DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Alejandro Peñaranda mostró maneras y el picador José Ney Zambrano honradez, profesionalidad y valentía
Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Guadajira, en las líneas de El Torero y La Martelilla. Bien presentados, y como escuché por el tendido, “toros de Sevilla”. Dicho queda. A ninguno lo pusieron en suerte en el caballo, El primero llegó a la muleta como un “guisando”. Algunos mostraron casta y las complicaciones que presenta esta virtud a los toreros.
José Antonio Valencia. (Presentación). De blanco y oro. Pinchazo y estocada baja. Silencio. En el cuarto estocada que hace guardia tirándose fuera de cacho. Después de este detalle se puso pinturero. Silencio
Alejandro Peñaranda. (Presentación). De gris perla. Estocada arriba. Oreja. En el quinto pinchazo y sartenazo tras un aviso. Saludo
Jesús de la Calzada. (Presentación) De celeste y oro. Pinchazo y estocada atravesada tras aviso. El novillero se regala unos saludos. En el sexto Pinchazo, aviso, dos pinchazos y estocada. Silencio.
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez.
Se le pidió al usía la devolución del quinto por supuesta invalidez. Lo mantuvo en el ruedo y con ello se acabaron las protestas.
Cuadrillas y otros.
Tarde noche de temperatura agradable, de bocadillos, hamburguesas de chupas chups y algunos novillos encastado. La plaza registró una floja entrada, es evidente que los aficionados de postín, los del clavel y los del tendidos 5 y 6, siguen dándoles la espalda a la fiesta, ellos solo acuden en tardes de tronío, como aficionados de tronío. Estos montajes de verano son para el populacho... En el tercero tuvo que desmonterarse Jaime Bermejo, al colocar dos emocionantes pares de banderillas, aguantando, ganándole la cara a su enemigo. Este y otros detalles se perdieron.
La suerte de varas continúa siendo martirizada incluso por los novilleros. Ayer ningún torero, puso en suerte a los novillos, y ninguno de los picadores citó dando los pechos del caballo, tratando de borrar esta bella suerte, y varios de los bureles no fueron picados.
Y salió el cuarto de la tarde, de nombre Repartidor. El toro se desplazaba por ambos pitones al recibirlo de capote José A. Valencia pero el torero venezolano no consideró estirarse. El novillo de 506 kilos, acudió descompuesto al caballo y el picador JOSE NEY ZAMBRANO marcó trasero el castigo, no lo sujeto y derribó al caballo. El torero del castoreño quedó al margen del novillo dándole un revolcón, y enganchándolo en un muslo. El traje de luces quedó marcado por la roja sangre, y cuando todos sus compañeros trataron de evitar que subiera de nuevo al caballo, su profesionalidad y un monosabio, que le ayudó a montar, hizo que terminara su labor con otro puyazo, pero la sensibilidad de los presentes había quedado marcada por la honradez del torero del castoreño. El novillo entró de nuevo e hizo una fea pelea, pero eso fue baladí, los aficionados le mostraron su honradez y su afición con una ensordecedora ovación. El torero brindo la muerte de su enemigo al picador, internado en la enfermería, y en cuanto a su labor, se encontró con un animal que no regalaba los muletazos pero el torero venezolano tampoco regaló a los presentes lo que exigía su enemigo, dándole los terrenos equivocados. En el primero de su lote se encontró con Polaco, que manseó en el caballo, saliendo suelto y repuchándose al sentir el hierro. Llegó a la muleta simulando un toro de Guisando. Nada pudo hacer el matador.
Alejandro Peñaranda mostró maneras con la muleta y arrancó un trofeo a la exigente afición venteña, ante un novillo de nombre Lanzador que no fue colocado en suerte ante el caballo y que por ende tampoco fue castigado. En el último tercio el torero de Iniesta se dobló con su enemigo mostrando hondura en su toreo. Con la muleta le tomó el aire y la distancia y realizó una faena de menos a más con unas tandas por ambos pitones que levantaron los olés de los tendidos. Un trofeo fue su premio. El quinto y como casi toda la novillada, tampoco fue castigado en el caballo. Algunos signos de debilidad hicieron que los aficionados se enfadaran con el presidente. El burel se dolió en banderillas pero llegó con tranco a la muleta. El torero lo intentó consiguiendo una faena de altibajos pero con mucha disposición. Como dijo una vecina de mi localidad. “A este torero hay que verlo de nuevo” Dicho queda, Esther.
Jesús de la Calzada se encontró en el primero de su lote con Aureolo, y el salmantino intentó lucirse con el capote, solo lo intentó. El animal salió suelto del caballo al sentir el hierro pero no fue sometido por el picador. Con la muleta lo recibió de hinojos y dio una tanda aseada de muletazos, pero cuando llegó la hora de la verdad, realizó unas tandas que adolecieron de mando y de distancia, el novillo se orientó y su disposición no fue suficiente para ganarle la pelea. Trató de adornar su labor con unos circulares invertidos, pero esa no era la respuesta que se esperaba. A Encarado lo recibió a portagayola pero dándole la espalda al portón de los miedos. En el caballo no lo castigó el picador, y su labor con la muleta no tuvo contenido ya que el animal se quedó sin recorrido, ofreciéndole solo una tanda de naturales.
A Verónica y Lidia. Dos soles que alumbraron la noche y a su modo de entender, clamaron, “Plaza1 dimisión”.