DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Novillada de triunfadores, lidiándose ganado de Fuente Ymbro (1º, 2º y 3º), formada por reses de encaste Domecq, línea Jandilla y Montealto (4º, 5º y 6º) de procedencia Luis Algarra y El Ventorrillo. Muy justos de presentación los de FY, siendo el primero indecente. En líneas generales desarrollaron una lidia sosa, sin entrega, dejándose pero sin transmitir demasiado. Mejor presentados los de Montealto, cumplidores en varas, nobles y sosos. El sexto devuelto por otro del mismo hierro. El peso medio de la novillada según la tablilla mentirosa fue de 477 kg.
Jorge Martínez (obispo y oro). Estocada baja y tendida. Aviso y ovación. En el cuarto estocada. Ovación.
García Pulido (blanco y plata).Pinchazo y estocada atravesada. Aviso y silencio. Estocada contraria. Oreja.
Mario Navas (azul añil y oro). Bajonazo. Ovación. Pinchazo, estocada contraria y dos descabellos. Aviso y silencio.
PRESIDENTE
Festejo Presidido por D. José Luis González González. No debió aprobar el primer novillo. Resto de la tarde sin demasiadas complicaciones.
TERCIO DE VARAS Y CUADRILLAS
La novillada no se prestó en demasía para la lidia completa de los tres tercios. Más bien el comportamiento en líneas generales fue sosote. Destacaron a caballo Francisco de Borja de la cuadrilla de García Pulido en el segundo novillo y con los garapullos el Niño de Aravaca e Ismael González en el quinto.
En tarde soleada y calurosa, según el aforo registrado por la empresa fue de 6.313 espectadores.
Hemos presenciado en una tarde muy calurosa una novillada dónde se anunciaba los triunfadores y yo me pregunto, ¿de qué? De los tres anunciantes solamente García Pulido cortó una oreja en la feria de la comunidad. Si esta es la imagen de ambición que deben tener tres novilleros mal futuro tenemos. Un cuarto de entrada demuestra el poco interés despertado en los aficionados.
De lo mejor de la tarde fue, como dijo mi amigo Alberto Herrero, la nube que cubrió esos rayos de sol que calientan el granito y como no el compartir tarde con los aficionados que sobreviven a los isidros y a los guiris.
Ganaderías de garantías para tal ocasión, pero esta vez, tanto Ricardo como Agustín no acertaron en sus embarques. En líneas generales falto entrega y transmisión, cualidades necesarias para sentir algo en esta plaza. Que no dijeron mucho.
Abría el cartel Jorge Martínez. Torero al que siempre se le espera. Tiene buenas maneras y maneja los engaños con hondura y soltura. Pero no tiene demasiada suerte en los sorteos. Su primer novillo, noble y con movilidad en el tercio final, le ofreció posibilidad de lucimiento y trazó muletazos de altura con ambas manos pero a la faena la faltó ajuste, remate y emoción. Este torero muy respetado por la afición venteña necesita un animal con más transmisión y más sensación de peligro, es decir, lo que puede tener un toro. Quizá el novillo se le quede ya pequeño y para expresar su buen concento necesite de la seriedad y expresión que tiene el cuatreño o cinqueño.
Más de lo mismo pasó en el cuarto de la tarde, sumándose la excesiva nobleza y sosería de su oponente y la desgana del joven espada.
El segundo de la tarde, sería de los de más dificultad, pues desde los primeros lances se apreció que no humillaba. García Pulido estuvo a la defensiva sin conseguir lucimiento y evitando las embestidas con la cara alta. El quinto de la tarde de Montealto, de nombre Liviano, fue el mejor de la novillada. Un ejemplar noble, franco, con calidad en las embestidas, con alegría y prontitud al que el novillero no supo aprovechar. Con un pase cambiado por la espalda y de rodillas empezó la faena. Liviano quería distancia, mando y colocación y García Pulido estuvo vulgar. No se acopló al novillo a pesar de las variadas y largas tandeas por ambas manos que no llegaron a alcanzar la emoción que público y novillo demandaban. Aun así corto oreja pueblerina.
Mario Navas cerraba la terna. Tiene buenas maneras pero tampoco fue su tarde ni su lote. Tan solo detalles bonitos y aroma de toreo bueno. Su primer novillo fue muy soso y poco se podía aprovechar, estuvo voluntarioso. Ante la sorpresa de los asistentes salió al tercio a mendigar unas palmas que nadie le premió. Hay que tener más vergüenza torera y taparse, más aún con ese bajonazo.
El sexto fue un sobrero de Montealto al que no pudimos valorar su juego, pues su picador Alberto Sandoval castigo en exceso y en mal lugar. El utrero lo acusó considerablemente llegando a la muleta muy parado e imposibilitando cualquier momento de lucimiento por parte del novillero.
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