DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Corrida de toros (Día de la Hispanidad)
Sábado 12 de octubre. Tras mañana lluviosa en la que se suspendió la Novillada sin Picadores programada por la empresa, se celebra el festejo bajo amenaza de lluvia. Buen trabajo de los empleados de la Plaza en el ruedo que, tras el diluvio matinal, presentaba buen aspecto a la hora del festejo. Antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio (esta vez respetado en su totalidad) por el fallecimiento del veterinario de Las Ventas, Juan Antonio García. Posteriormente la Banda de Música tocó el Himno Nacional en conmemoración del Día de la Hispanidad. Se hace salir a saludar al tercio a los matadores, con excesiva generosidad en mi opinión, al romper el paseíllo. Se lidian toros de la ganadería cacereña de Victorino Martín de encaste Albaserrada de desigual presentación. Serios de cara pero escurridos 1º y 2º, bien presentados 3º, 4º y 5º y destartalado el 6º. Todos ellos astifinos. Casi lleno, 22248 espectadores según la empresa.
MIGUEL ÁNGEL PERERA: Pinchazo tras pantallazo saliéndose de la suerte, pinchazo hondo – aviso – (silencio). Estocada desprendida y trasera tras pantallazo perdiendo la muleta - 2 avisos - (oreja). Estocada caída (silencio)
EMILIO DE JUSTO: Pinchazo trasero arriba – aviso – pinchazo desprendido y estocada contraria (saludos). Pinchazo arriba, pinchazo desprendido – aviso – cuatro pinchazos – aviso – estocada casi entera (saludos). Estocada trasera, tendida y atravesada – aviso – un descabello – aviso- un descabello (oreja)/
Presidente: D. José María Fernández Egea. Bien, sin problemas. Aguantó, con buen criterio, el moquero blanco en la concesión de ambas orejas, que fueron pedidas de forma mayoritaria.
Tercio de varas: Muy mala noticia que en una corrida de Victorino Martín no se haya cuidado el primer tercio. No se han puesto los toros en suerte, echándolos de cualquier manera bajo el peto por lo que no hizo falta torear con el caballo. Generalización del puyazo trasero, la carioca y el tapar la salida a los toros. Un desastre. No interesa.
Cuadrillas: Buen detalle de Morenito de Arlés en el 2º sacando del caballo al toro con suavidad y poniéndolo en suerte de nuevo. Bien Juan José Domínguez con los rehiletes en ese mismo toro poniendo un muy buen tercer par tragando lo suyo, por el que fue obligado a saludar. Oficio con los palos de “El Algabeño” en el 4º y de Morenito de Arlés en el 6º.
1. PLAYERO-19: Negro, 540 kg. de peso y nacido el 12/19. Largo, descarado pero sin remate, algo escurrido. Alguna protesta de salida. Escasa pelea en el caballo. Blando, soso y descastado. Algún pito en el arrastre.
2. PORTEVELOS-97: Cárdeno, 535 kg. de peso y nacido el 01/20. Serio de cara pero algo escurrido. Alguna protesta de salida. Se arranca con brío a la primera vara y cumple bajo el peto. En la segunda, se deja pegar. Con nobleza, fijeza, prontitud y casta. Buen toro. Palmas de camino al desolladero.
3. ESCUSANO-14: Cárdeno, 525 kg. de peso y nacido 01/20. Algo corniabierto pero bien presentado, con riñones. Cumple en la primera vara y apenas es picado en la segunda, pese a lo que se encela unos segundos en el peto. Muy enclasado, con un gran pitón izquierdo. Con fijeza y humillación. Por momentos boyante, por momentos pastueño. Buen toro. Ovación al ser arrastrado.
4. POBRECILLO-54: Cárdeno, 545 kg. de peso y nacido el 12/19. Bien presentado. Noble, repetidor, con transmisión en su embestida. Muestra síntomas de mansedumbre en el caballo al salir suelto de la primera vara y no querer entrar a la segunda. La mansedumbre queda confirmada al rajarse en la faena de muleta. Saca un puntito de casta en la muleta. Palmas en el arrastre.
5. VERDADERO-62: Cárdeno, 567 kg. de peso y nacido el 01/20. Bien presentado. Largo, con remate. Se duele en la primera vara y no quiere caballo en la segunda. Noble, soso y descastado en la muleta. Algún pito.
