DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Comenzaba en Las Ventas el mes de septiembre, siempre atractivo por su variedad de encastes e índole torista, en una tarde de domingo soleada, pero con síntomas de que el verano se va diluyendo. Menos de un cuarto de entrada en la novillada concurso de ganaderías en la que participaron las ganaderías de Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Quintas y Pablo Mayoral, y un sobrero de Rekagorri en sexto lugar.
Rubén Fernández, de verde romero y oro. Tres pinchazos, estocada en los blandos y alargando mucho con el descabello, silencio. En el cuarto, media estocada muy trasera y vuelve a estar desacertado con el descabello, silencio (2 avisos).
Alejandro Adame, de malva y oro. Estocada caída y trasera en dos tiempos, vuelta al ruedo. En el quinto, pinchazo, estocada baja y multitud de fallos con el descabello con necesidad de puntillazo, pitos (1 aviso).
Fernando Plaza, de malva y oro. Dos pinchazos y estocada desprendida, silencio. En el sexto bis, buena estocada, silencio.
Presidencia: D. Eutimio Carracedo Pastor. Decisión muy desafortunada la de dejar al inválido primero en el ruedo. Actuó correctamente devolviendo al impedido sexto, aunque con demasiado retraso. Debió dejar al sexto bis tomar una tercera vara, cambiando de tercio precipitadamente.
Cuadrillas: Lidia mediocre para tratarse de una novillada concurso. Tan solo destacaron la brega de Andrés Revuelta en el cuarto de la tarde -por destacar alguna- y los palos de Juan Carlos Rey en el mismo novillo. Nula intención de lucir y cuidar a los animales y desorden en el ruedo. Sobraban dos novilleros y un peón en cada tercio de varas.
Tercio de varas: Si la tarde de las cuadrillas fue mala, la de los picadores todavía peor. Se picó muy trasero durante toda la tarde. No hubo ni un solo puyazo en el sitio en un festejo en el que, a priori, se deberían lucir los animales.
1.- Picadillo, nº 11, de Los Bayones. 498 kg. Negro. En el tipo del encaste Atanasio-Lisardo. Largo, hondo y rematado; bien presentado. Áspero de salida, mostrando falta de fuerzas desde los primeros lances con el capote. Tomó dos puyazos en los que no se empleó.
2.- Hornero, nº 18, de Alejandro Vázquez. 465 kg. Negro. En el tipo del encaste Núñez, pero justo de presentación. Fino, acapachado de cara, pero falto de remate. Tomó tres puyazos sin empujar en el jaco en ninguno de ellos.
3.- Churrero, nº 2, de Montealto. 484 kg. Castaño. Hondo y rematado; muy serio de hechuras, aunque ligeramente basto. Tomó tres puyazos -muy mal colocados-, arrancándose de lejos con alegría y prontitud en los dos últimos, pero sin emplearse en el caballo.
4.- Puntera, nº 29, de Toros de Brazuelas. 499 kg. Castaño bociclaro. Corto, pero con caja. Bonito de hechuras y muy bien hecho. Mansea de salida. Tomó tres puyazos, empleándose poco en los dos primeros y huyendo en el tercero.
5.- Molécula, nº 26, de Quintas. 509 kg. Berrendo en negro aparejado. Bonito, largo y bien hecho. Cornidelantero y justo de cara. Tomó tres puyazos sin lucirse en ninguno, tardo en la arrancada y sin empujar al llegar al caballo.
6.- Jalisco, nº 69, de Pablo Mayoral. 455 kg. Negro entrepelado. En el tipo del encaste Santa Coloma; Buendía. Corto y bajo, pero rematado y bien hecho. Tomó dos puyazos empujando con un pitón, tras los cuales el novillo demostró su falta de fuerzas. Se intentó bregar con el capote por alto, pero finalmente fue devuelto durante el tercio de banderillas.
6 BIS.- Pitiminí, nº 39, de Rekagorri. 490 kg. Castaño. Bien hecho y rematado, algo cuesta arriba. Bien armado y astifino. Tomó dos puyazos -muy traseros- en los que se arrancó con alegría, aunque empujando de lado con un solo pitón. Decisión inexplicable de la presidencia al no dejar ver el comportamiento del novillo en una tercera vara.
