DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
09 de mayo de 2014 | Escrito por Esther Arribas González | Fotografías de Constante
Primer festejo de la feria de San Isidro. Corrida de Toros.
Seis toros de Valdefresno de procedencia Atanasio-Lisardo. Desiguales en presentación, altos de agujas con juego pobre descastado y mansurrón en su conjunto. Más de tres cuartos de entrada en tarde calurosa. Las reses lucían divisa negra en memoria de su ganadero Nicolás Fraile, fallecido el pasado mes de Enero.
David Mora de sangre de toro y oro: pinchazo y estocada desprendida (silencio); y cinco pinchazos y estocada baja (silencio tras aviso)
Daniel Luque de blanco y oro: estocada ligeramente trasera (leves palmas); y dos pinchazos y estocada (leves palmas tras aviso).
Diego Silveti de lila y oro: Estocada desprendida, dos descabellos. Aviso. Silencio. Pinchazo, media estocada y descabello. Aviso. Silencio.
Presidente: Un nuevo presidente, D. Javier Cano Seijo dejó constar la igualdad de criterio con el resto de sus compañeros al no devolver a los inválidos. Además fue bastante tardío en dar los avisos de muerte.
Suerte de varas: Además de picarse en cualquier sitio detrás de la cabeza del animal, ahora ni se intenta poner en suerte, se picó toda la santa tarde en cualquier tendido, sin dar opción a ver las querencias del toro.
Cuadrillas y otros: : Destacar las buenas maneras de “El Algabeño” en poner los palos al quinto de la tarde.
Era la primera de feria y la décima de temporada, aunque para muchos abonados el segundo dato está en la ignorancia absoluta, pues es en mayo cuando toca renovar el abono y se acuerdan de los toros. Por tanto, para muchos, el primer festejo del año.
Los toros de Valdefresno estaban anunciados para dar comienzo al ritual que durará 31 tardes seguidas. La presencia de esta ganadería ha sido habitual en la feria de San Isidro durante las dos últimas décadas y resulta curioso, que es poco el recuerdo que esta ganadería ha dejado en el pupilo de quién ha visto sus toros. Pero a los toros, siempre se va con ilusión y a emocionarse, y yo esta tarde iba con la esperanza de ver algún “Lironcito” como el de la apoteosis de Ponce en el 1996. Pero no hubo suerte. Fue una mansada de aupa!
Dicen que los atanasios son fríos de salida, que les cuesta entrar en la lidia, que hay que hacerles las cositas muy bien hechas para aprovechar en la muleta la movilidad que se esconde en sus entrañas. Esta tarde no vimos eso. Ninguno se vino arriba en el último tercio.
“Campano” tiene por nombre el astado que inicia la tarde y campanada nos dio al intentar saltarse al callejón. Además se repucha ante la presentación capotera de David Mora que, por cierto, venía de cortar una oreja en su comparecencia en Sevilla la tarde anterior. No le pican y… no muestra opciones en ambos pitones. Se queda muy muy parado. Con el cuarto de la tarde, el diestro mostoleño tampoco tiene muchas posibilidades. Al toro, en realidad una chota muy abierta de sienes, le pican en el tres, en el cuatro y luego vuelve al primer picador en el ocho. Total, va deambulando por el ruedo a su libre albedrío y, me pregunto ¿pero quién lo para?. Es un toro mansurrón que quiere protagonizar un circo a merced de una cuadrilla inexperta que se lo pone fácil. ¡Hasta corren detrás del toro que huye hasta el más alla!. Mora se abate con los derrotes que el toro le propina en la salida de cada pase. Viene y va sin más, todo con la cara alta, probablemente por la mala lidia que ha tenido, pero tampoco se le obliga a humillar. Para homogeneizar su lote le propina una sarta de pinchazos como sello final.
Daniel Luque más de lo mismo. Tuvo a su desgracia a dos toros insulsos y totalmente repuchados en madera. Quizá en su primero hubiese tenido algún pase con más transmisión si hubiera entendido los terrenos que pedía el toro, siempre aprovechando su querencia en tablas, pero hay amigos, no se puede encontrar sin buscar. “Buscatodo” sí qué buscó, ojalá salirse del ruedo y el subalterno “el algabeño” quiso hacer las cosas como hay que hacerlas y al intentar atar las banderillas sale volteado sin consecuencias graves. Se pudieron haber dado de ocho a diez muletazos al único toro potable del encierro pero Luque no lo entendió, siempre fuera de sitio y sin someter la embestida del animalillo. Eso sí, se preocupó de ajustarse bien unos vaqueros para que no se le viera su miembro. Finalmente, cae el morlaco en la puerta de chiqueros.
En el tercer lugar salió un “Rabanillo” a la luz del ruedo. Compartía raíz principal de palabra con “Rabanillo” un extraordinario ejemplar de Los Chospes lidiado en la tercera novillada a manos de Vicente Soler. ¿Compartiría su casta y fiereza? Es alto y con pitones, pero no tiene remate y su cuerpo se pierde en línea. Le pican donde les parece, en cualquier parte de la plaza y por ahí por el lomo y si está bajo o trasero, pues da igual. De hecho a este astado le pican más que a sus hermanos como vienen acostumbrando a ensañarse con los novillos versus toros. Diego Silveti lo tantea por bajo, pero va y viene, finalizando con derrote su corto recorrido. Entre tanto, el aburrimiento es tal que la gente mira de un lado a otro y se entretiene con ver a los pajarillos que resuenan en lo alto del coso. Pinchazo hondo y dos descabellos finalizan la hartura. El sufijo se ha delatado.
El último es basto y brutote, un enmorillado que ya acusa su falta de fuerzas desde salida. Le pican tapándole la salida e incluso le dejan bastante tiempo en el peto para que termine de adolecer. Una mala lidia también se lleva con los avivadores, nunca había visto entrar a banderillear con ese vaivén de sobacos. Ya en el último tercio, el toro se desplaza y una vez se le cuela dando un buen susto al diestro. Pero enseguida se raja como se veía venir. Insiste Silveti con unas manoletinas ¿por qué siempre ahora este lance cuando el toro está muerto? le voltea sin consecuencias pero, vuelve a ponerse. Algo meritorio pero cuando merezca la pena. Acaba como puede.
La tarde de hoy ha sido la primera de muchas que nos quedan y nos hemos tragado una mansada de aúpa, pero me gustaría acabar dirigiéndome a los ganaderos que están criando esto, que sabemos que en el campo esta condición no se puede evitar con uno o dos ejemplares por corrida, pero no al completo. De hecho, quiero recalcar que la mansedumbre puede venir con casta y hoy ni la hemos olido.