6. DIRECTOR-74: Cárdeno, 590 kg. de peso y nacido el 01/20. Algo destartalado, un toro largo y grande con una cara muy pequeña para su cuerpo. Se deja pegar en el caballo. Blandea en los primeros tercios pero va a más en el de muleta. Noble, con clase. Ovación camino de la Puerta de Arrastre.
Después de la masacre en varas perpetrada por matadores y cuadrillas de la que se intuía una gran corrida de toros lidiada en la pasada Feria de San Isidro y aún con el recuerdo imborrable del gran encierro corrido el San Isidro del 2023, acudía el aficionado venteño con ilusión al reencuentro con una de sus ganaderías fetiche, la de Victorino Martín. Y por la despedida entre ovaciones al ganadero en su salida de la Plaza, no quedó defraudado. Sin embargo, en mi humilde opinión, siendo buena, por interesante y variada, la corrida tuvo matices, que a continuación paso a exponer, que le alejan de aquellas tardes antes mencionadas.
Mi primera objeción es que, si me preguntaran cuál ha sido la principal virtud de los toros que se ha visto en la plaza, respondería que la clase y la nobleza. Siendo ambas cualidades positivas en un toro de lidia, el que escribe, por encima de éstas espera casta y fiereza en la ganadería de Victorino Martín. Esos toros que, en otros tiempos planteaban el gran reto del toreo en mayúsculas, el del ser humano, con su valor y su inteligencia siendo capaz de dominar y reducir a la fiera hasta darle muerte de certera estocada. En la tarde de hoy esperaba menos colaboración y más dificultad.
En el lado opuesto, si fuera preguntado por los principales defectos de los animales lidiados en la tarde de hoy respondería que la sosería y falta de casta del primero y del quinto de la tarde. He añorado aquellas tardes en que el malo era una alimaña de aviesas intenciones que convertía en un héroe a aquel que era capaz de darle muerte. Hoy no, el malo ha sido, simplemente, soso.
Dicho de otra manera, hemos vivido una buena corrida de toros, con animales tendentes a esa “nueva normalidad muletera” que nos hace añorar los, no tan lejanos, “Madrugador”, “Murciano” o el reciente “Director”, por citar alguno de entre tantos. De los de hoy no recordaré ningún nombre. Cierto es que varios de los animales lidiados esta tarde han ofrecido posibilidades de ser desorejados, pero no es menos cierto que no sólo de orejas vive el aficionado, y, al menos a mí, me faltó algo más. ¿Desde cuándo en una corrida de Victorino se escuchan la friolera de ocho avisos si de siempre fueron animales de faenas cortas e intensas por su carácter listo y avisado?
Miguel Ángel Perera, ha dejado una de las mejores actuaciones de los últimos años en Madrid. En el primero de la tarde, soso y descastado, pasó sin pena ni gloria con el capote. Ya con la muleta, su faena consistió en lances a media altura, principalmente por el pitón derecho, alguno de ellos con cierto temple pero que, en el mejor de los casos, aprovechaban las inercias del toro. Tomó la pañosa con la izquierda bien avanzada la faena de forma testimonial. Al enclasado toro que hizo tercero, Perera lo saludó con unas aceptables verónicas rematadas con una templada media. De Justo, con muy buena actitud durante toda la tarde, realizo su correspondiente quite consistente en tres verónicas a pies juntos y una media. La faena de muleta empezó con altibajos en tandas por la derecha alternando muletazos templados con otros fuera de cacho, si bien pronto el burel mostró su fijeza, prontitud y nobleza al tomar los engaños. Enseguida se echó la muleta a la izquierda, el mejor pitón del toro, por el que le dio un par de tandas templadas pero sin ajuste. Cuando se descubre, el animal le avisa en dos ocasiones (que, aunque noble, no dejaba de ser un Victorino) y, mediada la faena, vino lo mejor de la misma con una tanda con la izquierda con, al menos, tres naturales largos, profundos y templados (curiosamente sin necesidad de descargar la suerte para ligarlos). En la siguiente tanda, también por el pitón izquierdo, la plaza le ovaciona con justicia. Tras una última tanda por el pitón derecho y tras un aviso se dispone a matar a Escusano en la suerte natural, recetándole una estocada desprendida y trasera tras la que suena el segundo aviso. El buen toro tarda en caer obligando a descabellar al torero que recibe como premio una oreja, que si bien, en otro tiempo hubiera sido excesiva por la mala ejecución de la suerte suprema, no fue protestada. Con el soso que hizo quinto, tras pasar de puntillas por los primeros tercios, Miguel Ángel Perera plantea una faena en la que el toro pasa por ambos pitones sin pena ni gloria. Algún natural largo y un pase de pecho obtienen escasas palmas de los más agradecidos.
