DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
14 de mayo de 2016 | Escrito por Pepeíllo | Fotografías de Iván de Andrés
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros.
Cuatro toros de Flor de Jara; justos de presentación por no decir mal presentados, flojos, mansos y nobles, con peligro el que hizo quinto; dos toros del San Martín, de distinta presentación, descastados y complicado el que hizo sexto.
Fernando Robleño: De azul y oro. Estocada contraria. Silencio. Pinchazo trasero, estocada y descabello. Silencio...
Miguel Ángel Delgado: De lila y oro. Estocada contraria que vale. Saludos desde los medios. Estocada trasera y 4 descabellos. Silencio.
Diego Silveti: De rojo pasión. Estocada atravesada y descabello tras aviso. Silencio. Estocada desprendida. Silencio.
Presidente: D. Justo Polo Ramos. La tarde no presentó problemas al presidente, limitándose a cumplir con las normas establecidas.
Suerte de varas:
1º Callejito. 519 Kg: En ambos encuentros el piquero se limitó a marcar el castigo y a taparle la salida al animal. El toro fue un marmolillo con cuernos.
2º Limeño. 488. Kg: En la primera entrada el piquero marcó trasero y rectificó el castigo. En la segunda no existió, se limitó a marcar el puyazo. El animal no se empleó en la pelea y en la muleta fue de más a menos.
3º Fandanguero. 525 Kg: En la primera entrada al caballo empujó con la cara alta y se dejó pegar, el piquero le tapó la salida. En la segunda vara se arrancó de largo, empleándose con un solo pitón. El toro mansote, soso y descastado.
4º Cantinero. 478 Kg: En ambas entradas el picador marcó trasero el castigo, pero el toro se empleó sin clase. Manso y complicado.
5º Cigarrón. 530 Kg: En la primera vara empujó con la cara alta y en la segunda la puya cayó baja y el astado hizo una fea pelea, defendiéndose del castigo. Manso y complicado en el juego que dio en la muleta.
6º Pirata. 518 Kg: En la primera vara el picador se empleó con saña y en la segunda acudió al lance y el presidente dio por válido el castigo recibido. Manso y descastado.
Cuadrillas y otros: Otra corrida remendada con dos toros de San Martín del mismo encaste. En esta ocasión los espectadores ocuparon las tres cuartas partes del aforo. Por destacar digamos que en el segundo se desmonteraron los toreros de plata, Fernando Sánchez y Curro Robles. Destacó también Lipi durante la lidia del segundo. Corto bagaje para una corrida donde los aficionados habían puesto sus ilusiones en el ganado lidiado...
Los toros de Flor de Jara solo trajeron mansedumbre y se dejaron la casta en la dehesa. Los aficionados salían del coso venteño desilusionados por el juego ofrecido por los astados del ganadero colmenareño, Carlos Aragón Cancela. Vaya con lo de Santa Coloma, decía un aficionado. Solo dejaron mansedumbre y complicaciones en el albero. Desgraciadamente se cumplió el dicho, “corrida de expectación, corrida de decepción”, sobre todo para los aficionados que mantienen esa lucha incansable en contra del monoencaste.
El ganado dio pocas oportunidades a los toreros, reconociéndose el valor de anunciarse con una corrida, sobre el papel, exigente, pero en esta ocasión ni eso. El descaste fue general y desde el primer toro, que terminó parado en la muleta como un toro de Guisando, hasta el sexto que aunque en las primeras tandas de muletazos dio muestras de ofrecer una oportunidad al torero metiendo la cabeza en la muleta con claridad, no duró mucho su comportamiento, ya que comenzó a quedarse corto en la embestida y el torero no tuvo los recursos suficientes para aguantarlo. Fernando Robleño en su primero se dobló con suavidad al comienzo de faena, pero el toro dentro de la nobleza ofrecida, fue a menos y terminó parándose en la suerte. Su segundo tuvo mucho que torear, pero el madrileño ofreció la cara opuesta que requería su enemigo. Es decir colocándose fuera de cacho y el toro aprendió lo que dejaba atrás, terminando mandando los pitones en lugar del torero.
Miguel Ángel Delgado por su parte, comenzó la faena de muleta citando desde el anillo con la muleta en la izquierda, pero, rápidamente la faena se convirtió en un espejismo, donde solo relucía la voluntad del torero. El animal le tocaba la pañosa en todos los muletazos, y en el toreo en redondo no se acopló, cortando el viaje a su enemigo. El toro comenzó a quedarse corto cortándole de raíz los empeños del matador. A su segundo lo recibió con unos estatuarios, pero el animal tuvo muy poco recorrido, tragándose el primer muletazo, pero a partir de aquí le costaba acudir al engaño. Al natural el toro tuvo muy poco recorrido, y el torero no encontró los recurso para meterlo en la muleta.
Diego Silveti recibió a su enemigo con un pase cambiado desde los medios, pero el toro llegó a la muleta con poca movilidad. Lo intentó al natural, pero el burel no quiso colaborar con las intenciones del torero, limitándose éste a sacarle medios pases como recurso de su disposición. Su segundo, y en los primeros compases de faena, metió la cabeza con cierta claridad por el pitón derecho, pero el torero no mostró la disponibilidad que solicitaba su enemigo. El animal terminó quedándose corto en sus acometidas y ante esta situación el espada decidió tomar el acero.
No fue baladí la decepción que se llevaron los aficionados, ya que cuando abandonaban el coso lo hacían hablando de fútbol, señal inequívoca que lo que aconteció en el ruedo a nadie dejó marcado en el recuerdo...