DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
27 de mayo de 2014 | Escrito por ©Pepeíllo | Fotografías de Constante
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros. Tiempo apacible con tres cuartos de entrada.
Los veterinarios rechazaron el día anterior la corrida anunciada de José Luis Pereda y fue sustituida por una de Fuente Ymbro, encaste Juan Pedro Domecq Díez-Jandilla. En líneas generales bien presentada, aunque hubo algunos toros feos de hechuras, como el primero y tercero.
Uceda Leal: De sangre de toro y oro. Estocada desprendida atracándose de toro. Oreja protestada. Estocada baja y dos descabellos. Silencio.
Curro Díaz: De blanco y oro. Estocada caída. Silencio. Metisaca y estocada caída. Silencio.
Matías Tejela: De granate y oro. Pinchazo bajo y cruzado, aviso y tres descabellos. Saludos desde el tercio. Pinchazo y tres descabellos. Silencio.
Presidente: Dos borrones echó el presidente en su labor, el primero fue la concesión de la oreja a Uceda Leal sin petición mayoritaria y la segunda cambiar el tercio de varas en el sexto, al derribar el toro en su segunda entrada al caballo, pero no por empuje, sino porque se metió debajo de éste. Cuando el toro estaba colocado en suerte el presidente cambió el tercio, evitando con ello verlo en varas. Muy despistado se le vio al presidente en este tercio.
Suerte de varas:
1º Gritador. 525 Kg: En la primera entrada al caballo el piquero le tapó la salida y el animal hizo una fea pelea dando la vuelta de campana. En la segunda entrada fue picado trasero y salió suelto del caballo, dándose otra costalada en la arena. Manso en el caballo y blando, llegó a la muleta con una nobleza impropia de un animal de esta raza.
2º Sacacuartos. 538 Kg. Hizo una fea pelea en la primera entrada al montado y mostró blandura perdiendo las manos En la segunda vara se dejó pegar. En esta entrada el picador mostró una falta de experiencia en el manejo de la montura, ofreciendo al toro en el cite la grupa del caballo en lugar de los pechos, haciendo esta bella suerte un autentico despropósito. El toro blando y mansote ha cumplido en la muleta.
3º Fetén. 537 Kg: No se ha empleado en la primera entrada saliendo suelto del caballo. En la segunda vara acudió suelto y al sentir el hierro salió suelto también. Manso que ha puesto en bandeja el triunfo del torero.
4º Codicioso. 510 Kg: En la primera vara no se empleó y en la segunda no se le vio. Manso encastado que puso en su sitio a cada torero que pasó por su lidia.
5º Comisario. 521 Kg: En la primera entrada al caballo el picador solo marcó el castigo pero trasero y el animal salió suelto. En la segunda le tapó la salida sin necesidad ya que el toro no merecía ese trato. No se le vio en el caballo ni en la muleta.
6º Ibicenco. 514 Kg. Acudió suelto a la primera cita con el montado, le tapó la salida y no lo castigó. En la segunda entrada el toro debido al impulso se metió debajo del toro y derribó. Cuando estaba colocado para que entrara de nuevo fue cambiado el tercio. No se le vio en el caballo y el torero no lo entendió.
Cuadrillas: Durante la lidia del tercero y del sexto se tuvieron que desmonterar los toreros de plata, José Manuel Montoliú, en el primero y Ángel Otero en el sexto. El último par colocado por este último fue espectacular, dejándose ver, acudiendo despacito al encuentro, ganándole la cara a su enemigo y saliendo prácticamente andando de la cara del toro. Como decía un aficionado, con este detalle ha merecido la pena asistir al espectáculo. Y no me excedo en triunfalismos baratos. Sin embargo la suerte de varas fue denigrante, solo Matías Tejela en el sexto consiguió colocar al toro en suerte con tan mala fortuna que el presidente cambió el tercio. Ningún toro acudió al caballo arrancándose desde la distancia correspondiente. No cabe duda que esta bella suerte está en horas muy bajas y se ha convertido en un puro trámite, la mayoría de los toros que se lidian no la necesitan y a los toreros no les representa artísticamente nada y por lo que se observa, a los espectadores, menos.
Entre corridas remendadas y rechazadas, el aficionado va perdiendo la cuenta de su número, lo cual hace pensar que no hay toros donde elegir para esta feria en toda la camada española, ya que aunque se lidie la corrida completa, los toros son en la mayoría de los casos de distintas camadas, conociéndose este hecho como una limpieza de corrales del ganadero y adquirida por el empresario que suponemos a bajo coste.
Ayer no iba a ser diferente, y como decía un aficionado, cuando hay toros no hay toreros o al revés. Pero lo más común de esta feria es que se están marchando muchos toros al desolladero sin torear y con las orejas puestas. En esta corrida también se produjo este hecho, algunos toreros no estuvieron a la altura que merecieron sus enemigos y otros se dejaron ir un triunfo por abusar en sus faenas de las ventajas del toreo moderno. Un caso significativo fue el de Uceda Leal en su primero, un toro escaso de fuerzas que llegó a la muleta con nobleza, metiendo la cabeza con mucha clase y dispuesto a encumbrar al torero madrileño. Pero este no lo entendió así. A su muleta le sobró temple para llevar a cabo unas series de redondos y naturales, de la misma manera que le faltó colocación, citando fuera de cacho y con el pico de la muleta, sin embargo tuvo una virtud, cuando citó al natural adelantaba la muleta hasta colocarla en el hocico de su enemigo provocando con ello su embestida, consiguiendo muletazos largos, pero olvidándose de: cargar la suerte. Su segundo enemigo le mostró al torero desde el comienzo de la faena sus querencias a tablas y al no sacárselo a los medios, el animal no se entregó en la pelea ya que los terrenos elegidos por el torero no fueron los más convenientes para el toro.
Tanto el capote como la muleta de Curro Díaz no recibieron ayer el toque de los hados que otras tardes dotaron al maestro de esa magia para impregnar el ruedo venteño de ese aroma que emanan de sus faenas. Su frágil corazón no le permitió desplegar la motivación que necesitaba para llevar a cabo el toreo para el cual pocos matadores están dotados. Por este hecho las faenas realizadas a sus dos enemigos no llegaron a los tendidos. El quinto fue un toro que se marchó con las orejas puestas al desolladero, y el torero terminó ahogándole la embestida, al no aguantar el envite de su enemigo, recordándoles a los aficionados que no estaba dispuesto a complacer las esperanzas de ver desplegar de su muleta el arte que atesora, dejándose marchar un toro que él era uno de los pocos elegidos para llevar a cabo tal proeza. Otra vez será, torero.
Matías Tejela comenzó la faena doblándose con su enemigo y el animal acusó el castigo, después continuó en redondos templados pero escondiendo la pierna contraria. Consiguió dos derechazos olvidándose de su cuerpo, a los cuales le sobraron el exceso de pico que el torero metió en la muleta. Trató de prolongar la faena con pinceladas sobre un cuadro que no había sido rematado. El toro puso en la muleta del torero el triunfo, pero……A su segundo se lo sacó a los medios toreando con la izquierda, pero su faena careció de distancia y de confianza, mostrando una disposición que le impedía ganarle la pelea al burel, al cual terminó haciendo malo. La tarde no dio para más.