Premios novillada concurso de ganaderías:
- Mejor novillo: Desierto.
- Mejor picador: Desierto
- Mejor lidiador: Desierto.
Otros: No se cumplió en ningún momento con lo dispuesto en el apartado 8 de las bases que regían la novillada concurso de ganaderías; “A la hora de realizar la suerte de varas deberá de estar solamente el novillero, un peón de brega, el picador y el novillo.”
El primer novillo de la tarde, del hierro de Los Bayones, fue un animal bien presentado, con remate y hondura, pero ya en la salida fue violento en el capote de Rubén Fernández, embistiendo a la defensiva con las patas por delante y evidenciando su falta de fuerzas. D. Eutimio Carracedo Pastor decidió no devolverlo a los corrales y a Rubén Fernández le tocó enfrentarse a un novillo completamente inválido que perdía las manos constantemente, por lo que no tuvo oponente. Aun así, alargó la faena sin motivo. El cuarto de la tarde, de Toros de Brazuelas, fue un animal que manseó desde la salida y en el caballo ratificó su condición de manso. Hubo un quite por chicuelinas insulso por parte de Alejandro Adame y una réplica por gaoneras de Rubén Fernández con ostensible temor. Anduvo muy perdido a la hora de brindar el novillo al público, y Fernández volvió a pasarse de faena con un novillo que acometía de manera incierta y que fue acortando el recorrido de su embestida hasta llegar a girarse rápidamente al pasar por la femoral del novillero, que no se mostró nada confiado. Por parte de Fernández se vieron carencias técnicas que con 31 años no parecen remediables en un novillero con caballos.
El segundo animal del festejo, de Alejandro Vázquez, fue un animal fino con falta de remate, que en la muleta de primeras exhibió poca prontitud y una embestida a media altura y sin humillar, pero que en su pitón derecho fue de menos a más llegando a repetir con nobleza en la muleta de Alejandro Adame, que fue capaz de darle 3 buenos derechazos, pero su faena se caracterizó por el poco poder y ligazón de su toreo. Uno de sus banderilleros le hizo gestos para que diese la vuelta al ruedo y Adame, completamente dubitativo, comenzó a andar hacia las tablas para finalmente dar una improcedente vuelta al redondel que, lógicamente, fue muy protestada por la afición. Alejandro Adame se rio de dichas protestas a su paso por el tendido siete. El quinto de la tarde fue un bonito novillo de Quintas que apenas se movió en la muleta, embistiendo a media altura sin siquiera hacer el amago de humillar. Adame estuvo aseado con el descastado berrendo que tampoco le ofreció posibilidades para el lucimiento, pero tuvo una actuación muy mejorable con los aceros, con un bajonazo infame y una ristra de fallos a la hora de descabellar, llegando incluso a barrenar con el descabello con la intención de acabar cuanto antes con aquel bochorno que no estaba agradando a la afición. Su mozo de espadas lanzó una mirada desafiante al tendido siete que fue continuada con una peineta hacia los aficionados.
El tercer novillo, del hierro de Montealto, fue un animal muy bien presentado que estaba más cerca de ser toro que novillo. Tomó tres puyazos mal colocados, lo cual hizo que en la muleta se desfondase pronto. Le tocó en suerte a Fernando Plaza, que hizo un buen inicio por bajo con algunos doblones templados, pero luego su muleta tuvo escasa profundidad y nulo temple. El novillo tuvo prontitud y una embestida noble, aunque sin llegar a transmitir, ya que se apagó pronto debido a su falta de casta y a los tres puyazos mal colocados que tomó. El sexto bis, de la ganadería de Rekagorri, fue un novillo bien hecho que no llegó a humillar en el último tercio. El deslucido animal fue de más a menos, justo de fuerzas y de casta, y acabó cabeceando en la muleta de Plaza, que fue enganchada en varias ocasiones en su faena interminable de toreo lineal. Al menos el novillero madrileño remató con una buena estocada para finalizar el festejo en el que “Desierto” se llevó los tres premios de la novillada concurso.
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