DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde desapacible, fría y ventosa se ha jugado un encierro de la divisa de Montealto, procedencia Domecq vía Luis Algarra y El Ventorrillo. Desigual de presentación, alguno de ellos por debajo del trapío exigible en esta plaza. Encierro manso en el caballo y con novillos con opciones de triunfo en la muleta. Por debajo de lo esperado en este hierro, que los aficionados hemos destacado en otras ocasiones por su casta y poder.
DIEGO BASTOS, de azul oscuro y azabache. Estocada defectuosa y baja y estocada tendida. SILENCIO. En el cuarto, estocada. SILENCIO.
NEK ROMERO, de negro y oro. Pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos. Aviso. SILENCIO. En el quinto, estocada. OVACIÓN.
SAMUEL NAVALÓN, de rioja y oro. Estocada caída, trasera y tendida. Aviso. PETICIÓN Y VUELTA AL RUEDO. En el sexto, tres pinchazos, estocada y tres descabellos. Dos avisos. SILENCIO.
Presidente: D. Ignacio Sanjuán Rodríguez. Gran actuación del presidente, manteniendo el rigor y la categoría de la plaza al no conceder la oreja en el tercero tras una estocada muy defectuosa. Este debería ser el nivel de exigencia todas las tardes. Durante el resto del festejo no tuvo complicaciones.
Tercio de varas: Todos los tercios de varas fueron perfectamente olvidables, los novillos mansearon en el peto y los picadores, una vez más, no estuvieron acertados en la colocación de la puya. Al tercero y al sexto apenas se les picó, seguramente por orden del novillero.
Cuadrillas: Destacó en el quinto de la tarde Victor del Pozo, que se desmanteló tras banderillear. El resto de hombres de plata estuvieron correctos, primando la eficacia por encima del lucimiento.
Llegábamos una tarde más a la piedra de nuestra localidad con las expectativas altas por ver el juego de los pupilos de D. Agustín Montes, vacada que es de lo más encastado dentro de todas las ganaderías de sangre Domecq (que son ampliamente mayoritarias) y a la que hemos visto recientemente animales de los que ponen a todos los aficionados de acuerdo. Veamos lo que pasó:
Se presentaban los tres novilleros en Las Ventas. El primero en actuar fue Diego Bastos, que tuvo menor suerte en el sorteo que sus compañeros de terna. El primero fue un novillo que llegó a la muleta con las fuerzas justas y embistiendo a la defensiva y el cuarto embistió siempre a media altura y con sosería. Sus dos trasteos pasaron bajo la indiferencia del publico. Fue silenciado.
Nek Romero lidió en primer lugar con un novillo mansito y noble. Comenzó su faena en las rayas, donde el novillo se encontraba más a gusto por su querencia hacia las tablas. Posteriormente se lo sacó al tercio, donde sus embestidas fueron poco a poco perdiendo recorrido y emoción. Su faena, al igual que el juego del novillo, fue de más a menos. El quinto tuvo más movilidad que el anterior y el novillero lo intentó con series por la derecha bajando la mano y buscando llevar por bajo al novillo. En este momento, había un vendaval en la plaza que dificultaba enormemente el manejo de la muleta, especialmente al natural. La lidia del novillo estuvo muy condicionada por esto y seguramente en otras circunstancias meteorológicas habríamos visto otra faena; y es que el novillo embestía con clase y nobleza. Acabó saludando una ovación tras la estocada.
El tercer actuante fue Samuel Navalón, que contó con el público a su favor desde el primer capotazo. En su lote estuvo el mejor novillo del festejo, el tercero, que embistió con nobleza y recorrido pese a no estar sobrado de fuerzas. La faena se desarrolló mayoritariamente por el derecho y corrió bien la mano aunque le faltó ajuste durante todo el trasteo. Las bernardinas finales calentaron al público. Mató con una estocada muy defectuosa: caída, trasera y tendida. Como la espada entró, el público sacó los pañuelos blancos sin tener en cuenta la colocación de la misma. Estuvo muy bien el presidente al no conceder el trofeo. Este debería ser el nivel y el criterio todas las tardes, aunque mucho nos tememos que en cuanto lleguen las figuras, la exigencia desde el palco será bien distinta.
El sexto fue un novillo que embistió en las tablas con nobleza aunque sin transmisión, lo que sabemos que en esta plaza no sirve para triunfar. Pasó el trasteo bajo la indiferencia del público que a esas horas estaba ya deseando abandonar la plaza por las bajas temperaturas. Se calentó algo más el ambiente en el final de faena con el vulgar arrimón de Navalón, que puso a algunos espectadores en pie. Mató muy mal y acabó siendo silenciado.
Como han visto, la novillada de Montealto fue decepcionante por su ausencia de casta para los aficionados, aunque seguramente los que se ponen de luces delante de ellos terminarían encantados por las embestidas de los novillos. El ganadero, en los micrófonos de Onetoro, dijo que le habían gustado especialmente tercero, quinto y sexto y realizó una crítica hacia la forma en la que se realiza la suerte de varas en esta plaza, donde nunca se intenta lucir a los animales, reivindicación que llevamos haciendo durante mucho tiempo todos los aficionados y a la que nos sumamos, aunque cada vez son menos las esperanzas de que vaya a cambiar.
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