DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Primero de los llamados “Desafíos ganaderos” entre las ganaderías de Rehuelga y Pallarés, ambas procedencia Santa Coloma – Buendía. Se lidiaron tres ejemplares de cada casa, si bien hubo de salir un sobrero de Pallarés al lastimarse de los cuartos traseros el nº 4, de nombre Iluso, de la misma ganadería. Muy bien la empresa colocando un sobrero de cada hierro titular para que no se desvirtúe el “desafío” y, muy bien, como hicieron en temporadas anteriores, programando una tertulia con los ganaderos al finalizar el apartado, dándole la importancia que se merecen. La pena es que el festejo apenas convocó un cuarto de plaza, ¿dónde está la afición?, sencillamente no la hay. Añadir que la climatología fue ideal para el espectáculo taurino.
Arturo Macías. Inédito con la espada, corneado cuando finalizaba el muleteo con el primero de la tarde con pronóstico grave.
Oliva Soto. Estocada en los blandos y un descabello alargando mucho, era el toro de Arturo Macías. En el tercero de la tarde necesitó tres pinchazos saliéndose y una entera contraria. En el quinto estocada trasera (un aviso).
Thomas Dufau. Un pinchazo y una estocada caída para acabar con el segundo. En el cuarto una trasera entrando bien. Y en el sexto media estocada, caída, tapándole la cara, y un golpe de verduguillo (un aviso).
Presidencia: D. Víctor Oliver García. Bien en el cuarto invitando al matador a que pusiera al toro de nuevo en el caballo para verlo, a demanda de la afición. Mal retrasando tanto la devolución del jugado en quinto lugar, claramente lesionado de la pata derecha.
Tercio de varas: Se pintaron las rayas estilo corrida concurso, con las marcas de distancia incluidas, para acabar viendo un espectáculo, en general, bastante lamentable. Los picadores no estuvieron por hacer bien la suerte, ¡un día más! y los puyazos se fueron a sitios muy lesivos, por decirlo suavemente. Barrenar, recargar el castigo, poner varios puyazos en una entrada, tapar la salida… fueron prácticas habituales.
Cuadrillas: Hubo lidias notables con el capote. Con los palos sobresalió “El Monteño” en el segundo de la tarde haciendo la suerte con toda pureza y obligado a desmonterarse; así como un quite de Antonio Vázquez a una mano en el sexto cuando el banderillero pretendía llegar a tablas, eficaz y de bellísima factura.
Otros: Al finalizar el paseíllo no se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero D. Paco Medina.
Herido: El parte médico de Arturo Macías rezaba lo siguiente: “Herida por asta de toro en 1/3 superior cara externa de pierna derecha de 25 cm. que produce destrozos en músculos tibial anterior y perineos. Fractura de cuello de peroné, contunde nervio ciático poplíteo externo con arrancamiento de rama colaterales del mismo. Intervenido bajo anestesia general. Pronóstico grave que impide continuar la lidia. Fdo.: Máximo García Leirado”.
Toros.
1º. Chamorro, nº 60, de Pallarés. Justo de presencia sale blandeando. Dos puyazos, el segundo trasero, saliendo apagado de los mismos. En banderillas protestón, enseñando la lengua. A media altura, gazapón y despistado en la muleta. Toro bajo de casta y blando. Silencio.
2º. Artillero, nº 72, de Pallarés. Con plaza, leves palmas de salida. Lo ponen tres veces al jaco pero solo acude dos porque en la segunda, de largo, busca excusas y se va a capotes. Salió crecido del primer puyazo y bajó los humos en el segundo, empujando con la cara alta. Galopa en el segundo tercio y persigue a los banderilleros. En las primeras tandas embiste como un torbellino aunque rápidamente se aburre y empieza a mirar al personal de los tendidos. Toro encastado venido a menos. Ovación.
3º. Torrelarga, nº 15, de Rehuelga. Cárdeno claro, zancudo y estrecho. Bruto de salida. Tardea mucho en la segunda vara y se lleva cinco heridas en dos encuentros, sangrando en una de ellas por el costillar. El autor de semejante escabechina fue Rafael Galán. A partir de ahí el toro se fue apagando, como es lógico, y quedó aplomado en la muleta. Tercio de varas toricida que acabó con el morlaco, inédito. Tibias palmas en el arrastre.
