DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Se lidiaron 6 novillos de Aurelio Hernando, encaste Veragua. Mal presentados, mansos descastados y de escasos de fuerza, salvo el quinto, que empujó en el caballo y derribó al montado junto a las tablas. Varios de ellos fueron protestados de salida y durante la lidia.
Javier Montalvo. De obispo y oro. En su primero, estocada que hace guardia, estocada trasera y descabello tras aviso. Silencio. En el cuarto, pinchazo sin soltar, estocada y descabello tras aviso. Silencio benevolente.
Jesús Ángel Olivas: De grana y oro. En el segundo, metisaca en los bajos entrando fuera de cacho, estocada Aviso. Silencio. En el quinto, estocada infame, entrando fuera de cacho y descabello. Intentó saludar pero los aficionados que estaban de guardia lo pararon en seco
Villita: De marino y oro. En el tercero, estocada baja protestada. Silencio. En el sexto nueve pinchazos en hueso, entre ellos, recibió un aviso, y descabello. Silencio.
Presidente: D. Eutimio Carracedo Pastor. No estuvo a la altura que merece el palco de esta plaza. Permitió que se lidiara un ganado impresentable por falta de trapío, y segundo por no devolver a los corrales algunos utreros sin condiciones para la lidia. Los aficionados continúan sin comprender por qué se comenten estos agravios a la fiesta. .
Cuadrillas y otros.
Los utreros de Aurelio Hernández reunieron en el coso venteño a un tercio del aforo. Menos mal que comenzó a las nueve de la noche, sino que hubiera sido de los aficionados de sol. En cuanto a las cuadrillas tuvo que salir Curro Javier en el sexto a poner orden en el ruedo y parar al novillo con cuatro capotazos, enseñándole a embestir y decirle quien mandaba en la pelea. En el tercero se desmonteró en el tercio de banderillas.
En el quinto fue Pascual Mellinas el que arregló el desaguisado que había formado su compañero con las banderillas. La jindama es libre, pero es un profesional. En el cuarto Joao Da Silva estuvo a punto de bordar el tercio de banderillas, pero le faltó ese punto de reunión al ganarle la cara al enemigo, también lo hizo Andrés Revuelta en el segundo de la tarde.
Lo mejor de la tarde fue la merienda Según transcurría la lidia en los tendidos se escuchaban las protestas de los aficionados, y los de buena garganta se atrevían a decir: “Ganado de matadero”, “Mayoral saluda”, Incluso hacían apuestas de quien saldría por La Puerta Grande, está tan barata que los toreros que vienen arropados por sus seguidores, por poco que hicieran, las orejas las tenían aseguradas. Pero no fue así.
Javier Montalvo se encontró en su primero, de nombre Galán, a un animal protestado de salida y que la única virtud fue dejarse pegar en el segundo encuentro con el caballo. Aquí terminó lo que el novillo y el matador podían ofrecer. El manejo de muleta le vino largo al torero que junto a la sosería del astado, ofrecieron una combinación que atragantó a la concurrencia. En el cuarto, de nombre Almendruco, el animal peleó en el caballo y el picador midió el castigo. Con la muleta no se acopló en ningún momento a lo poco que le ofreció su enemigo, pero el público se sintió decepcionado ya que el brindis estuvo compuesto solo por mantazos.
Por su parte Jesús Ángel Olivas recibió de capote a su primero, de nombre Hocicón, sin acoplarse a su embestida. El animal comenzó a blandear y con ello las protestas en los tendidos. Con la muleta lo recibió por alto, sin exigirle al burel. El animal acudía al engaño con nobleza pero en los encuentros no había ni transmisión ni emoción, a pesar que el torero intentaba trazar algunos muletazos, pero quedaron solo en el intento. Al natural el novillo se quedaba corto y junto al manejo de la pañosa, el conjunto de su labor se perdió en la noche. El quinto llamado Casero derribó al montado y salió suelto y en la segunda entrada el piquero le arreó de lo lindo, el animal se repuchó ante el castigo del montado. En la faena de muleta se rajó ya que dada la mala lidia que recibió llegó al último tercio con la lección aprendida. El matador no consiguió sacarle ni un muletazo limpio.
Villita recibió al tercero con unas verónicas ajustadas, las únicas de se vieron en la tarde. Su nombre era Playero y acudió suelto al caballo y el piquero lo castigó trasero. En la segunda entrada volvió a castigarlo trasero y salió suelto. En la faena de muleta el animal mostró que la pelea no iba con él, pero el novillero tampoco llegó a ligar ninguna tanda, ya que en lugar de dejarle la muleta puesta rectificaba terrenos y comenzaba de nuevo como si nada hubiera pasado, y eso fue exactamente lo que ocurrió, que no pasó nada. El sexto, de nombre Brujo, fue protestado de salida y durante la lidia tampoco hizo olvidar a la concurrencia las protestas. En la primera vara salió suelto y en la segunda entrada el picador le aguantó la mansedumbre que mostró el novillo. Con la muleta nada que decir, ni del torero ni de su enemigo. A las once y media de la noche había que tener mucha afición para continuar viendo un espectáculo soporífico. Y como dije al principio, menos mal que el sol no estuvo presente.
©Pepeíllo.
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