DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Corrida de toros. Primer festejo de la feria del Aniversario. Con lleno en los tendidos se lidiaron cinco toros de El Puerto de San Lorenzo, correctos de presentación, justos de fuerzas en general, mansos y descastados todos; y un sobrero de Palla lidiado en cuarto lugar al ser devuelto uno del hierro titular por inválido, bien presentado aunque también fue flojo y descastado.
El Cid: (Rosa y oro) Pinchazo hondo y cuatro descabellos (Silencio); Estocada entera caída y trasera (División).
Sebastián Castella: (Grana y oro); Media tendida y un descabello (Palmas); Estocada entera trasera (Silencio).
Miguel Tendero: (Blanco y Oro) Tomaba la alternativa; Estocada y un descabello (Vuelta tras aviso); Pinchazo en lo alto y estocada entera desprendida (Silencio).
Presidencia: Presidió D. Julio Martínez Moreno.
Miguel Tendero tomó la alternativa con el toro “Caratuerto”, herrado con el número 12 de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo, castaño de capa, con 545 Kilos de peso y nacido en enero de 2005.
El cartel original hubo de ser modificado con motivo del percance que El Fundi había sufrido días atrás en el campo cuando realizaba labores de acoso y derribo. El diestro de Fuenlabrada sufrió graves lesiones en el cráneo como consecuencia de la caída del caballo, pese a los intentos de este por reaparecer y estar presente en esta feria y en esta plaza que tantas veces le fue esquiva y que últimamente estaba empezando a entender, su comparecencia fue imposible. La empresa remendó el cartel brindando la alternativa a Miguel Tendero, que en la recientemente concluida feria de San Isidro ya actuó en esta misma plaza como novillero.
La alternativa se llevó a cabo de manos de Manuel Jesús “El Cid”, con el galo Castella de testigo y ante astados de la divisa charra de El Puerto de San Lorenzo. Los bureles de esta ganadería volvieron a repetir el mismo comportamiento que hermanos suyos vienen desarrollando temporada tras temporada pero en esta ocasión se vio acentuada. Una auténtica mansada y lo que es peor: el mundo al revés. Los toreros corrían detrás de los toros, persiguiéndolos ya que los astados huían escandalosamente. Ni una gota de bravura parecía tener el toro de la alternativa, que reincidía en ese defecto después de tomar cada lance con el capote. A cada embestía que le planteaba su matador el basto burel le respondía con una huída barbeando tablas. Su pelea en varas fue un puro trámite. Después de la ceremonia, Tendero estuvo muy firme y su labor fue encaminada a robarle los muletazos. No era fácil ligar más de tres muletazos siempre en terrenos de tablas cerca de los chiqueros. Ya bien entrada la faena logró dos tandas de naturales de enorme mérito, el animal metía la cara con cierta clase y cadencia. Lo peor de su actuación fue el feo desplante pueblerino con el que concluyó su labor. Dio una vuelta al ruedo después de pasaportar a su enemigo de estodada y descabello. En el que cerró la tarde se mostró igualmente dispuesto. El saludo capotero fue muy aplaudido por el público. Se mostró muy variado con el capote ante un ejemplar flojo. Brindó al público y citó desde los medios sin haber probado previamente la embestida del toro. Sin embargo, la faena no llegó a alcanzar altura en gran parte debido a los dos desarmes que sufrió el toricantano y en parte a lo deslucido del encierro. El Cid sufrió más de lo mismo. Su primer oponente no paró en los capotes, necesitando un gran número de capotazos para ponerlo en suerte. Flojeó en el tercio de varas siendo protestado por el respetable. En la muleta se mostró muy soso repuchándose en los cites. Los naturales que le instrumentó el diestro de Salteras fueron muy descafeinados y ayunos de profundidad. El cuarto de la tarde fue un auténtico inválido y no le quedó más remedio al presidente (Julio Martínez Moreno) que mostrar el pañuelo verde y devolver al bastote astado del Puerto a los corrales. En su lugar saltó al ruedo un ejemplar de Palla. También flojeó y fue muy descastado. Con la franela en la mano, El Cid lo intentó por los dos pitones, tratando de mostrarse variado. Demoró en exceso su labor resultando incluso volteado en ese tramo final de su comparecencia. Le faltó toro aunque parte del público le recriminó y protestó obteniendo el balance de división de opiniones a la muerte del que cerraba su lote. Completaba la tarde Sebastián Castella. Su primer oponente fue un auténtico inválido que sin embargo fue mantenido en el ruedo. Ya demostró su flojedad en los saltos con los que acompañaba su embestida en cada embroque en los lances de saludo. El tercio de varas fue un auténtico trámite consistente en dos picotazos. El diestro galo realizó un ceñido quite por chicuelinas. Pareó con gran brillantez Curro Molina por el pitón izquierdo. Castella inició el trasteo con unos ayudados por altos basados en la firmeza de planta en los medios. A partir de ese momento los enganchones se sucedieron aunque la gente se volvía loca con unos naturales de poco fuste. En el momento que le bajaba la mano se desplomaba el burel, que resultó ser un auténtico inválido. El quinto de la tarde tampoco anduvo sobrado de fuerzas. También mostró esa querencia huidiza al igual que el resto de sus hermanos. Manso de libro mostró un trote moribundo en banderillas. Antes Tendero entró en quites realizando un quite por verónicas rematado con una buena media. El animal llegó sin ningún tipo de transmisión a la muleta, defendiéndose en los lances debido a su falta de fuerzas. Mostró mejor condición por el pitón derecho. Resulta incomprensible para el aficionado cómo temporada tras temporada, feria tras feria tenemos que padecer espectáculos tan bochornosos y lamentables como este, en el que el elemento principal de la Fiesta, el toro, se ve alterado completamente, perdiendo toda su identidad. Cierto es que en este espectáculo debe tener cabida todo tipo de toro: el fiero, el bravo, el noble, el encastado, el manso encastado y también ese tipo de toro que determinados ganaderos denominan toro-artista, pero no conviene equivocarse, que ese toro pastueño, dócil y bondadoso está más cerca del manso descastado que de la bravura. Bueyadas como la de El Puerto de San Lorenzo sacan el bostezo al espectador y enfurece al aficionado. ¿Cuánto margen le queda aún a la divisa salmantina para seguir lidiando en la primera plaza del mundo?.