DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde de temperatura primaveral se lidiaron reses de Garcigrande: muy mal presentada la corrida en su conjunto, destacando el esperpéntico abreplaza y el anovillado tercero. Hasta cuatro toros fueron protestados de salida, salvándose el veleto segundo y el serio sexto. Para más inri, de los 6 lidiados, 2 fueron sobreros de Sevilla y otro par de la bilbaína Vista Alegre. ¿Dónde han quedado los 14 toros de la cabeza de camada que antaño los ganaderos reservaban para Madrid? ¡Dónde! Lleno de no hay billetes, con 20.164 espectadores pasando por taquilla y 2.800 espectadores asistiendo gratuitamente gracias a la generosidad de la empresa actual.
José Antonio Morante de la Puebla (azul marino y plata): dos pinchazos y una media estocada, para terminar con 13 golpes de descabello. Bronca. En su segundo, 5 pinchazos en lugares muy poco ortodoxos y bajonazo. Bronca.
Emilio de Justo (verde esmeralda y oro): dos pinchazos hondos y una estocada desprendida. Saludos desde el callejón. Con el quinto de la tarde, estocada baja. 2 orejas muy protestadas.
Tomás Rufo (Rioja y oro): estocada caída. Oreja protestada. Con el cierraplaza, dos pinchazos y estocada casi entera. Silencio.
Presidencia: D. Eutimio Carracedo Pastor: fue el protagonista de la tarde absoluto, al fulminar a base de decisiones sin sentido la categoría de Primera Plaza del Mundo que atesora la plaza de toros de Las Ventas. En primer lugar, por aprobar junto con el equipo veterinario el conjunto presentado por Garcigrande. Solamente un toro podría haberse considerado Toro de Madrid (el sexto) y sería bajando el listón una cuarta. Ya en el tercero, regalaría a Tomás Rufo una oreja tras una faena con pocos argumentos que finalizó con una estocada defectuosa. El colofón vendría con el quinto de la tarde, premiando a un toro manso y que rehusó de la pelea en varas con la vuelta al ruedo por la clase que tuvo en la muleta y a Emilio de Justo con la Puerta Grande por una faena desdibujada y llena de altibajos que remató con un bajonazo.
Cuadrillas: ni a caballo ni a pie existió nada que reseñar.
Otros: atronadora ovación a Emilio de Justo “al romper”, pues ni dio tiempo a ello, el paseíllo tras el percance que sufrió en el Domingo de Ramos 2022. Bochornosa labor la de los mulilleros de la plaza, pues al hacer las líneas rectas curvas y al demorarse en llegar al astado, logran los trofeos para los de luces. El fantasma siempre presente de los sobres por detrás vuelve a aparecer. Se mancilló la imagen del Palco Real al ser usado como estudio televisivo, ¡lo que hay que ver!
1º PATRÓN – Negro listón – nº 35 – 563 kg – 10/2018
Comenzó su paso por el caballo de picar con un puyazo trasero al relance en el que protestó bajo el penco. La segunda vara fue un calco de la anterior. Se le da otra vara habiendo cambiado el tercio, protestando nuevamente. Sonoros pitos en el arrastre.
2º ZAMBULLIDO – Negro listón –– nº 1 – 525 kg – 04/2018
Primera vara en los terrenos de querencia, al relance. Lo pilla trasero el picador y rectifica nuevamente trasero, rajando al astado en el lomo. Se dejó pegar. Ya en los terrenos del 7, se le vuelve a picar trasero a media distancia, romaneando bajo al caballo. Se le propició una tercera vara que se pareció en gran medida a la anterior. Aplaudido en el arrastre.
3º CUARENTA Y TRES – Colorado ojo de perdiz – nº 30 – 515 kg – 02/2019
Tomó en corto la primera vara que cayó trasera, empujando con un solo pitón. La segunda vara, al relance, la colocó Rubén Sánchez en lo alto, dejándose el astado pegar y haciendo nula pelea. Silenciado en el arrastre.
4º TRAMPOSO – Negro listón – nº 37 – 520 kg – 11/2017
En su primera entrada, al relance, se le picó trasero y protestó bajo el caballo. En la segunda ocasión que fue al caballo, se quedó el toro entre las rayas y allí se le propició un picotazo bajo. Tomó una tercera vara, al relance, en la que Aurelio Cruz picó con malas intenciones trasero.
5º VALENTÓN – Negro listón – nº13 – 523 kg – 03/2018
En la primera ocasión que acudió al caballo, se le medio picó trasero y bajo, dejándose el de Garcigrande pegar con la cara abajo. En la segunda entrada, se le picó levemente en el sitio, realizando nula pelea. Vuelta al ruedo muy protestada.
6º CENTENERO – Negro listón – nº 38 – 522 kg – 01/2018
Primera vara al relance en la que se barrenó al toro tapándole la salida. Pelea con la cara abajo. La ejecución de la segunda fue similar a la anterior, pero en esta ocasión el toro apretó con solo un pitón. Silenciado en el arrastre.