Emilio de Justo, torero muy querido en Madrid, no ha tenido una buena actuación esta tarde, estando claramente por debajo de sus dos primeros toros si bien el excelente final de faena a sus tercero le permitió salir airoso de lo que podía haber sido un petardo mayúsculo. El lote que le correspondió en suerte era de triunfo grande. La disposición fue buena durante toda la tarde, no perdonando los quites que le correspondían e intentando colocarse con verdad en la cara de los toros, pero torear no consiste en que los toros pasen, sino en ser capaz de dominar la embestida de los mismos, y durante la mayor parte de sus faenas, los trastos volaban por los aires mientras que los toros iban por donde querían. Si a esto se le añade el penoso uso que hizo de la espada, se me hace muy difícil explicar el porqué de los saludos a la muerte de sus dos primeros toros, fuera del agradecido buenismo imperante en el público menos habitual. Al encastado segundo, para mí el mejor de la tarde, lo sacó Emilio a los medios con templados capotazos de mano baja que obtuvieron los aplausos del respetable. En la faena de muleta no se acopló en ningún momento, con trapazos por arriba a un toro que pedía mando y mano baja. Se le aplaude la ligazón de un par de tandas con la derecha sin dominio alguno. Con el manso pero noble que hizo cuarto, y que sacó algo de casta en la muleta aportando transmisión a sus embestidas hasta que acabó rajándose, Emilio repitió los mismos errores; muletazos y muletazos, el toro por un lado, el trapo por otro. En una de estas tandas por el pitón derecho, al no rematar el muletazo, el toro se le viene y le pasa por encima como un tren. Afortunadamente, parece no haber cornada y tras unos segundos de incertidumbre, el matador vuelve a la cara del toro acompañado de una explosión de júbilo en los tendidos. Inexplicablemente esta labor de destoreo junto con el percance, obtiene su eco en los tendidos, incluso después del esperpento con el acero, consistente en hasta seis pinchazos y una estocada casi entera. Al sexto le saludó Emilio de Justo con verónicas en el tercio muy aplaudidas pero sin ganarle pasos al toro. El burel, que blandeó en los primeros tercios, se vino arriba en la muleta, distinguiéndose dos fases muy diferentes en este último tercio. En un primer momento, con la mano derecha, Emilio, nuevamente da la sensación de estar siendo superado por el toro. Al echarse la muleta a la mano izquierda, entre varios naturales sin poder alguno, consigue por fin darle uno largo y templado. Ese natural fue como una epifanía para el torero, pues tras él le dio cuatro más, largos y templados. Otra tanda por la izquierda echándole la muleta adelante, trayendo toreado al toro y rematando los muletazos atrás prendió la mecha de la emoción en los aficionados, poniendo a la plaza en pie tras una tanda excepcional con la derecha después de haber tirado el estoque de mentira. Cerró la faena con doblones y adornos tan arrebatados unos como, imperfectos otros, pero la Plaza era un clamor. Mató con una estocada trasera, tendida y atravesada que por la acumulación de defectos obligó al uso del descabello en dos ocasiones y tras dos avisos. La petición mayoritaria de unos enfervorecidos tendidos, obligaron al presidente a conceder la oreja, generosa en mi opinión por la mala ejecución de la suerte suprema. Lástima que ese natural, ese clic, que engranó el toreo de Emilio de Justo no llegara antes, porque podríamos haber vivido una tarde histórica.
Después de la despedida entre ovaciones al ganadero se procedió a los abrazos y saludos entre aficionados, acomodadores y personal de la Plaza emplazándonos todos hasta la próxima temporada. Tenemos todo un invierno por delante para visitar el campo bravo, leer mucho y reunirnos para hablar de toros.
Haga clic encima de cada imagen para poder ampliarla.