DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
14 Mayo 2013 | Escrito por J. Barranco | Fotografías de Constante
6º de feria. Corrida de toros. Ganadería: 6 toros del Puerto de San Lorenzo. Encaste Atanasio Fernández- Lisardo Sánchez. Algunos de ellos fueron protestados por falta de trapío.
Manuel Jesús El Cid: Estocada y descabello. Pitos. Pinchazo sin soltar, estocada trasera y tendida, un sartenazo en toda regla. Tímidos aplausos.
Daniel Luque: Pinchazo y estocada muy trasera. Silencio. Estocada caída. Saludos
López Simón: 5 pinchazos, aviso estocada desprendida y descabello Aplausos y saludos desde el tercio. 2 pinchazos tras aviso, estocada y tres descabellos. Aplausos.
Presidente: D. Julio Martínez Moreno: El presidente: “no se dejó ir un toro al corral”. Fue el segundo de la tarde y el primero del El Cid. El animal comenzó a demostrar su incapacidad para la lidia desde los primeros lances, pero el usía se saltó a la torera las protestas de los aficionados y dejó el toro en el ruedo, nadie entendió bajo qué criterio, pero demostró una incapacidad manifiesta de presidir un festejo de este tipo, ya que tomó el pelo al público que había pagado su entrada y benefició a la empresa, levantando las sospechas de los aficionados, ya que muchos se preguntaron: ¿A quién defiende la autoridad? O lo que es lo mismo, el presidente jugó a ser empresario, sembrando la duda sobre su independencia. Muchos de ellos en privado comentaban que lo más correcto es que presentase su dimisión, ya que con este detalle había mostrado muy poca afición.
Tercio de varas:
• 1º. Langostino: La primera entrada al caballo salió suelto y la segunda también, aunque fue picado muy trasero como es habitual en estos picadores de nuevo cuño.
• 2º Caratuerta: Marcó trasero el montado, ya que no necesitó picar al invalido. En la segunda vara se comportó de la misma forma.
• 3º Cubion: Marcó solo la puya y el astado salió suelto, no le interesaba la pelea con el montado. Lo mismo hizo en la segunda entrada al caballo, marco el castigo, con lo que otro toro que se fue sin picar.
• 4º Argeron: En la primera entrada dio un mal juego en el caballo y en la segunda siguió manseando, aunque el piquero no lo castigo.
• 5º Cartuchero: No se le vio en el caballo. Tampoco hizo falta que los picadores se emplearan a fondo en el castigo, ya que el toro no lo necesitó.
• 6º Bibalero: Otro toro que se no se pudo ver su juego en el caballo en las dos veces que acudió al montado.
Cuadrillas y otros:En la suerte de varas, los picadores se limitaron a cumplir y no hubo ningún picador que castigara a los toros, todos sin excepción se limitaron a marcar el castigo y a sujetar el toro ante el peto del caballo. Alguno de ellos sacó casta, como el 3º, 4º y 6º y otros se dejaron torear, como el 4º y 5º, pero ningún torero estuvo a la altura que exigía el guión impuesto por sus enemigos Confirmó la alternativa el madrileño de Barajas, López Simón y ante el poco interés que había en el ruedo, algunos despistados confundían a los toreros: unos creían que López Simón era El Cid, a éste lo confundían con Daniel Luque y hasta cierto punto tenía su lógica. Los que no conocen el orden de lidia en estos casos es lógico que sufran este tipo de despistes. Muchos aficionados aprovechaban la falta de interés de lo que sucedía en el ruedo para sacar de la confusión a los que no dominaban el tema.
Lamentablemente muchos aficionados piensan que la suerte de varas está en desuso y que debía desaparecer, ya que el ganado actual no lo necesita, y si añadimos lo mal que lo hacen los picadores, sobra esta suerte. Si esto se produjera, ¿cuál sería la reacción de los montados cuando se vean en el paro? Encontrarían escusas para echar la culpa a los aficionados. Sobran más comentarios. En el segundo de la tarde, el presidente estuvo a punto de producir un escándalo en la plaza, ya que se negó a devolver un toro totalmente inválido, y eso que los aficionados ya no son lo que eran en sus protestas, pero eso no es óbice para que los que gestionan este negocio se beneficien de ello, incluido el máximo responsable de la corrida. Este toro le tocó en suerte a El Cid, y el torero se puso a pegar pases intentando levantar los ánimos, y lo único que consiguió fue que el público se lo recriminara, sino, aún estaría dando mantazos al invalido. Este matador, forjado y encumbrado en esta plaza, debía haber abreviado la faena, pero estos toreros de hoy, por no tener no tiene ni el sentido del ridículo.
El caso es que con su actuación les tomó el pelo a los espectadores. En el cuarto de la tarde, tampoco comenzó muy bien para el torero, se le recriminó el brindis, porque el público interpretó que ese toro no merecía tal honor por falta de trapío. Basó su faena con la izquierda, pero ayudándose con el estoque simulado y descomponiendo la figura, hasta que el público se harto de tanta ayuda y comenzó a protestar, que para eso paga, para exigir, por lo menos a los que más cobran. Todo lo demás fue torear para fuera y al hilo del pitón. Los aficionados comentaban que este torero se había perdido definitivamente para la causa de intentar levantar la fiesta a base de toreros que toreen, no pegapases.
A Alberto López Simón, al comienzo de la faena del toro de su confirmación, se le coló al primer muletazo arrollándolo sin consecuencias. A continuación puso las rodillas en tierra y comenzó a darle muletazos que calentaron el ambiente. Pero el manso no quería fiestas de ese tipo y en cuanto tuvo ocasión se marchó a toriles que era su querencia. El toro lo único que hizo fue defenderse y el torero puso voluntad y valor, pero un valor innecesario, ya que hizo la faena al revés que exigía las condiciones de su enemigo.
En el sexto de la tarde, muchos curiosos se quedaron con las ganas de conocer cuantos capotazos le dieron al animal, fueron muchos, pero nadie, consiguió pararlo. Ya con la muleta y después de someterlo consiguió parar al manso encastado. Lo que ocurrió después fue que el toro comenzó a rajarse, y el torero demostró tener valor y voluntad al ponerse a torear al natural en el anillo del redondel, pero el toro en cuanto tuvo oportunidad se le marchó a toriles.
Daniel Luque se vio desbordado en su primero por un manso encastado que no supo por dónde meterle mano, rectificando terrenos en cada pase sin ligar ninguna serie y lo que fue peor para el torero, que su enemigo blandeó y a pesar de eso le sacó los colores. El toro le ofreció el triunfo y el torero trató de imponer las ventajas que sacan a relucir cada tarde las figuras. En su segundo y ante otro manso que se dejó torear se limitó a jugar el papel de bailar en la cara del toro como si de un danzarín se tratara, citando fuera de cacho. La lluvia fue apagando al público que comenzó a abandonar los tendidos, pero el torero la única manera de justificarse era toreando y eso fue precisamente lo que no hizo.