DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Toros de la ganadería de Alcurrucén. La tarde se presentaba tormentosa y lluviosa para este vigésimo festejo del serial isidril en el que se anunciaba, por segunda vez en el ciclo, una corrida de Alcurrucén de mala presentación para esta plaza, con prácticamente todos los toros protestados por sospechas de “arreglo” en las astas. De variados pelajes, resultones algunos como el 5º, que, al corretear por la plaza con esos movimientos de lorzas, más parecía una vaca lechera que un toro de lidia. Toros mansos, sin fuerza, “regordíos”, sueltos de carnes, descastados y sin codicia. Todos fueron pitados en el arrastre. Petardo ganadero de los buenos y petardo ¿por qué no decirlo? de la empresa que sólo piensa en los llenos y poco en lo vacía de contenido que está siendo esta Feria de San Isidro.
Cartel de relumbrón, 22798 asistentes. ¿Estarán entre estos asistentes los 2800 abonos regalados?
Diego Urdiales: de catafalco y oro. Estocada defectuosa tras aviso: PALMAS. Estocada: SILENCIO.
Alejandro Talavante: de grana y oro. Estocada tendida tras tres pinchazos que necesita descabello: SILENCIO. Estocada trasera tras aviso que requiere descabello: SALUDOS.
Daniel Luque: de azul marino y oro. Media estocada caída y descabello tras aviso: SALUDOS. Estocada: VUELTA AL RUEDO.
Presidente: D. José Luis González González. No devolvió ninguno de los toros protestados (todos lo fueron con más o menos intensidad), cambió el tercio en el cuarto con sólo tres banderillas clavadas en Flauta y se mantuvo firme obviando los trofeos que se solicitaron de manera minoritaria. No estaría de más que actuase de oficio y pidiese un examen post mortem de las astas de la corrida completa.
Tercio de Varas: Nada destacable en este tercio que está muriéndose por momentos. Puro trámite en esta tarde en la que la lidia fue desastrosa.
Cuadrillas: Ya es costumbre que Iván García se tenga que desmonterar en cada comparecencia suya en Las Ventas. En la tarde de ayer lo hizo tras banderillear al tercero de la tarde, Tonadillero. Hay que destacar para mal la lidia del 4º: un desastre absoluto.
Era la tarde de este vigésimo festejo una de las que se denomina de “relumbrón”, es decir, pensábamos que iba a ser una tarde llena de luz y viveza y lo que nos encontramos fue una tarde oscura y moribunda y no sólo por el cielo gris de Madrid.
Gris fue la presentación de los seis toros, gris fue la actuación de los toreros y gris la actitud de empresa al anunciar por segunda vez en el ciclo la misma ganadería ¿no hay nada mejor en todo el campo? ¿No se puede permitir, después del éxito de taquilla del que tanto se ha presumido, pagar algo mejor?
Diego Urdiales encaraba su segunda y última presencia en esta Feria impecablemente vestido, Feria por la que ha pasado despacito, sin hacer mucho ruido, como sin querer molestar. Hasta para eso tiene gusto el riojano. Lo cierto es que le tocó el peor lote, aunque era difícil separar lo malo de lo muy malo. Intención puso, brindando la muerte del animal al respetable, animal que perdía las manos al tercer muletazo. Todo, que no fue mucho, lo hizo Urdiales. Con el toro que salió en cuarto lugar todo empezó mal: desde las claras muestras de mansedumbre del bóvido al desastre en la lidia en la que el matador no supo imponer criterio y orden. Siempre apetece ver a Urdiales, apreciar su pureza y buen gusto y la tarde de ayer no dio lugar a nada de eso.
Es Alejandro Talavante uno de los consentidos de Madrid, dicen las malas lenguas y no es que sea consentido, es que el extremeño dio muchas tardes buenas a los aficionados cuando sus compañías eran otras y eso se queda grabado a fuego en la memoria. Venía con más ganas Talavante, o eso pareció cuando entró al quite del primero. Con Cornetillo, segundo de la tarde, abrevió, o al menos esa era su intención primera porque le costó lo suyo acabar con la vida del animalito que andaba justo de fuerza y desconocedor de eso que se llama casta. Con el quinto de la tarde, un toro que no se debería haber lidiado por su evidente falta de fuerza, lo intentó y puso de su parte. empezó la faena de rodillas (que sí, que ya no está en edad de hacer esas cosas, pero torea de rodillas mucho mejor que algunos de pie) dando unos pases que hicieron las delicias del público presente. La faena, brindada al público, fue de más a menos intensidad y es que el toro no daba para más. ¿Esperanza? ver que Alejandro Talavante ha abandonado la abulia, aunque todavía está lejos de ser ese Alejandro al que acompañaba Corbacho, no termina de ajustarse, de acoplarse. Le queda una tarde, veremos.
De Daniel Luque hay que destacar una muy buena tanda de derechazos con Tonadillero, tercero de la tarde, toro que brindó al público y con el que se dobló por bajo al inicio de su faena. No estando bien -siempre peca de ventajista- estuvo por encima de un animal simple, descastado y sin posibilidades por el pitón izquierdo. Con el sexto, quizá el peor toro de la tarde, tampoco estuvo muy fino, siempre se puede rescatar algún muletazo, pero poco más. Dio una buena estocada que le valió una petición de oreja que el presidente no concedió, hubo de conformarse con una vuelta al ruedo.
No será recordada la tarde del 2 de junio de 2023 por ser una tarde para la Historia de la Tauromaquia, quizá sí para documentar, por un lado, la falta de moral y ética de empresarios y ganaderos que no se sonrojan ante la pantomima de toros que presentaron ayer. ¡Qué vergüenza, señores de Plaza 1! ¡Qué petardo ganadero, señores Lozano! Por otro lado, también para documentar la paciencia infinita y la afición que hay en Madrid, con la que está cayendo y nadie se mueve de su sitio. Tarde tras tarde se pasa por taquilla, se aguantan inclemencias meteorológicas y empresariales, insultos de los subvencionados del gin y, sobre todo, que se rían de uno en su cara. Es para no volver, pero ahí estaremos esta tarde otra vez, no quepa la menor duda.