenta, ya que lo realizado en el ruedo no fue para tanto.
El cuarto un novillo que arreo en el primer puyazo, con solo un pitón sobre el peto, pero en el segundo se termino dejando dar. En la muleta el animal por el pitón derecho iba y venía pero sin emplearse en ningún momento y sin romper. Por el pitón izquierdo, era un poco más deslucido, quedándose corto y tirando algunos derrotes. Incluso no tenía mucho dentro, ya que a mitad de la faena, en un pase de pecho se llego a derrumbar sola. El novillero fundamento la actuación con la diestra pero con poco contenido que llevarnos a la boca, lo llevo a media altura sin bajarle la mano y colocado al hilo del pitón, dándole salida para afuera. Por el pitón izquierdo, solo le propino una serie, pero en el segundo muletazo, le termino desarmando la franela. Lo mato de una estocada casi entera trasera de colocación.
Cerraba cartel el mexicano Arturo Gilio, que volvía al coso venteño, después de su actuación en San Isidro, en el que sufrió un percance. En los primeros tercios el animal estaba yendo muy a su aire, sin mucha fijeza, saliendo suelto de ambos encuentros con los del castoreño. En la franela llego con poquito dentro, defendiéndose en muchas ocasiones, tirando la cara alta y las manos por delante, faltándole mucha más casta y raza. Lo más vibrante llego al inicio de la actuación, con cuatro ajustados estatuarios, rematados con dos trincherazos y dos pases de pecho. Pero luego ya no dijo mucho a los tendidos, llevándolo solo en tres series, con un oponente que transmitía muy poco a los tendidos. Lo mato de una estocada contraria de colocación.
Con el sexto de la tarde y con el publico mas pendiente de lo acontecido en el anterior animal. Le propinaron un leve castigo en varas, limitándose a marcar el hierro, en ambos encuentros con los del castoreño. En la muleta el diestro mexicano lo estuvo intentando en diferentes series por ambos pitones, pero sin decir mucho a los tendidos, se contagio mucho de la poca transmisión que tenia a los tendidos el novillo. Lo estuvo llevando a media altura, en ocasiones enganchándole la franela. Lo mato de una estocada entera trasera de colocación.
A la salida del coso, entre los aficionados había una idea clara. Que el novillero José Fernando Molina no demostró tener malas maneras y no estuvo mal en la tarde de hoy. Pero que la puerta grande se produjo de manera exagerado y emborró todo lo bueno que hizo, “que se lo agradezca a sus partidarios” que querían verle salir a hombros a toda costa.
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