DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
05 octubre 2013 | Escrito por J. Barranco | Fotografías de Constante
Tercera novillada del ciclo de encastes minoritarios. Seis novillos de Tomás Prieto de la Cal, encaste: Vázquez-Veragua. El primero fue devuelto a los corrales por inválido, se corrió turno y en cuarto lugar salió un sobrero de Mollalta, procedencia Torrealta.
1º.- Dormilón: En la primera vara fue picado trasero y le tapó la salida, el novillo no se empleó, perdiendo las manos. En la segunda recibió un picotazo trasero. Manso, descastado e inválido.
2º.- Friturero: La suerte de varas fue un puro simulacro. No se le vio en el caballo y en la muleta se dejó torear, mostrando una nobleza impropia de un animal de su raza.
3º.- Felino: En la primera entrada al caballo el piquero le tapó la salida y el burel no se empleó. En la segunda recibió un picotazo sin ponerlo en suerte. Manseó en el caballo y en la muleta se vino abajo; a pesar de esto, el torero estuvo por debajo de su enemigo.
4º.- Cortijero (sobrero de toros de Mollalta): En la primera vara el piquero permitió que se estrellara en el estribo y después le zurró la badana con saña. En la segunda, el picador lo castigó en exceso, tapándole la salida. Vamos, para que no se vuelva a vestir de luces. Manso que fue destrozado en el caballo.
5º.- Hocicón I: En la primera entrada al montado fue picado trasero y en los bajos, saliendo suelto de la pelea. En la segunda no se empleó por falta de fuerzas y el piquero se limitó a sujetarlo marcando trasero. Manso, inválido y descastado.
6º.- Hocicón II: En la primera entrada, el picador marró y el novillo no se empleó en el castigo. La segunda vara fue un desastre, el animal entró al caballo con el capote de su matador prendido en las defensas y no fue castigado. Manso que ha necesitado un torero para someterlo en la muleta.
PEDRO CARRERO: De catafalco y oro. Estocada casi entera y caída. Silencio. Media estocada en los bajos y dos descabellos. Silencio.
MANUEL DÍAS GOMES: Celeste y oro. Pinchazo y estocada caída. Intentó saludar y recibió una sonora pita. Pinchazo hondo y estocada. Silencio.
JAVIER DE PRADO: Nazareno y oro. Bajonazo. Petición minoritaria del autobús de seguidores. Media estocada atravesada. Silencio.
Cuadrillas y otros: La fiesta adolece en la actualidad de picadores profesionales que realicen su trabajo con dignidad y afición. Es una pena ver a estos individuos, realizar la suerte de picar con un desconocimiento impropio de su profesión. Alguien debía tomar la responsabilidad, si es que quiere tomarla, para intentar meter en vereda a este colectivo que campa a sus anchas por los ruedos de las plazas de toros, montados en esos mastodontes, originando una indefensión total de los animales que salen al ruedo y de la fiesta. Durante la lidia del sexto se gustó el torero de plata Alberto Román “Bolita”. En banderillas lo intentó Claudio Miguel Nunes en el segundo de la tarde, pero salió apurado de la cara del toro y en el quinto, se lució Juan Antonio Cobos.
Presidente: D. Justo Polo Ramos. Devolvió el primero de la tarde a petición de los aficionados; su intención fue ejercer de empresario, como le pasó en el primero bis, un novillo sin fuerzas y sin hechuras que fue fuertemente protestado y el usía hizo tragar a los aficionados su lidia. Ejemplar decisión del presidente en pro de la defensa de la fiesta.
La novillada de Prieto de la Cal defraudó de nuevo. Se esperaba con ilusión esta novillada, pero los aficionados salieron desencantados, tanto de su presentación como de su juego, mostrando una total falta de casta. Solo el tercero y el sexto hicieron abrigar alguna esperanza a los aficionados, pero ambos novillos cayeron en manos de un torero inexperto que no supo estar a la altura de sus enemigos. El sexto salió al ruedo barriendo el albero y acudió a la tronera del tendido 1 con mucho empuje, tal que casi salta la barrera.
Ayer acudieron a Las Ventas tres novilleros ya maduritos y con un bagaje impropio para sus edades. El más joven tenía 20 años, y esta es su primera temporada con picadores. Antes, los novilleros salían a jugársela y cuando se criticaba su labor solía comentarse: “Ha estado en novillero”. Eso se ha terminado, hoy todos pasan por las escuelas taurinas y traen la lección aprendida y desde sus inicios sacan a relucir las ventajas que manchan la pureza de la fiesta y merman las ilusiones de los aficionados que acuden a las plazas, esperando que salga algún torero que rompa con las estructuras impuestas por los matadores de postín, basadas en las ventajas y en los toros que lidian. Difícil tarea esta.
En el sexto de la tarde, Javier de Prado terminó siendo toreado por su enemigo, hecho que el torero no asumió, mostrando un descontento a través de los gestos que manifestó, intentando hacer creer a los asistentes que la culpa de su fracaso fue de su enemigo. El novillo calamocheaba pero él no supo someterlo bajándole la muleta. No será porque no le aconsejaron los subalternos desde el burladero. Qué vicio tienen estos toreros de plata, que se permiten dar consejos a su matador, pero cuando ellos salen a la arena da pena verlos. En el tercero y ante un novillo que se quedó sin gas, mostró una inoperancia total en el manejo del la franela, estuvo bailando durante toda la faena sin asentar los pies en la arena, mostrando estar muy poco preparado para estos festejos, algo mayores que su experiencia. Ánimo torero.
El único que sacó a relucir algún detalle fue el portugués Manuel Dias Gomes en el manejo del capote. Recibió a sus dos enemigos moviendo el percal con las manos bajas, llevándolos embarcados en los vuelos del capote, ganándole terreno en cada capotazo. Con la muleta el panorama cambió radicalmente. Su primer enemigo llegó al último tercio con las fuerzas justas, pero el torero estuvo muy vulgar, realizando una faena sin ligazón. Con la mano izquierda consiguió dos naturales sueltos con lentitud y profundidad, eso fue todo. Tuvo el feo detalle de salir a saludar cuando no hubo petición mayoritaria del público para tal merecimiento. En el quinto de la tarde, después de unos estatuarios, sacó a relucir las posturitas pintureras impropias de un novillero, que dio la impresión de estar de vuelta y con el cortijo esperándole como morada. Primero hay que torear, torero y después adornarse al gusto de cada uno.
Por su parte, a Pedro Carrero le tocó lidiar con un inválido en el primero que mató que, al ser devuelto, se corrió turno y salió a la arena el que estaba anunciado como cuarto. A pesar de esto sacó las ventajas impropias de un novillero que busca abrirse camino en esta profesión. El novillo perdió las manos al segundo muletazo, pero eso no fue óbice para que el coleta intentara ponerse bonito en la cara del toro, sin embargo cuando citaba metía el pico con descaro. Ese no es el camino, torero. Su segundo enemigo llegó a la muleta para el arrastre, después de sufrir el castigo de un piquero sin piedad y el novillero de Villaverde Alto no tuvo oportunidad de lucimiento. Otra vez será, torero, pero con la verdad por delante.