DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Corrida de toros. Vigesimotercera de feria, casi lleno. Toros de Palha mal presentados, descastados y muy mansos. Un sobrero de Carmen Segovia manso y muy parado. Un sobrero de Aurelio Hernando manso y noble.
- Luis Bolivar: Aviso, bajonazo (Silencio). Estocada casi entera baja (Silencio).
- Salvador Cortés: Aviso. Estocada casi entera tendida y baja. Dos descabellos (Pitos). Dos pinchazos, pinchazo hondo y bajo. Dos descabellos (Fuertes pitos).
- David Mora: Metisaca y Bajonazo (Silencio). Pinchazo y estocada (Algunas palmas).
Presidente: D. Manuel Muñoz Infante. Suerte de varas: Se picó mal, especialmente al 4º al que Leiro masacró con dos varas la misma paletilla y al 6º, al que propinaron castigo suficiente como para que no quedara nada aprovechable. Mal David Mora por ordenarlo. Aburridísima tarde en Las Ventas.
Viendo los últimos productos de esta ganadería y aun siendo predilecta de los aficionados, la verdad es que no esperábamos mucho pero ha sido demasiado poco, por falta de casta y presentación. La ratilla que saltó al ruedo en segundo lugar llevaba arrastras las patas pero costó lo suyo para que Don Manuel la echara para atrás, sin embargo al sexto le sobró con perder una sola vez las manos para acompañar a la parada de cabestros. Sin excepción mansearon, demostraron complicaciones y una absoluta falta de casta. Bolivar estuvo mal con su primero. Este Peluquero I, con el quinto, fue de lo poco potable de la corrida y siendo un toro feo, manso y soso, en la muleta se dejó pero algo le vería Bolivar para ir en cada pase despegándose más y más hasta que al final vimos claramente que el toro estaba bastante por encima de él. Lo mató de un bajonazo. A su segundo, un barrabás al que Leiro había propinado dos puyazos en la misma paletilla, le despachó de otro sartenazo después de enredarse en un intento de faena incomprensible y pesada. De este sí hay que decir que era un toro muy cabrón que a medio viaje se volvía buscando pinchar la carne del torero. Sin ser un prodigio, a Salvador Cortés le habíamos visto alguna vez templar los toros, sin embargo esta tarde este torero ha demostrado estar completamente perdido. Con su primero, un manso sobrero de Carmen Segovia, anduvo todo el tiempo llevándolo hacia los terrenos de fuera donde el manso estaba claro que no quería embestir, además a mí me pareció que Salvador Cortés no estaba ni mucho menos dispuesto a intentar darle un pase, con lo que nos dejó con las ganas de saber si en las tablas hubiera podido tenerlo. Su segundo, también manso, fue a mi modo de ver el que mostró más posibilidades de toda la corrida de Palha. Enganchaba la muleta de Cortés constantemente y entonces el toro derrotaba, pero si alguna vez logró que el toro fuera sin tocarla, este pasaba y con la cara baja, sin hacer un raro, dejándonos la profunda sospecha de que si se le hubieran hecho las cosas bien este toro habría servido. En fin, este torero está para pensárselo. Sin triunfo, David Mora dijo algo más. Con su primero, un toro mal presentado con cara de vaca, se la jugó. Quien lo quiso ver, vería que el torito iba todo el tiempo con la cara alta, se le paraba y miraba al torero y el torero tragó; y cuando se traga con un toro que no te va a dar posibilidad de triunfo es que quieres dejarte ver, aunque sólo sea por pundonor torero. El sexto fue un sobrero de Aurelio Hernando de sangre veragueña y preciosa capa jabonera de muy correcta presentación que sufrió un intento de asesinato en los tres encuentro con el peto y con el que Mora sólo se justificó con series de pases inconexos que hicieron que muchos empezaran a levantarse de sus asientos en clara actitud de huida. ¡Vaya tarde! Sin duda alguna el triunfador no fue toro ni torero, fue un abuelete en la grada del 8 que agarrado a una rubia por cada flanco se entregaba a un frenesí de risas, bailes y besos mientras el asustado jabonero no hacía más que entrar y salir de chiqueros. Media plaza mirando para atrás jaleando al viejo que no dio la vuelta al ruedo porque no había quien le hiciera soltar a las dos jamonas. Así es Madrid; y que no nos cambien.