En plena vorágine de ataques hacia el aficionado taurino por parte de ciertos periodistas que copan los principales medios de divulgación taurina, me veo en la obligación de escribir estas lineas.
La prensa taurina especializada ha puesto en marcha una campaña en contra de los aficionados a los que el sistema taurino no ha conseguido comprar y que en el caso de la plaza de Madrid, se encuentran ubicados en dos sectores concretos. Aunque estos ataques se han intensificado tras la corrida de Adolfo Martín, la persecución al aficionado exigente se viene dando desde hace mucho tiempo y va, según intereses, por temporadas.
Resulta curioso que una persona que vive de la fiesta de los toros se permita morder la mano que le da de comer. Hablan de falta de respeto hacia los toreros cuando se les protesta la colocación o se les exige unos mínimos que el aficionado considera que no están ofreciendo. Estos mismos pseudo-periodistas que firman artículos y hablan en los micrófonos, consideran que ellos son los únicos interlocutores de una fiesta que pertenece a cualquiera que quiera acercarse a ella. Hablan de defender la tauromaquia como tradición diferenciadora en un mundo donde la globalización avanza a pasos agigantados. Por el contrario, llevan buscando desde hace muchos años la homogeneización del público taurino que asiste a las plazas.
No se equivoquen señores periodistas, por llamarles de alguna forma. Ser crítico y exigente no es denigrar o faltar el respeto a nadie que se juegue la vida en el ruedo, si no dignificar una profesión en la que no todo vale. Lo que ustedes hacen, alterar la verdad en favor de sus propios intereses para conservar sus privilegios dentro del entramado taurino, si que es denigrar su principal trabajo que no es otro mas que el de informar sobre hechos reales. Comunicación al fin y al cabo. Viendo el carácter de estas declaraciones que se vienen produciendo, no creo que tengan muy claro a quien va dirigido todo lo que sus plumas escriben. Si piensan que así conseguirán atraer al público ocasional, les recomiendo que tengan asegurado un buen plan de pensiones.
Mientras exista la tauromaquia, siempre quedarán reductos de aficionados con el objetivo común de garantizar la integridad de la fiesta.
Escrito por Adrián Blázquez y fotografía Susana Ortiz, publicado en la página web Altoro.es