Quiero colgar en este muro mi más profundo rechazo, como aficionada y defensora de la fiesta de toros, a las pantomimas en ruedos y despachos que estamos viendo últimamente protagonizadas por las llamadas figuras del toreo. No hace mucho y en aras de solicitar su sitio como artistas en el Ministerio de Cultura, se han apresurado a dejarse retratar con la ministra en visita implorante a esa sede; arrogantes, bien “plantaos” y en actitud de “aquí estoy yo”. No se qué caso les habrán hecho; en el mejor de ellos, buenas palabras y palmaditas en el hombro pero compromisos serios de apoyo institucional y respeto, creo que muy poco. Cuando el mundo taurino se debate por la necesidad del cambio ministerial, les han entrado las prisas a esos señores de la llamada “Mesa del Toro” por visitar despachos y hacer declaraciones vacías de interés. Pero fíjense qué parodoja, son esos mismos toreros los que ¡en un alarde de arte y respeto por la fiesta¡ se han apuntado a ese camelo llamado Feria de Invierno de Madrid y que tiene a la plaza de Vista Alegre como escenario. Vergonzosa feria que todo buen aficionado rechaza pues salen por chiqueros unos pobres animales que en nada se parecen a toros de lidia; con esos encierros, figuras de las llamadas “cumbre” se atreven a hacer simulacros de faenas, pintureros, farsantes y meros cortadores de orejitas solicitadas por públicos triunfalistas desconocedores de lo que es de verdad torear. Yo me pregunto ¿de esa manera van luego a exigir a nadie (llámese Cultura, Parlamentos varios, sociedad en general...) que se respete y se defienda nuestra fiesta?. Me parece una total contradicción que habiendo aceptado lidiar esos gatos mal llamados toros, impresentables en cualquier plaza de segunda y más en Madrid, tengan la desfachatez de defender en tantos foros mediáticos el toreo como Arte y que debe estar en Cultura. Si de verdad lo creen, son ellos los primeros que deberían dignificar y demostrar con hechos, es decir ante toros de verdad, que la fiesta de toros es emocionante, grande, misteriosa y mágica; en la que un hombre arriesga su vida en aras de un sacrificio voluntario ante la fuerza encastada de un toro de lidia. Pues, ahí está el origen principal de todo: sin toro no hay arte, ni fiesta, ni “ná”. No, estos señores taurinos con su actitud, lejos de defender la fiesta la llenan de farsa y camelo. A no ser que lo que estén buscando sea mantener en pie el circo mediático y orejil que se han montado. Cultura, Interior...!Toros¡ Así defendemos la verdadera Tauromaquia. Lamentaciones y más lamentaciones.