DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Corrida de la Cultura, para el año próximo podrían ponerle lo de underground, al estar fuera del radar del Ministerio que de ella se encarga, y que distribuye nuestro dinero en otras actividades de mayor calado, y aporte espiritual para el ciudadano. Cartel de no hay billetes y temperatura propia, y habitual de los meses de mayo en Madrid, a pesar de los embates de cambio climático.
Corrida pareja, bien presentada de Jandilla, excepto el tercero de Vegahermosa, algunos cinqueños, pero que más que sentido, desarrollan ciertas dificultades psicomotrices, sosainas y descatados.
Alejandro Talavante: Estocada contraria, muy bien enfrontilado y dos descabellos; SILENCIO. Estocada tendida, AVISO; OREJA. Estocada baja o bajonazo; SILENCIO.
Juan Ortega: Más de media Estocada; SILENCIO. Media Estocada; SILENCIO. Otra estocada entrando de aquella manera. SILENCIO
Presidente: D. Ignacio San Juan Rodriguez, correcto en la aplicación del Reglamento.
Tercio de varas: Monopuyazo en dos dosis, de acuerdo con la condición de los astados. A excepción de Bernal que agarra muy bien al cuarto, excelente primer puyazo. Traserazos al primero y al tercero y navajazo al quinto por si acaso.
Cuadrillas: Buenos pares de Murillo y Curro Javier, la lidia de Algabeño al sexto, capotazos largos y, templados de Curro Javier al segundo. Y un quite a cuerpo limpio de Perico a su compañero tras dejar los palos en el segundo, lo más destacados de unas lidias que mantuvieron cierto orden y decoro.
Primer viernes de toros en mayo en Madrid tras los oscuros tiempos pandémicos, con la habitual presencia de la peña del Gin, que no hizo acto de presencia hasta el cuarto toro, con sus valerosos vivas en defensa de la patria.
En aras de la celebración de tan magno evento la plaza continua con su cochambroso estado de conservación, engalanada con humedades, desconchones,y hasta fauna tropical en los balconcillos de gradas y andanadas. Aparte de preocuparse por la decoración, la parte musical, también, cobra importancia, en el programa de mano se podía leer que en la barrera del Tendido 9 se apostarían, cuan francotiradores canadienses, grupos de música pop y flamenquito, lo que podría llevarnos a un buen debate acerca del nivel cultural de los promotores, y a la amplitud y degeneración del concepto.
Para conocer con objetividad lo ocurrido en el ruedo remito al sufrido lector a las sobrecogedoras crónicas de medios y portales oficiales, profesionales de rancio abolengo sin intereses conocidos, y plumillas engolados, unos, enfadados con las expresiones de los que pasan por taquilla, y otros embelesados con el arte de los maestros y la alquimia de los ganaderos del dije y el zapatito, lo que lean a partir de ahora corresponde a las ensoñaciones de un humilde aficionado.
La tarde cultural comenzaba con cierta confusión en los saludos, cuestión de educación. Talavante recibía la ovación por estos años en búsqueda de la autenticidad y la pureza postmatillana. Juan Ortega, Dios sabe porque, y Alvaro de la Calle para deleite de los que gustamos de los toreros tiesos, por la tarde, buena, de verdad, de responsabilidad y de afición cabal que echo hace unos días. Quizás si Joaquin, o el Ministro bailongo hubieran visitado el callejón podían haber saludado también su merecida ración de palmas.
A partir de ahí, el extremeño en su primero que, recibió a pies juntos, estuvo pulcro y aseado con un toro sin fuerzas que recibió leves pitos en el arrastre. En el tercero que brindó al respetable, un toro que blandeaba de inicio, huyo tras el típico primer traserazo isidril, y recibió un segundo picotazo más cerca de la penca que del morillo, se fue a los medios, dándole distancia, en un inicio algo alborotado, con dos trincherillas como accesorios más destacados. Faena que transita por distintos terrenos del ruedo, con las apreturas propias de la situación postpandemia, y que tiene una serie con molinete, cambio de mano y de pecho lo más destacado. Finaliza con un espadazo de discutible colocación, que se acompaña de una rueda carrusel inmunda de peones censurada por el apoderado. Auricular de viernes. El quinto que pierde las manos, es recibido con la izquierda en los medios, con cites que evitan la cercanía de cualquier contagio, para terminar sin pena ni gloria.
La última vez que ví a Juan Ortega fue en Valdemorillo, antes de la nueva normalidad, reconstrucciones, copas, foros, justas, y torneos varios, la sensación fue parecida a la de hoy. En el segundo la bella composición, errática colocación y enganchada ejecución. El inicio por bajo y el toro que pierde las manos en dos ocasiones. Pitos al de negro y silencio, de momento respetuoso al matador. Algo parecido en su segundo con suaves y desvaídos naturales a otro que escarba y pierde las manos, se cierra el episodio con otro silencio. Para en el sexto, otro más que pierde las manos, sufrir un desarme y algún que otro enganchón, terminar con un abaniqueo en la cara del toro, a lo mejor sin sentido, pero de los que no se ven a nadie, y concluir con pitos.
Sin querer aburrir más, una pregunta, que llevo haciéndome hace ya algún tiempo, esa muñequera de kevlar, neopreno, que luce Talavante, y algún otro diestro, no podría ser de color faja madre para evitar esa disonancia con los tacazos de vestidos que se hacen, a lo mejor en otro tono protege menos.
Y una reflexión, cinco tardes seguidas con este ganado, al menos, cuatro de ellos han perdido las manos, alguno en más de una ocasión, a pesar de la prudente administración de las dosis de puyas, y otros toreros sin las clásicas formas y místicas de los de hoy, no creo que fueran muy llevaderas para nadie, con lo que deduzco que la corrida ha sido bastante mala rozando lo infumable, culturalmente distinta.
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