DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Como antesala a la Feria de San Isidro, se celebró una novillada, lidiándose ganado de Casa de los Toreros (1º, 2º y 3º), formada por reses de La Martelilla, procedencia Juan Pedro Domecq y Torrestrella y Montealto (4º, 5º y 6º) de procedencia Luis Algarra y El Ventorrillo. Muy justos de presentación, sin cara y sin la seriedad que exige la primera plaza del mundo. El tercero de la tarde, de nombre Manchego, abrochado de cara y que indignó a los aficionados y fue protestado de salida, resultaría el más noble y repetidor del festejo. El peso medio de la novillada según la tablilla mentirosa fue de 474 kg.
Solalito (azul marino y oro). Nuevo en esta plaza. En su primero saludos desde el tercio por su cuenta, hecho que motivó las protestas de los aficionados. En el cuarto los presentes silenciaron su labor.
El Niño de las Monjas (salmón y oro): En el segundo de la tarde, silencio tras aviso. En el quinto recibió dos avisos previos al silencio que recibió del respetable.
Luis Pasero (azul pavo y oro), Nuevo en esta plaza. Vuelta al ruedo por su cuenta y silencio tras dos avisos en el que cerró plaza.
PRESIDENTE
Festejo Presidido por D. José Luis González González. No debió aprobar el tercer novillo, en su haber supo aguantar la leve petición de los autobuses del novillero Pasero en el tercero de la tarde.
TERCIO DE VARAS Y CUADRILLAS
Los toreros de plata cumplieron en su cometido sin que ninguno destacara en sus labores. Se limitaron a cumplir como si de una cuadrilla de figuras se tratara. Respecto a los picadores había acartelados reconocidos montados de los aficionados, como Carbonell, Israel de Pedro, Chocolate y Vicente González, que tan buena actuación tuvo el año pasado. Ninguno tuvo el acierto y la inspiración, para el recuerdo de los aficionados.
En tarde soleada y calurosa, según el aforo registrado por la empresa fue de 6.210 espectadores, dato que nos parece excesivo dada la ocupación de los tendidos.
A la muerte del primer novillo, se lanzó al ruedo un joven tan irrespetuoso como falto de valores y principios, queriendo erigirse en protagonista de la representación de los colectivos contrario a la Fiesta. Suponemos que estos jóvenes, tan atrevidos, llevan a cabo estas acciones porque les sale gratis, convirtiéndose en delincuentes para un colectivo social que simplemente merece un respeto. Las leyes deberían ser más duras para este tipo de actos y sancionarlas como un delito de desorden público.
Este fin de semana ha sido muy taurino, marcado a fuego en los aficionados que hemos asistido a la feria organizada de nuestros amigos del Club Tres Puyazos. En San Agustín del Guadalix hemos podido presenciar cómo se monta una feria sin trampa ni cartón, solo con hacer bien las cosas, y de una manera muy simple, cuidando al aficionado y a su máximo protagonista: el toro. Es de reconocer y de agradecer como cuidan los detalles: desde la cartelería, las entradas, el programa de mano, el paseíllo con caballos sin peto, con sus dos tiros de mulillas, la tablilla anunciando el nombre del picador, del caballo, su peso... la importancia que dan al tercio de varas, contando con la mejor cuadra de la actualidad, la del francés Bonijol y con esa figura que es su caballo Destinado, que se mueve y torea que es puro espectáculo. Pero sobre todo apostando por hierros de criadores que tienen como objetivo la casta, esa característica fundamental que debe tener un toro de lidia para que este espectáculo tenga lo que los aficionados buscamos, la emoción. Gracias, amigos.
Para poner colofón a este fin de semana, los más valientes nos fuimos a Las Ventas con la resaca de esas emociones vividas que recordaremos mucho tiempo. La novillada anunciada de La Casa de los Toreros no fue aprobada en su totalidad. Mala señal, pero con la procedencia de La Martelilla no nos sorprendió. Se remendó con utreros de Agustín Montes, quién hace unos días lidio a Melenitas, uno de los novillos, seguramente, más destacados de la temporada.
El francés Solalito abría el cartel a la vez que hacía su presentación. Sin pena ni gloria se podría calificar su actuación. Su primer novillo, fue un ejemplar sosote que no se entregó en la pelea y con el que el novillero estuvo frío, templando, pero sin emoción. Mató de un pinchazo hondo sin soltar y una estocada casi entera en buen sitio. En su segundo banderilleó con sobriedad, pero sin excesiva brillantez. No terminó de acoplarse a las embestidas del de Montealto, al que se le podría haber sacado más juego. Mató en corto y por derecho dejando una estocada entera en buen lugar. Luisito, su apoderado y taurino reconocido, tiene trabajo para encauzar la trayectoria de este torero francés, con la frialdad mostrada le costará contactar con el público.
Al Niño de las Monjas se le apreció una evolución técnica, pero también menos profundidad y ajuste en su toreo. Su primer novillo, fue noble, con fijeza, prontitud y recorrido y el novillero, de 23 años, no supo sacarle provecho, no hubo ningún muletazo destacado debido a su mala colocación y no asumió riesgos, colocándose despegado y desplazando las embestidas. Ese no el camino, torero. Se mostró más dispuesto en el segundo de su lote, acudiendo a porta gayola intentando lucirse a la verónica, pero sin calar en los tendidos. Con la muleta empezó de rodillas para buscar el aplauso fácil, pero ni así, fueron a más los enganchones y la apreciación por parte de la afición que no mandaba en la pelea con su enemigo. Decepcionó el torero que debe de recapacitar sobre esta actuación, ya que el lote que le tocó en suerte estuvo por encima de él.
Cerraba la terna el madrileño Luis Pasero que también hacía su presentación. Su primer novillo, brocho, fue protestado de salida. Un animal sin cara nunca debería pisar el ruedo de la primera plaza del mundo. Fue duramente masacrado en varas por Carbonell, pero el novillo llegó a la muleta con alegría, con transmisión, repitiendo y humillando. ¿Qué se necesita para torear un animal de estas características? Se necesita colocación, mando y pasárselo cerca para calentar al personal, es decir, torear. El novillo, Manchego de nombre, fue de dos orejas y de los que gustan en Madrid. Tuvo la movilidad necesaria para cuajar una faena, pero este novillero se preocupó más de las posturas y los gestos, olvidándose de lo principal, buscando con ellos los aplausos de sus paisanos, ubicados en el tendido 8.
En el sexto se le notaron de nuevo sus carencias. El novillo lo desarmó en varias ocasiones con el capote sin lograr lucirse, con la muleta repitió los mismos errores, falta de colocación y sin sitio ni confianza. Debe de mejorar mucho para poder augurarle un venturoso futuro como torero.
Y así se nos pasó la resaca de tres puyazos, pero ojalá esta feria que viene vivamos más momentos de emoción, que falta nos hace.
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