DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde nublada, con viento por momentos -muy molesto para los toreros- y un cuarto de entrada (4.874 espectadores según la empresa) se jugaron seis novillos de Montealto, propiedad de D. Agustín Montes, que pastan en la finca “Montealto”, que se encuentra en la sierra madrileña. Procedencia Domecq Díez, a través de la mezcla de sangres de “El Ventorrillo” y Luis Algarra. Correctos de presentación, sin exageraciones y con un juego decepcionante en su conjunto.
Pablo Mora, de verde y oro. Dos pinchazos, estocada que hace guardia y seis descabellos. Dos avisos. Silencio. En el cuarto, estocada y cinco descabellos. Aviso. Silencio.
Diego San Román, de tórtola y oro. Pinchazo y feo metisaca. Silencio. En el quinto, estocada caída. Silencio.
Fernando Plaza, de lila y oro. Estocada trasera y tendida. Dos avisos. Ovación tras petición insuficiente de oreja que hizo bien el presidente en no conceder. En el sexto, pinchazo y estocada caída. Vuelta al ruedo con algunas protestas.
Presidencia: D. Gonzalo J. De Villa Parro. Sin complicaciones durante toda la tarde. Hizo bien en no conceder la oreja del tercero tras una petición claramente minoritaria y una faena indigna de premio en esta plaza.
Cuadrillas: Cabe destacar las buenas bregas y pares al cuarto y al quinto de la tarde. En los cuatro novillos restantes las cuadrillas estuvieron mal, especialmente la de Fernando Plaza, que demostró no tener la preparación suficiente para hacer el paseíllo en esta plaza.
Tercio de varas: Se simuló la suerte de varas durante prácticamente toda la tarde. Los picadores no estuvieron acertados, como por otra parte estamos acostumbrados a ver los aficionados de esta plaza, y los novillos no hicieron buenas peleas, dejándose pegar algunos y huyendo otros al sentir la puya.
1º novillo: Bordador, 466kg. En el primer puyazo, que fue trasero, se dejó pegar, tapando la salida el picador; mientras que en el segundo encuentro con el caballo, salió manseando tras que lo colocaran desde la media distancia y la puya quedase muy trasera.
2º novillo: Carretón, 473kg. Al primer puyazo el novillo fue de corrido y se le picó trasero y caído; mientras que en el segundo puyazo el novillo volvió a ir sin colocar y la puya volvió a quedar en mal sitio.
3º novillo: Escapulario, 497kg. En la primera entrada, la vara quedó trasera y se dejó pegar el novillo. El segundo encuentro se tradujo en un picotazo y el animal se volvió a dejar pegar.
4º novillo: Churrero, 472kg. Este fue el tercio de varas más deslucido de la tarde, siendo ambos puyazos traseros, acudiendo el novillo sin colocar al caballo y, al igual que todos sus hermanos, dejándose pegar.
5º novillo: Liviano, 495kg. Fue al relance en el primer encuentro, en el que la vara quedó en un principio trasera y caída, rectificando el picador y dejándose picar el novillo. En el segundo puyazo el picador picó caído, haciendo una pelea discreta el animal.
6º novillo: Cerillero, 481kg. Hizo una pelea muy discreta y se le picó trasero en las dos entradas al caballo.
El novillo que abrió el festejo fue mal picado y se le dieron demasiados capotazos innecesarios en los primeros tercios. Pese a ello, llegó con algunas opciones a la muleta, donde agradeció el buen trato que puntualmente le dio Pablo Mora, que no se acopló a la embestida del animal durante gran parte del largo trasteo. Respondió mejor cuando el joven novillero le citó en la distancia, enganchó adelante la embestida y tiró de él por abajo, lo que sucedió únicamente en una serie. Actuación, por tanto, más que discreta, en la que acortó la distancia demasiado pronto cuando el novillo tenía una arrancada muy bonita desde la media distancia. Estuvo muy mal con la espada y fue silenciado. En su segundo turno, el viento le molestó mucho, por lo que se dedicó a protegerse de las nobles y sosas embestidas del burel. Toreó con excesivas precauciones, siempre fuera de sitio, desajustado y vaciando las embestidas hacia fuera, por lo que ningún muletazo llegó al tendido.
El debutante Diego San Román tuvo en sus manos el peor lote de los tres, sin que ninguno de los dos novillos le ofrecieran posibilidades reales de triunfo. Su primero fue un animal manso, que salió desentendido de cada uno de los muchos muletazos que el mexicano novillero le dio, por lo que no hubo momentos de lucidez. El que hacía de quinto de la tarde no dio ninguna opción, llegándose a echar en medio del trasteo, de lo que buena culpa tuvo el picador que ejecutó dos puyazos de defectuosa colocación. Diego San Román no se colocó bien en ningún momento y se retorció demasiado en otra labor excesivamente larga. Mató de estaocada caída.
Completaba la terna Fernando Plaza, que fue quien dejó una mejor impresión, llegando a dar una vuelta al ruedo en el último del festejo. Fue este un premio excesivo a una actuación en la que si bien es cierto que dejó algún natural de bella fractura, no llegó con rotundidad al tendido por culpa de las sosas, nobles y fáciles embestidas que proporcionó el animal. En su anterior turno también estuvo digno, saludando una ovación tras petición insuficiente que hizo bien el palco en no conceder. Este tercero fue, a la postre, el mejor animal del festejo. Cumplió sin más en el caballo y llegó a la muleta con opciones, humillando, con recorrido y nobleza. Su mayor defecto fue acortar en exceso la distancia, por lo que en los compases finales de la faena el novillo salió con la cara por alto de los muletazos y acortó su recorrido. En ocasiones no se colocó y dejó embestir al novillo a su aire, sin mandar sobre su embestida. Mató de una estocada tendida y el novillo tuvo una muerte de bravo muy bonita, en la que aguantó varios minutos de pie tragándose su muerte, por lo que llegaron a sonar dos avisos.