De unos años a esta parte llevamos viendo y padeciendo la degeneración de uno de los acontecimientos taurinos que por tradición se ha considerado el más importante de toda la temporada. Me refiero, como habrán adivinado, a la Corrida de BENEFICENCIA. La Comunidad de Madrid a través del Centro de Asuntos Taurinos es junto con la empresa adjudicataria de turno la encargada de contratar ganaderías, toreros y organizar el espectáculo que aunque se tilde pomposamente de “ Benéfico” por respeto a la tradición, en mi opinión, suelen predominar en su puesta en marcha los más genuinos intereses mercantiles y empresariales, “la mano invisible” del mercado que diría un clásico, más que el fin para el que fueron creadas allá por el siglo XIX. Ya se que esa denominación, Beneficencia, dejó de tener contenido social hace muchos años en España pero eso no quita para que deseemos que ese festejo no pierda su carácter de fiesta con mayúscula. Es verdad que tiene rasgos diferenciadores de su especial rango: cuenta con la presencia de miembros de la familia real y de las instituciones madrileñas, la plaza se engalana con guirnaldas, laureles decorativos, banderolas y más signos de protocolo propios de los grandes fastos pero por desgracia, está perdiendo a pasos agigantados el rigor y la importancia que tuvo en otros años para la temporada taurina española. Mantener el atrezzo está muy bien pero siempre que la letra y la música sean de calidad en el escenario. ¿Exagero? creo que no y si no, eche el aficionado una mirada atrás y estará de acuerdo conmigo. Tradicionalmente el cartel se confeccionaba después del ferial de San Isidro para que figurasen en él los toreros triunfadores; ahora se cierra allá por el mes de febrero, marzo... y con problemas. Las figuras señeras no quieren volver a pasar el trago de Madrid, si han salido bien paradas en la feria por no perder el crédito ganado y si les fue mal para no arriesgarse al fracaso de nuevo. De cualquier modo ya no se estila eso de la vergüenza torera, el hacer un “gesto” ante la afición. En las últimas temporadas las figuras se han negado a torear ese día, -¿recuerdan? y con victorinos menos-, en ocasiones los organizadores se han visto obligados a traer a toreros muy dignos pero necesitados de contratos aunque sin especiales méritos ni triunfos en Madrid. ¡Qué lejos de aquellas beneficencias de lujo y categoría! por citar tardes históricas recordaremos algunas, los nueve toros de 1946 con Gitanillo, Antonio Bienvenida, Manolete y Luis Miguel Dominguín y Álvaro Domecq, la de Manolete, que siempre toreaba gratis, un 16 de julio del aciago 1947, el premio de Antoñete al incluirle en el cartel ese año mágico de 1966 , en mayo había parado el tiempo en el redondel venteño ante el toro Atrevido, la gesta de Paco Camino un 4 de junio de 1970 matando seis toros y saliendo por la Puerta Grande, la gran actuación de Miguel Arroyo Joselito en junio de 1993... y antes, mucho antes en la antigua Plaza de Madrid las tardes cumbre de Joselito el Gallo en 1915 y 1919. Son unos pocos ejemplos, hay muchos más, de grandes toreros e inolvidables “beneficencias”, y en todos los casos eran toreros que se habían ganado “en corto y por derecho” ante la afición de Madrid su presencia en los carteles de tronío siendo un escalón imprescindible para todo aquel que quisiera ser figura del toreo pues les abría las puertas de las ferias del resto de la temporada. ¿Y ahora?... pues es un festejo descafeinado que se ha quedado en mera decoración de opereta y mucho marketing y mercadeo. Para empezar ya no es una corrida independiente en la temporada de Madrid, la empresa con el “sí quiero” de la Comunidad auténtica pareja de hecho, mantiene el invento de la Feria del Aniversario -me pregunto aniversario de qué- ¿hasta cuándo? y así poder meter con calzador ese festejo condicionando sutilmente al abonado a comprar el lote completo; se me dirá que no es obligatorio pero dadas las pocas facilidades que se dan para comprar las entradas, todos “picamos”. Pero eso no es lo peor. Este año el Centro de Asuntos Taurinos, con la supervisión de la empresa ,vuelve a armarla, ha confeccionado un cartel que provoca, al menos a mí, sorpresa e indignación. No me refiero a L.F Esplá, ni Perera sino al tercer espada Cayetano. No es justa su presencia y eso sí que es romper con todos los precedentes de la tradición: ¿Qué méritos ha hecho para ganarse ese honor por segunda vez? Conste que no pongo en duda sus capacidades pero me parece que en esa dura “carrera de honores” que es llegar a ser figura no ha demostrado todavía ganarse ese hueco en tan importante cartel al no haber hecho el paseíllo en la feria del patrón de Madrid, ¿ o es que ya da igual todo?. Es la Comunidad, el organismo institucional que más debía mantener la importancia de esa corrida el que se somete a las reglas mercantiles. Lo que está claro es que las viejas gestas han pasado de moda, ahora se impone el márketing de la prensa rosa y los apellidos para llenar las plazas, olvidando el respeto a la historia de esa corrida centenaria y echando por tierra lo que tan ampulosamente llaman algunos, cuando les interesa, la tradición. En compensación podrían ahorrar quitando las colgantes de banderitas y guirnaldas. Eso sí, por favor sigan invitando al rey sobre todo por aquello del peso de la regia tradición.