Texto: Roberto García. 07 abril de 2012.
Con el cielo algo encapotado, hacíamos nuestra llegada a la finca Monte Valdetiétar, precioso rincón en el que pastan los albaserradas de Escolar Gil, bien acogidos por el ganadero, iniciamos nuestra visita a este reducto de casta poder y belleza del que tanto disfrutamos. Lo primero en vislumbrar fue la casa familiar, toda una joya, a la que no le faltaba el detalle taurino de tener un burladero en uno de sus vértices, pues colinda con uno de los cerrados, que mas que cerrados debemos denominar cuarteles debido a su gran extensión. La finca cuenta con cerca de 500 Ha y se trata de una dehesa de encina y poco matorral en pleno valle del Tiétar abarcando desde la zona de monte bajo hasta el propio Río Tiétar, que riega las praderas ribereñas del espacio natural.
Nos dispusimos por tanto a abordar un remolque agrícola e ir en busca del ganado, pues en estas fincas con solera, el ganado no se vislumbra, sino que es precisa la buena labor del mayoral, su vaquero y uno muy peculiar, se trata del hijo del torero de la casa, El Fundi y que con once años es un monstruo de la doma vaquera. Contemplamos en primer lugar la torada de la que saldrán cuatro de las corridas que este año tiene preparadas Don José y una novillada, se trata de: Ceret, Vic-Fezensac, Azpeitia y Cuéllar, siendo la novillada para la localidad serrana madrileña de Collado Mediano. Como se aprecia en las fotos los animales lucían caras serias, viveza en sus miradas y pelajes variados desde el negro jirón hasta el cárdeno claro, sobresaliendo de entre ellos un bello semental de ocho años, todo un pavo, con toda la barba, algunos como yo, sin saber que padreaba...¡No dudamos en reseñarlo como un candidato fijo para San Isidro!
Nuestro recorrido continuó hasta cerca de la ribera del Tiétar, dónde en una pradera de siembra, pastan una parte del hato de madres del hierro, donde se alimentan durante las primeras horas del día, para pasar la tarde después en la parte de monte bajo, evitando así que la pradera se degrade y que abusen del pasto. Sin duda en estos detalles se ve que tener una finca tan cuidada lleva esfuerzo y trabajo día a día. Delante de nuestro remolque desfilaron las señoras de la dehesa, que con la paridera bastante avanzada eran seguidas por montones de becerritos, algunos de ellos con pocas semanas incluso días de vida, pocas eran ya estas semanas de abril las que quedaban por parir. Las acompañaba un semental serio y bien comido, de pelo entrepelado.
Visitamos poco después a los utreros, a los que este próximo 2013 veremos en bastantes lugares importantes si todo va bien, ya que lucían seriedad en sus pitones los aproximadamente 40 animales que pudimos observar gracias al buen hacer del trotar de los jinetes que con conocimiento y oficio realizaban el manejo de las reses. De postre lo más esperado, los veintiún morlacos de donde saldrán según vayan rematándose las corridas de Madrid, Dax y Mont de Marsan, a los que muy de cerca pudimos contemplar, todos ellos con gran seriedad en la cara, aunque la sensación de seriedad fuese menor debido a las fundas, de gran utilidad para el ganadero, y que instala en los pitones durmiendo las reses evitando los resabios y la paliza que se pegan los animales al apartarlos e inmovilizarlos; y con el cuajo aún algo desigual, como corresponde a la época anual en que nos encontramos. En este momento tal como estaban de remate y viéndolos con las fundas, estaban por encima, a mi parecer, varios como el número 11, Cárdeno claro, el 44, el 18, el 30, o el 55.
Concluimos nuestra agradable estancia en Valdetiétar visitando el amplio ruedo y bien cuidado albero de su plaza de tientas, y tras la foto de rigor, el ganadero continuó demostrando su hospitalidad y buen trato, el cual agradecemos una vez más, abriéndonos su casa para tomar un pequeño aperitivo, llegando finalmente el momento de partir a comer a la cercana localidad de Arenas de San Pedro. Nos quedamos con un gran sabor de boca, una buena experiencia tras la visita a este hermoso rincón del Valle del Tiétar.
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