DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde primaveral y soleada se lidiaron 3 astados de la ganadería de Pallarés (guapo por derecho el primero, al que sustituyó un sobrero de Martín Lorca serio y armónico, mal presentados segundo y tercero) y 3 astados de la ganadería de Cuadri (hondos y muy serios). Según la empresa, 8.212 fueron los espectadores que acudieron a Las Ventas el Domingo de Ramos.
Esaú Fernández (grana y oro): media en lo alto y estocada tendida en lo alto. Silencio. En su segundo, propició un sartenazo a su oponente saliéndose de la suerte. Bronca.
Adrián de Torres (blanco y oro): 2 pinchazos en lo alto y estocada caída. 4 golpes de descabello. Palmitas. En su segundo, estocada ligeramente contraria con mucha muerte. Oreja.
Gómez del Pilar (ceniza y oro): pinchazo, pinchazo hondo que el astado escupe y media tendida. 2 golpes de descabello. Silencio. Con el último de la tarde, 2 pinchazos y una media tendida. Palmitas.
Presidencia, D. José María Fernández Egea: suspenso. No debió aprobar a los 2 toros que se lidiaron en segundo y tercer lugar por no reunir las características zootécnicas que requiere la primera plaza del mundo. Devolvió correctamente al primero de la tarde por la evidente falta de fuerzas mostrada pero no hizo lo propio con el tercero. Aguantó el tipo para no cambiar el tercio con el cuarto de la tarde, pero terminó cediendo a la exigencia del matador tras las dos entradas al caballo anteriormente realizadas. Cambió el tercio en el quinto de la tarde sin las banderillas reglamentarias.
Cuadrillas: el protagonista de la tarde fue Juan Manuel Sangüesa, de la cuadrilla de Gómez del Pilar, que estuvo sobresaliente en el tercio de varas del cierraplaza. Mencionaremos por lo positivo a Curro Javier, en las filas de Adrián de Torres por un soberbio capotazo (el único que se dejó) al segundo astado de la tarde. Como nota negativa, señalaremos la tarde de Prestel, también a las órdenes de Adrián de Torres, que protagonizó un desastroso tercio de banderillas en el quinto de la tarde, donde le faltó el corazón y la habilidad que el toro requería.
1º QUERENCIA – Negro – nº 35 – 590 kg –12/2017
Primera vara a media distancia, aprieta de riñones protestando al final. Puyazo paletillero que rectifica a trasero. En la segunda entrada, a larga distancia, se le picó trasero replicando el comportamiento anteriormente visto. División de opiniones en el arrastre.
2º IBARREÑO – Negro bragado –– nº 40 – 593 kg – 11/2018
De largo tomó el primer puyazo, el cual terminó cayendo en lo alto tras no atinar el del castoreño en repetidas ocasiones. Protestón el astado. Más en corto tomó el segundo puyazo, que cayó en lo alto en el que el toro se deja pegar. Leves pitos en el arrastre.
3º PANTERA – Negro bragado– nº 28 – 568 kg – 11/2018
Picotazo trasero en la primera entrada desde una media distancia. Se deja pegar. Repetición del primero, fue el segundo puyazo y el comportamiento del astado. Pitos en el arrastre.
4º MEDIADOR – Negro listón – nº 20 – 592 kg – 01/2019
A corta distancia tomó la primera vara, aprieta con un pitón para terminar derribando al caballo de una manera espectacular. Puyazo arriba. En la segunda vara, el astado aprieta de riñones en un puyazo paletillero criminal. Ovación en el arrastre.
5º REVISOR – Negro listón – nº25 – 547 kg – 01/2019
El astado fue de largo para recibir un puyazo en los bajos. Protesta bajo el penco. El segundo puyazo fue un simple picotazo, de largo, en el cual el astado protesta en el peto. Silencio en el arrastre.