En los mentideros taurinos corre el runrún desde muchos años de que “Madrid ya no es lo que era” y de que “Esto está todo acabado”. Más preocupantes comentarios son cuando el aficionado de turno argumenta su exposición en una serie de puntos clave que le terminan dando la razón. Pero quizás y sólo quizás, existe un aspecto en el que Madrid continúa siendo Madrid y es su posicionamiento respecto hacia el toro: si hay toro y no hay torero, que algún Santo le eche un capote al de luces, puesto que se le reprochará hasta el color elegido como base en el traje de luces. Y si no hay toro, como reza alguna chapa de letras blancas y fondo rojo, “Nada tiene importancia”. Patrón, que así se llamaba la primera joyita que sacó el Lili en el sorteo, bien podría erigirse a la de ya como el toro peor presentado de la temporada. Pero claro, con Plaza 1 al mando seguro que el límite por abajo lo pondrá algún que otro astado de esos que no pisan el Batán por ir destinados a toreros A y no a los B. Recibió una buena bronca de salida por su nula presencia y esta tuvo su prolongación hasta la eternidad por su evidente falta de fuerzas. Morante de la Puebla hizo bien en abreviar, pues la condición del astado imposibilitaba cualquier labor artística y menos una labor lidiadora, por la evidente falta de casta mostrada. Primera y penúltima bronca de la tarde de aquellos que vienen a verle cortar el dichoso rabo en Madrid o “al menos”, salir por la Puerta Grande. Les preguntaríamos y no encontraríamos respuesta al decir “¿Qué podría haber hecho el de La Puebla?
Normalmente, los toros con menos trapío van en el mismo lote que los más serios, pero ni por esas iba a ser un toro digno de Madrid el cuarto. Otra bendición del campo charro, nótese la ironía, al que los aires madrileños no le sentaron para nada bien. Un toro reservón que andaba más para atrás que para adelante. Su condición fue muy del gusto de la tizona del de La Puebla y menos de la del Maestro que la porta. La faena duró un santiamén y se sintió indiferente ante la bronca que encontró en el público que paga su entrada (aunque ya muchos ni eso). Claro que, si bien la primera pitada la podríamos relacionar con la brevedad de la faena por los instantes en los que comenzó, esta última la ligaremos a su malhacer con la espada, pues hay que tener poca afición y menos respeto por el toro para cosechar semejante palmarés en la primera plaza del mundo, con un total de 6 pinchazos, una media estocada, un bajonazo y 13 golpes de descabello en un total de dos astados, más las malas ganas con la que entró a matar, que han de ser mencionadas también.
Bien distinta fue la tarde de Emilio de Justo, quien se llevó el premio gordo con un lote de Puerta Grande que en 2021 hubiese tenido su eco en la eternidad. Y es que, ¡qué aturullado estuvo con su primero! Si bien arrancó unas palmitas cariñosas con un inicio por bajo, el público no supo si arrancarse a aplaudir o mantener las manos quietas cuando se dispuso a torear por la derecha. Las varias series por la derecha se podrían resumir en un compendio despegado-buen derechazo-molesta el aire-despegado. Así es muy difícil llegar al tendido, ¡qué importante es ligar!, e imposible si mencionamos que estuvo menos que discreto al natural.
Mejor sin ser excelso estuvo con su segundo. Un torito en presentación y un superclase en condición, con el que alguien desde lo más alto quiso recompensarle tras el fatídico percance en su encerrona. No es fácil rescatar qué estuvo bien en su composición, pues resultó todo tan amontonado y la faena tuvo tantos altibajos, que no sabemos si fue antes el huevo o la gallina. Anotaremos una buena serie de inicio con la derecha y un excepcional pase de pecho como guinda, que nada tuvieron que ver con la penúltima serie a derechas por despegada que fue. Al natural, nos quedaremos con sólo dos naturales, los únicos que verdaderamente llegaron al tendido. Todo lo demás fue un batiburrillo de pases a toda velocidad, a compás muy abierto y con poco mando. Como colofón a una faena de las que un torero se acuerda toda la vida y no por lo vivido sino por lo no mostrado, mató de una estocada baja que ni por esas retuvo a un público festivalero de pedir las dos orejas del toro, puesto que mientras el toro caiga, es igual el cómo. El presidente del festejo se lio a sacar pañuelos sin ton ni son y el resto es historia de la que nadie se acordará en unos meses.
El último de los actuantes, Tomás Rufo, debió pensar que había vuelto a su época de novillero al ver salir a su primer oponente. ¡Qué horror de animal y qué falto de todo era! Cierto fue que en el capote embistió de dulce, cómo no si el toro se llamaba como el licor “Cuarenta y Tres”, pero el castigo del caballo le pesó en demasía. Con el toro con nombre de número Tomás se sacó la faena que tiene preparada del hotel, pues empezó su labor con el que empieza ya a ser su clásico “de rodillas”. Y, si bien es junto con Andrés Roca Rey, el único que en la actualidad sabe templar realizando esta suerte, en esta ocasión no salió del todo limpia. Cualquier plumilla les dirá aquello de que Rufo templó y mandó mucho en sus redondeadas series, pero la justeza de fuerzas del astado llama a la razón y lo dejaremos en que el de Garcigrande iba templado de serie y el toledano únicamente acompañó el movimiento del astado con la muleta.
El sexto de la tarde, que ya era un toro de Madrid, fue con el que menos se entretuvo el tendido. Qué cosas. Y es que las buenas intenciones de salida y el aprobadillo raspado en varas contrastaron con la nula entrega que el astado mostró en la muleta. Con él, Rufo se dedicó a practicar el destoreo y a entrenar para la siguiente ocasión. Muy conectado con el público por lo que se vio, pues cuando se le pidió en reiteradas ocasiones que abreviase, el toledano más se alargó. Si saber torear es importante, también lo es ser torero y conocer lo que el público demanda.
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