DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Crisis de bravura
30 Septiembre 2012 | Escrito por Alberto Tapiador. | Fotografías de Constante
Novillada concurso de ganaderías. En tarde soleada y con media entrada se lidiaron seis novillos de las siguientes ganaderías:
1. Partido de Resina: Justo de presentación aunque en tipo. Cumplidor en el caballo. Recibió tres varas en las que se arrancó de largo pero sin excesivo celo. Noble aunque soso. No humilló nunca. Fue ovacionado en el arrastre.
2. El Jaral de la Mira: Sustituía al novillo de Barcial que inicialmente conformaba el cartel de la novillada. Bien presentado. Recibió tres puyazos en los que escarbó antes de arrancarse, humillando en el peto. Acusó falta de fuerzas y llegó agotado a la muleta.
3. Casasola: Fuera de concurso. Se lidió como sobrero del novillo de Alonso Moreno, devuelto por inválido. El sobrero de Casasola, correctamente presentado, muy grande, fue descastado, escuchando pitos en el arrastre.
4. Cubero-Buendía: Salió al ruedo con crotal. Recibió dos puyazos. Lidiado excelentemente por Rafael González. Fue soso. Leves pitos.
5. Aurelio Hernando: Fuera de concurso. Lidiado como sobrero al sustituir a un novillo del mismo hierro lesionado en una mano. Mal bregado, humilló a lo largo de toda la lidia. Noble.
6. Coquilla de Sánchez Arjona: Entipado. Recibió tres varas. Reservón. Mal picado. Descastado.
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- MIGUELÍN: (celeste y oro): Estocada entera y tendida a toro arrancado y cinco descabellos (Aviso y pitos). Tres pinchazos, estocada baja y un descabello (Aviso y silencio).
- RAÚL RIVERA :(Verde oliva y oro): Pinchazo y pinchazo hondo (Silencio). Pinchazo y estocada entera (Saludos tras petición).
- ALBERTO ESCOBAR: (Blanco y plata): Dos pinchazos y estocada entera desprendida (Silencio); Estocada casi entera desprendida (Silencio).
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Presidió el festejo don Julio Martínez Moreno. El premio al novillo más bravo quedó desierto.
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Novillada concurso que abrochaba el ciclo de encastes minoritarios organizado por la empresa. Lo que evidenció dicho festejo fue la profunda y aguda crisis de bravura que inunda el campo ganadero español y no únicamente los hierros de los encastes minoritarios. No hay que olvidar que una corrida o una novillada concurso de ganaderías es un espectáculo tan singular que su organización debe comenzar antes de que lo haga la temporada taurina. La empresa debe escoger un abanico de ganaderías candidatas a confeccionar el cartel de la concurso para así dar la opción a los ganaderos de reseñar aquellos ejemplares con mejor nota, reata y hechuras. Nunca debe convertirse una concurso de ganaderías en agrupar un cúmulo de restos y remiendos que sobran en la dehesa.
El único ejemplar digno de haberse lidiado en una novillada concurso fue el primero, marcado con el legendario hierro de Partido de Resina, cárdeno de discreta presencia pero con un comportamiento digno en el caballo, al que se arrancó en tres ocasiones a gran distancia. Cumplió en el tercio de varas y fue noble aunque soso a lo largo de toda su lidia. Miguelín realizó un quite por lopesinas del que salió un tanto comprometido. Inició el trasteo en los medios, basó su labor en el pitón derecho. El burel se arrancaba de largo pero en el embroque siempre llevó la cara a media altura. Le faltó viveza para transmitir al tendido y por eso no fue nominado como el novillo más bravo. Fue ovacionado en el arrastre, mientras que su matador fue pitado al no acoplarse nunca a su embestida y al mal uso del descabello.
En segundo lugar saltó a la arena venteña un utrero de El Jaral de la Mira. Sustituía al inicialmente reseñado de la vacada salmantina de Barcial. La empresa no ha explicado las causas de la inesperada permuta. También recibió tres puyazos escarbando antes de arrancarse. Evidenció justeza de fuerzas. Raúl Rivera lo banderilleó con poco acierto, aunque arriesgó en el último par. El animal llegó agotado al último tercio. El coleta lo citó siempre en el terreno de cercanías y descargando la suerte en muletazos ciertamente vulgares.
Fugaz fue el paso de la sangre urcola encarnada en el novillo de Alonso Moreno que salió en tercer lugar. Fue devuelto después de desplomarse. En su lugar se jugó un sobrero de Casasola, muy grandón, fue sumamente descastado. Con él, Alberto Escobar no tuvo ninguna opción. Su oponente se quedó corto, sin pasar del embroque. Su actuación fue silenciada.
El de Cubero Buendía salió al ruedo con crotal. Tuvo la intención de querer humillar en el peto, se cambió el tercio de varas con dos varas de castigo en las que cumplió sin más el expediente. Fue excelentemente lidiado por el capote de Rafael González, con temple y suavidad. En la muleta de Miguelín resultó muy soso. El diestro sufrió un desarme cuando toreaba al natural, salvándose por poco del percance. Cerró su obra con manoletinas. Al igual que en su primero escuchó un aviso.
En quinto lugar salió un jabonero de Aurelio Hernando. Tras una salida fogosa el utrero se hizo daño en una mano y tuvo que ser devuelto. En su lugar saltó un hermano de camada, también jabonero. Muy mal lidiado, al “veragua” se le apreciaba su intención de humillar. En el tercio de banderillas, Raúl Rivera comenzó su despliegue de despropósitos. Los dos primeros pares fueron a toro pasado, el tercero fue al violín, exageradamente ovacionado por un público ávido de espectáculo y al finalizar el tercio, el coleta volvió a tomar otro par de avivadores, no siendo autorizado por el presidente a prenderlas. Brindó el trasteo al banderillero Jesús Márquez. El de Aurelio Hernando embistió bien en el comienzo de faena, arrancándose de largo a la franela de Raúl. Sufrió un desarme que fue el previo de todo un recital de gestos y ademanes más propios de ser vistos en un campo de fútbol antes que en un coso taurino. No anduvo en torero en ningún momento y es que parecía que en su cuerpo no existía ni un ápice de torería. Salió trastabillado de la estocada lo que le hizo pedir la oreja a la gente, que finalmente no fue concedida. Saludó desde los medios cogiendo un montoncito de arena besándola después. Intentó dar la vuelta al ruedo aunque finalmente desistió ante las protestas de los aficionados. Gestos como besar la arena de Las Ventas están reservados para matadores de dilatada y exitosa trayectoria.
Como epílogo de la larga tarde se lidió un entipado ejemplar de Sánchez Arjona. Su juego resultó sumamente decepcionante. Muy mal picado, llegó a la muleta de Alberto Escobar embistiendo con secos tarascazos más propios de la raza morucha. Sin ninguna opción se fue el novillero silenciado.
Al final del festejo se escuchó por la megafonía de la plaza el veredicto del jurado, que no fue otro que dejar desierto el premio al novillo más bravo del concurso. Decepcionante resultó el comportamiento global de los astados en el tercio de varas. Sin pujanza, sin fuerzas, ayunos de casta y codicia, la tarde naufragó por el inmenso océano del descastamiento y la crisis de bravura. Cuando vuelva el toro volverá a resurgir la FIESTA.