6º PARACAIDISTA – Negro– nº 6 – 527 kg – 02/2019
En la primera entrada, a media distancia, se le pica en la yema, apretando el astado con un solo pitón. Casi desde la boca de riego se arrancó el de Comeuñas para recibir el segundo puyazo, arriba también, con un notable comportamiento del astado en el caballo. Picotazo de largo que recibió en la tercera entrada el toro, haciéndose el remolón para ir y cabeceando bajo el caballo.
A tenor de lo visto en anteriores festejos de índole torista en el coso de la calle Alcalá (véase la esquilmada semana torista isidril, los desafíos ganaderos o las corridas concurso), estos festejos comienzan mucho antes de los melódicos clarines y timbales que resuenan de inicio en los festejos. Arrancan con las primeras fotos de algún afortunado que fue a determinada finca indicando un “Éste, éste es el que va a Madrid”, el runrún de comentarios de analíticos y no tan analíticos acerca del trapío de los toros en cuestión, los rumores acerca de los bailes de corrales… y finalizando con un apartado en el que la tensión, la admiración y el respeto al animal se mezclan en perfecta armonía antes del enchiqueramiento.
Dicho esto, y viendo el trapío de los de Pallarés, el aficionado medio llega a la sentencia justa de cómo serían los rechazados de Los Maños que tendrían que haberse lidiado en lugar de los de Comeuñas. Pues si bien el primero podría ser pasado por alto por guapo que era, los dos siguientes no deberían haber pisado el ruedo venteño bajo ningún pretexto. Claro, que la guapura al primero le duró lo que duró el tercio de varas, ya que portaba la invalidez por bandera y el primer tercio no hizo más que acentuar la falta de fuerzas. En su lugar, salió un toro de Martín Lorca (“¿Cómo que Martín Lorca?” espetó un aficionado) armónico y con presencia que quiso más que pudo, pues le faltó casta para finalizar con nota sus dos entradas al caballo y le faltó fuerza para comerse a su dubitativo oponente. Esaú estuvo realmente inseguro con un toro que no movió las orejas ni colocó la cara a la altura de los machos. ¿Qué le vio el torero para estar así? Lo desconocemos. El caso es que lo único que logró el de luces fue desarrollar a peor una embestida ya por sí defensiva del cuadrúpedo al que pasaportó no muy tarde.
Este, el de Martín Lorca, fue el plato de sopa que trajo la abuela Plaza 1 de primero para Esaú y con el que uno se medio sacia. El segundo, el postre y la merienda fue un cuajado y basto astado de Cuadri al que se aplaudió de salida. Con él, Esaú dejó claro manifiesto de que no sabía ni dónde se encontraba, pues apremió a Mediador después de una épica primera vara donde la casta del toro derribó espectacularmente al caballo de Equigarce, con un puyazo que debería estar penado en 27 países (España inclusive). Sorprendentemente, Mediador, con la que le estaban dando que no era chica, siguió apretando de riñones como si no existiera otra opción (cosas de la casta), por lo que el público pidió una tercera vara que Esaú se empecinó en negar dando vueltas en redondo con el índice. ¡Qué cosas tiene esta gente de Madrid, que después de 2 entradas al caballo de nota le piden una tercera a un toro en un desafío ganadero! -debió de pensar el torero de Camas. No alargaremos más la reflexión acerca de la tarde de Esaú Fernández, pues después del tercio de varas, ni quiso ni pudo con el de Comeuñas. Concluiremos con el futbolístico “a la nevera” pues parece más apropiado, pero a tenor de las últimas extravagancias sinsentido de la empresa gestora, seguro que le volvemos a ver para cuando maduren los tomates.
El siguiente de los actuantes, Adrián de Torres, sigue mostrando visos de haber nacido torero, cosa que en los tiempos actuales es anómalo. Con el de Pallarés, tuvo que poner todo de su parte ya que el astado tuvo lo justo para no volverse a corrales. El toro desarrolló una embestida cansina que no terminó de convencer al de Linares, el cual apostó por revertir. La perseverancia trajo consigo a derechas alguna serie pasable, otras no tanto, y una magnífica serie al natural que bien encaja en muchas faenas de 2 orejas de las de verdad.
