Una gran amiga y aficionada, Julia Rivera, me llama a última hora de la tarde del día 9 de febrero y me comenta triste y desconsolada, que ha fallecido nuestro común y admirado amigo, José Antonio. Me pilló en la calle, llovía y entre la mascarilla, el paraguas y el viento oía sus palabras y me costaba creer que aquello pasaba de verdad. Pero sí, era cierto. El maestro, decano del periodismo taurino, había muerto a los 90años tras una vida plena, rodeado de sus hijos, lo que en estos tiempos, es todo un privilegio que tenía bien ganado.
Este breve texto de homenaje lo escribe esta humilde servidora que se consideraba su amiga y admiradora, en su nombre y en el de tantos aficionados, que aprendimos de sus conocimientos taurinos y de su honradez permanente, fruto de su manera de ver la fiesta y de su dignidad y rigor en su manera de abordar la crítica, siempre inalterable en su defensa de la verdad y la pureza del espectáculo, sobre todo del toro y su casta al que consideraba el pilar de la fiesta. No es este el lugar para hablar de su larga trayectoria como periodista, pues lo harán con más detalle otros medios, pero si recordar que su pluma brilló en muchos medios de comunicación, Informaciones, La Hoja del Lunes, El Ruedo… y en espacios de radio, en la COPE.Compartió micrófono con insignes críticos y no puedo dejar de citar ese mano a mano, inigualable e inigualado que constituyó con la también hace unos meses fallecida, Mariví Romero. Se nos van los mejores.
Tuve el privilegio de compartir tertulia taurina durante unos maravillosos años con José Antonio en el programa taurino de Onda Cero Madrid, que se realizaba en San Isidro. Todavía recuerdo su bonhomía, educación y dominio de la palabra y el gesto. Al comenzar nos leía de su libreta el resumen escrito a mano de la corrida, como los clásicos; con todo detalle, exactitud, profesionalidad, pero no exento de gracejo, críticas ajustadas y si hacía, falta palos por doquier. Eso sí, al describir una buena tanda sus palabras nos hacían revivir la grandeza de ese momento mágico. Aprendí mucho escuchando con respeto su sonora y ya ronca palabra, yo sabía que era uno de los grandes y cuando tienes la suerte de encontrarte a uno, hay que ser humilde y saber escuchar, ¡hay tan pocos…¡. Heredero de Corrochano, Díaz Cañabate, Jalón… compartió los medios con otros también grandes como Vidal, Romero, Zabala…dejando su magisterio y su bondad. Pues a José Antonio se le respetaba y se le quería. En los últimos años recibió homenajes merecidos y el reconocimiento a su dilatada labor como crítico taurino.
José Antonio, como aficionada en mi nombre y en el de la Asociación El Toro de Madrid a la que me honro pertenecer, mil gracias por defender siempre nuestra voz y nuestro papel en la fiesta. Y como defensora de la ética taurina y del buen periodismo a su servicio, también mi gratitud. Como amiga de mi amigo, mi reconocido homenaje y recuerdo permanente.
Se enciende la luz roja, me coloco los cascos durante el programa de Onda Cero, abro bien los ojos y vuelvo a revivir mirándote, la corrida de ayer en nuestra plaza de Madrid. Empieza de nuevo el espectáculo y yo, “tomo nota”, como diría Juncal.
¡Va por ti, Maestro Donaire¡, Por cierto, que bien te iba el apellido