DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
12 de abril de 2015 | Escrito por Pepeíllo | Fotografías de Constante
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Novillada picada. Tercera de la temporada.
6 Novillos de la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero, encaste Juan Pedro Domecq Solís en la línea de Aldeanueva. Bien presentada, la mayoría estaban en el umbral de ser cuatreños y con un trapío que muchos de los asistentes creían que asistían a una corrida de toros, pero sin figuras en el cartel. Su juego fue de manifiesta mansedumbre y sin gota de casta en las venas. Algunos se dejaron torear en la muleta. El ganadero no debió sentirse satisfecho del juego de sus productos.
Daniel Rueda. De marino y oro. Pinchazo tirándose a matar fuera de cacho, aviso, y estocada muy baja y atravesada al encuentro. Silencio. Estocada delantera. Silencio.
Jorge Escudero. Pinchazo, aviso, estocada casi entera, caída tendida y atravesada, 2º aviso, 8 descabellos. Le salvó la benevolencia del presidente de que le echaran el novillo al corral. .Silencio. Media estocada metiendo el brazo con habilidad, descabello y 4 descabellos tras aviso. Silencio.
Antonio Linares. Estocada desprendida y atravesada. Oreja. Bajonazo de escándalo. Silencio.
Presidente: Don Justo Ramos, muy generoso estuvo el presidente en la concesión de la oreja a Antonio Linares en el tercero de la tarde. Confundió la corriente de verbena con la que se solicitó el trofeo, con la poca seriedad que había demostrado el torero en el ruedo. Para charlotadas está el Torero Bombero, con todos nuestros respetos hacía este tipo de espectáculos. El público manda y el presidente a obedecer.
Suerte de varas: 1º Dulcero . 508 Kg: La suerte de varas fue un desastre. El novillo acudió primero al caballo que tapaba puerta y salió suelto. Igual comportamiento tuvo con el piquero titular, volvió de nuevo al picador de reserva y le zurró la badana tapándole la salida. A continuación repitió en el caballo titular y el piquero le mechó el morrillo. Manso y descastado. Una lidia de verdadera pena.
2º Rodillero. 498 Kg. En la primera vara el picador lo picó en los bajos, le hizo la carioca y el novillo ante tales despropósitos, salió suelto. En la segunda entrada lo marearon con tanto capotazo y no lo pusieron en suerte. El novillo se defendió ante el castigo. Manso y descastado que se dejó torear en la muleta.
3º Espartero. 532 Kg: Como nadie lo paró de salida, el animal acudió al caballo en el tendido 10. Y como todo continuó igual entró al relance en el mismo lugar. La cuadrilla no consiguió colocardo en suerte. El novillo manso y descastado que se dejó torear en la muleta, metiendo la cabeza por ambos pitones.
4º Caminero 505 Kg: En la primera entrada al caballo se dolió en el castigo y salió suelto. En la segunda entrada no lo pusieron en suerte y entró al relance. Manso con algo de casta pero se rajó en la muleta.
5º Príncipe I. 503 Kg: En la primera entrada al caballo lo picó el picador que tapaba puerta, le tapó la salida y le arreó de lo lindo. En la segunda vara entró al relance ante la incompetencia de los toreros que no consiguieron ponerlo en suerte. Manso y sin casta, en la muleta el torero no estuvo a la altura de su enemigo.
6º Príncipe II. 493 Kg. En la primera vara el piquero lo castigó en el brazuelo y como no tuvo suficiente con ello, al acudir de nuevo al relance le hizo la misma faena en los bajos. El novillo manseó en la pelea, pero el juego que dio en la muleta puso en bandeja el triunfo al matador, pero este no lo aprovechó.
Cuadrillas y otros: Pocos detalles tuvieron los toreros sobre el albero venteño que marcara su profesionalidad y afición, no pusieron en suerte al ganado frente al caballo ni una sola vez. En banderillas nadie intentó lucirse, solo destacó Marco Galán en la lidia del tercero de la tarde, fue el único que supo bajarle el capote a su enemigo para tratar de enseñarle a embestir. Todo lo demás fue una incompetencia total. Nadie supo parar a los novillos de salida, la actuación de los picadores fue un desastre, todos apostaban para ver quien lo hacía peor y el que ganó la partida fue Miguel Ángel Infante en el sexto. Mostró una inoperancia total, tanto en el manejo de la vara como del montado. Para anunciarse en una plaza hay que reunir otras condiciones que la de ganarse el jornal, hay que tener profesionalidad y afición, y eso fue lo que se echó en falta.
Los toreros tampoco demostraron nada que hicieran olvidar las actuaciones de los componentes de sus cuadrillas. En el tercero de la tarde Antonio Linares se vio gratificado por un grupo de incondicionales que le solicitaron la oreja al presidente con insistencia y este, en un estado de generosidad la concedió. Hoy seguro que se estará arrepintiendo del regalo y del año que le hizo a la fiesta, como también dar alas a quien no sabe volar, pero ya lo dice el dicho, Madrid ya no manda. Los taurinos han conseguido meter la vulgaridad en esta plaza con premios incluidos. Este hecho tiene un grave inconveniente para los chavales, que estos trofeos no significan nada en su carrera. El torero manchego solo mostró la vulgaridad de su muleta, toreando en la oreja de los novillos sin cruzarse en ningún momento y por si fuera poco con estos detalles, se retorcía como un calamar en la sartén, sin rematar ningún muletazo y si lo conseguía, sacaba al novillo para fuera. El sexto novillo le puso en bandeja un triunfo que cuando medite sobre su actuación seguramente dudará continuar en esta profesión. Solo mostró detalles chulescos saliendo de la cara del toro, impropios de una faena de bajo contenido artístico. Pero es lo que cala en los tendidos y ante estos hechos el aficionado exigente nada tiene que hacer.
Abrió la tarde Daniel Ruedas, que según las estadísticas durante la temporada pasada no se vistió de luces y ese detalle comenzó a observarlo el aficionado desde el primer momento. Su primer novillo no se empleó en el capote y ya con la franela mostró sus condiciones de manso con querencias hacia las tablas. El torero se limitó a bailar en la cara de su enemigo sin conseguir ligar ni una triste serie, mostrando en todo momento una manifiesta incapacidad lidiadora. En su segundo, un novillo muy serio y con unas perchas muy respetables, manso como sus hermanos de camada, lo recibió con unos muletazos por alto, en lugar de doblarse por bajo, pero su enemigo se rajó y no consiguió sacarle ningún muletazo limpio. No se le pudo pedir más al torero.
El primero de Jorge Escudero mostró querencias a tablas y por el pitón izquierdo rebañaba. El torero consiguió templar algunos muletazos sueltos pero sin ligar ninguna serie, toreando fuera de cacho y su muleta no pudo con la acometividad de su enemigo que terminó comiéndole el terreno en cada muletazo, y si durante la faena el que manda es el toro, mal vamos, matador. En su segundo comenzó doblándose con su enemigo con unos muletazos con cierto sabor, pero ahí terminó todo lo que podía mostrar a los espectadores. Se lo sacó a los medios pero no encontró la medida para embarcar al novillo que no fueran trallazos y una mala colocación, terminando de nuevo en el tercio que era donde lo llevó su enemigo. Al final se puso pesado.