4º. Guanaguato, nº 7, de Rehuelga. Guapo, sin exageraciones. Embiste bronco de salida. Empuja con codicia en los dos primeros puyazos, Dufau pide el cambió, el público otro puyazo, lo admiten. En vez de pararlo y dejarlo de largo, a regañadientes por no admitírsele el cambio de tercio, el torero francés lo deja pegado la segunda raya, el picador sale a buscarlo y Guanaguato se arranca derecho para un tercer puyazo, ¡trasero! Con fijeza en banderillas, en la muleta fue un toro encastado y boyante que no se toreaba solo. Encastado en bravo. Ovación.
5º. Dichoso, nº 82, de Pallarés (sobrero). Con lucero en el testuz, recortado de lámina, bien hecho y rematado. Sale muy vivo. En las puyas apuntó muy buenas maneras por cómo empujó en el peto, pero Oliva Soto lo escondió en el segundo encuentro. Se protestó que no dejaran ver un tercer puyazo. Galopa y muestra un gran pitón izquierdo en la brega. El torero lo encima en las rayas por el lado derecho en la primera serie y en la segunda le toca continuamente la tela. Con semejante muleteo, el toro cambia y se pone reservón y apagado. Sin ver en varas y a menos en la franela, probablemente por la impericia del matador. Silencio.
6º. Tejero, nº 10, de Rehuelga. Negro entrepelado, calcetero de las patas, aldiblanco y caribello. Veleto de pitones y de gran trapío, palmas de salida. Sale con poco celo, coceando y saliendo huido del picador de contraquerencia. Le dan dos buenos leñazos en frente de la enfermería, saliendo el picador a buscarlo a las afueras en el segundo encuentro con buen criterio. Persigue a tablas a los rehileteros, en el último tercio pasa con tendencia a ceñirse y con media embestida. En los medios, permitió estar en la cara y una faena larga. Manso en varas y mediano en la muleta. Silencio.
El primero de los desafíos de los atractivos carteles ganaderos que la empresa viene programando en época septembrina quedó empañado por la escasa capacidad y la impericia de la terna. En estas corridas hay que anunciar otro tipo de toreros porque si no no vemos nada. Arturo Macías no es matador para este tipo de lides, el rompeplaza ya le avisó a inicios de faena que hacía hilo si no dominaba la situación y, al final de la misma, en los mismos terrenos, lo volvió a hacer y le pegó una cornada seca por detrás cuando el torero huía a la espera de que la cuadrilla se lo quitara de encima.
Oliva Soto es un torero puro de muchísima clase, tan puro como temeroso. Vino sin rodaje y eso en la plaza de Madrid y ante este tipo de corridas suele pasar factura, como así fue. El tercero de la tarde fue aniquilado por el picador y al quinto le recetó un inicio de faena perfecto para neutralizar las capacidades del toro, todo a la contra. Mató a paso de banderillas emulando a su paisano, el gran Curro Romero en las tardes de bronca y alboroto. Eso sí, dejó su impronta en un saludo capotero de arte ante el quinto, que al final acabaría devuelto, unas verónicas excelsas.
Del francés sólo me gustó el recibo al segundo de la tarde, rodilla genuflexa, recetando unos preciosos lances de capa. A este toro ni siquiera le echaría la izquierda, abreviando rápido, y eso que no se comía a nadie. Con el más propicio de la corrida, Guanaguato, estuvo despegado y anodino, si bien aquello tuvo más alegría y ritmo gracias al toro. Con el precioso burel que cerró la corrida anduvo por ahí, sin que nadie le echara cuentas, y es que el personal andaba un tanto mosca por cómo se había desarrollado la tarde, por la falta de actitud de los toreros y, especialmente, por unos tercios de varas verdaderamente desastrosos, un día marcado para realzar esta suerte, al final lo que se vio fue un completo desastre. Así llevamos todo el verano y el domingo próximo espera una corrida concurso. Señores picadores: un poco de vergüenza torera.
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