Si bien Esaú en el segundo de su lote tuvo el segundo plato, el postre y la merienda, Adrián de Torres se llevó, como en las bodas modernas, la cena y la recena. Un obús de Cuadri que fue muy ovacionado de salida al que el torero pasaportó un ramillete de lucidas verónicas. Tras la serie, el astado pareció haberse dañado la mano, pero conforme avanzó el despiporre de banderillas, esta dolencia pareció desvanecerse. Allá fue el de luces con su muleta ante un toro que pareció orientarse totalmente y al que el inicio por el pitón malo, el derecho, terminó por desarrollarle el genio que en él habitaba. Cuando quiso volver por el izquierdo, fue demasiado tarde y solo la gallardía de alguien que quiere triunfar mantuvo en el sitio, entendiendo sitio por área en la que se mueve el torero, pues si bien Adrián de Torres quiso estar fijo en el sitio y torear como mandan los cánones, su cabeza solo le hizo correr y sus muñecas alzar la muleta hacia la altura del morrillo del astado. Terminó su labor con una estocada ligeramente contraria que tuvo mucha muerte y que, por la valentía mostrada durante la faena, un público benévolo casi en mayoría premió con la oreja.
El bienllamado futuro rey de las corridas duras, Gómez del Pilar, no tuvo en la tarde del Domingo de Ramos una de sus actuaciones más brillantes. Ni mucho menos. Con su primero de Pallarés entre menos y nada pudo hacer: un toro al que se pitó de salida por su evidente falta de trapío y al que solo le faltó el pañuelo verde del presidente para volverse a corrales, pues la ausencia de fuerzas ya la puso él. Pidió paciencia el torero toledano al público para que le dejaran hacer, algo le tuvo que ver al de Pallarés suponemos. La paciencia tiene un límite y el dúo Gómez del Pilar – Pantera la perdió pronto. Faltaron condiciones y faltó entendimiento. El aburrido espectáculo tocó a su fin tras una mala ejecución de la suerte suprema.
Con su segundo lo tuvo más fácil, entendiendo fácil como más propenso al lucimiento del torero toledano. Un exageradamente ovacionado de salida toro de Cuadri al que Noé lució como bien nos tiene acostumbrados en varas. Como muestra un botón y ahí queda el detalle que dejó Gómez del Pilar dejando al astado casi en la boca de riego con una vistosa zapopina. Fueron tres entradas al caballo las que realizó el de Comeuñas en las que realizó una buena pelea en las dos primeras, pues en la tercera ya se hizo el remolón y protestó bajo el penco pese a acudir a la pelea. Tras otro desastroso tercio de banderillas en el que el toro aprendió latín, el cual desesperó a Gómez del Pilar, el torero vio como sus opciones de triunfo se desvanecieron y se sumó a la lista recientemente inaugurada por Esaú de los que ni quisieron ni pudieron.
Reflexionando a posteriori de lo vivido en este festejo, dejaremos claro a meses vista que estos tres toros de Cuadri marcarán mucho a los asiduos a Las Ventas en esta temporada. En primer lugar, por su trapío, pues a pesar de diferentes apuntes que lo alejan del toro idóneo para ser lidiados en Madrid, estos sí reunieron las características zootécnicas para ser dignos de la primera plaza del mundo. En segundo lugar, por su comportamiento: cada uno fue diferente y desarrolló de manera desigual, pero en común tuvieron un fondo de casta y bravura que cada vez es más difícil de ver. Para los que dudaron (y dudamos) del devenir de esta ganadería, un refrán: “Las modas siempre vuelven”.
Escrito por Alejandro Agustín
Fotos: Iván de Andrés y Andrew Moore
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