DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Final desierta
22 Julio 2012 | Escrito por Ricardo Anguas. | Fotografías de Constante
Novillada con picadores. Saltarían al ruedo 7 novillos, pues el primero de la tarde-noche, se devolvería a los corrales, debido a la invalidez manifiesta en sus cuartos delanteros y traseros. En su lugar saldría un sobrero de Yerbabuena, del cartagenero José Ortega Cano. El novillo inválido nombrado anteriormente sería, al igual que el quinto y sexto del festejo, de la ganadería de Domingo Hernández y el resto del hierro de Garcigrande, ambos hierros del mismo propietario y de procedencia Juan Pedro Domecq. Novillada mal presentada, fea, desigual en hechuras, distintas caras, flojos, mansos, sin raza, descastados…Todo lo que un aficionado pide y exige que no salga en la supuesta plaza más importante es con lo que nos obsequiarían en esta final tan poco competente. El único animal que se libraría, en cuanto comportamiento se refiere, sería el segundo, que rompería a embestir en la muleta.
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- Juan Leal: francés (oro y oro): silencio y silencio tras aviso.
- Juan Ortega: sevillano (grana y oro): ovación tras aviso y silencio tras aviso.
- Juan Viriato: de Colombia (tabaco y oro): silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Mitin vergonzante de los tres diestros a la hora de finiquitar a sus oponentes.
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Cuadrillas: poca profesionalidad por parte de los subalternos de a pie y por parte de los picadores. Cabe mencionar un quite del tercero Pérez Valcárcel a su matador en el sexto y un par bueno de banderillas de Francisco Javier Morera, en el mismo novillo citado.
Autoridad: D Manuel Muñoz Infante, presidiría, muy mal por dar el visto bueno a la novillada en sus reconocimientos correspondientes.
Aforo e incidencias: aproximadamente un tercio de entrada sobre el aforo total, casi dos tercios en los tendidos. Agradable temperatura veraniega. El premio al novillero ganador quedó desierto.
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Los augurios que se vaticinaban para esta tarde eran cuanto menos poco alentadores para los aficionados. Una ganadería de borregos pastueños, vacíos por dentro, como es la de Domingo Hernández, que apenas lidia en novilladas, se anunciaría en esta final. Por parte de los novilleros, la gracia innata del sevillano Juan Ortega, las estocadas pretéritas del francés Juan Leal y la sensibilidad por parte de la empresa de anunciar al malherido y corneado tres semanas antes, el colombiano Juan Viriato, eran el total de las razones de ir a los toros con algo de ilusión.
El francés Juan Leal demostraría algo de valor en su toreo encimista y poco emotivo. Poco emotivo, de igual manera que sus adversarios, tanto su primero bis, que debería haber vuelto a los corrales, como su antecesor, por estar mermado de sus cuartos traseros y delanteros. El cuarto tampoco le dio muchas opciones al joven novillero debido a su mansedumbre, un novillo cariavacado con genio, pero sí hay que señalar que el joven debió arrear mucho más. No se acordó de matar correctamente. Y mostró poca personalidad, pues es pura imitación a su paisano Sebastián Castella.
Al sevillano Juan Ortega se le observaron sus buenas maneras de mover el capote a su primer oponente, al más puro estilo sevillano. Y en la muleta se le apreció también su buen estilo manejando la franela, una muñeca dominadora y una buena cintura. Aunque debe corregir su colocación y mostró su poco bagaje delante del novillo, los aficionados vemos en él, lógica y obviamente, unas cualidades innatas de ser torero. En este día de compromiso, los adornos por bajo y sus pases de pecho fueron lo más reconfortante para el aficionado aunque, debido a las pocas novilladas que lleva toreadas, estuvo por debajo de las cualidades de su primer novillo…En el quinto, ni fu ni fa, no dejó nada. Artísticamente, solo algún destello suelto. Y la parte más negativa, su deficiencia utilizando el estoque.
El más verde de los tres novilleros, indudablemente, el colombiano Juan Viriato, posiblemente se acordaría de su grave percance acontecido tres semanas antes. Se le vio falto de ritmo, atropellado, no podríamos juzgar si lo hizo bien o mal, es que simplemente no dio un pase limpio con sus engaños. Novillero pasado de edad, dejó en evidencia que no sirve para desempeñar tan complicada aventura taurina y debe por su bien y el de su gente cercana dedicarse a otra cosa menos arriesgada.