DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En clima primaveral y con ausencia total de viento se ha jugado el quinto festejo del ciclo continuado isidril en el que se han lidiado y dado muerte a cinco animales de El Torero, origen Salvador Domecq y Díez, y a un sobrero de la ganadería madrileña de Montealto, procedencia Domecq y Díez. Una señora corrida de toros. Serios, sueltos de carnes, cinqueños, de gran arboladura y muy astifinos desde la cepa al pitón, pero vacíos por dentro y de mal contenido. Encierro áspero y duro que exigió firmeza y oficio a los actuantes.
ANTONIO FERRERA. De verde botella y oro. Espadazo bajo de rápido efecto; SILENCIO. Pinchazo en los bajos y bajonazo; SILENCIO.
DANIEL LUQUE. De blanco y oro. Pinchazo, estocada baja y un descabello; SILENCIO. Pinchazo y estocada; SILENCIO.
GONZALO CABALLERO. De celeste y oro. Pinchazo, estocada corta con telonazo; PALMAS. Pinchazo hondo y dos descabellos; SILENCIO.
Presidente: D. Gonzalo de Villa Parro. Sin excesivas complicaciones a lo largo del festejo para uno de los peores presidentes que ha tenido la plaza de toros de Las Ventas. El quinto toro fue devuelto a corrales una vez comprobada su extrema invalidez para la lidia.
Tercio de varas: Sin realizar una buena pelea en varas y casi todos cantaron su mansedumbre nada más sentir la puya en su piel. Paradójicamente los montados tuvieron mejor tarde.
Cuadrillas: Gran tarde de los de plata. A destacar la tarde de Juan Contreras, Raúl Ruiz, Abraham Neiro, José Chacón y Fernando Sánchez.
La tarde empezaba con memoria. Tras romper el paseo el diestro Gonzalo Caballero recogía desde el tercio la ovación de reconocimiento que la afición venteña le tributaba después de caer herido en su última tarde.
Antonio Ferrera mandaría pronto al desolladero a un serio toro girón de bella estampa. Bravucón y sin ganas de pelea finalizaría el animal al resguardo de los adentros con un espadazo bajo de rápido efecto. La gran brega realizada por José Chacón fue lo más destacado de este primer acto junto con la buena pelea en varas realizada por el astado tras echar a tierra a Antonio Prieto y a su caballo. El segundo de su lote, un toro fino de cabos, de gran longitud de pitón, únicamente duró hasta la segunda serie en la que el animal desarrolló completamente a embestidas defensivas y cabeceos violentos.
El primero de Daniel Luque cantaría la gallina en sus dos acometidas al caballo. Un toro alto y algo acapachado. Aunque el inicio de faena fuese poderoso y firme apenas podría el matador evitar los punteos, hachazos y derrotes violentos del animal vaciando los muletazos por debajo de la pala del pitón de un toro ingrato, pronto y con bastante genio. Ninguna opción tuvo Luque ante el hondísimo sobrero de Montealto que haría de quinto bis. Un burel cebón y acochinado que embestía de manera descompuesta y a arreones.
El lote de más opciones se lo llevaría Gonzalo Caballero. Apenas hubo orden ni concierto en su primero. Una faena muy expuesta a un toro que fue ovacionado de salida, de imponente trapío y cornalón, de embestidas más templadas a la de sus hermanos de corrida, pero de condición rajada y desentendida al final de cada lance y que apenas pudo ser sometido ni sujetado por el torero. Algo similar sucedería con el cierra plaza. Un sexto abierto de cuerna, de astas grises, protestón en el caballo, alegre en banderillas y noble en la muleta. Caballero inseguro con la mano izquierda escasamente consiguió dominar su embestida en una faena venida a menos.
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