
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
15 de mayo de 2025. 6ª de la Feria de San Isidro. Con lleno en los tendidos, se han lidiado 6 toros de Jose Enrique Fraile de Valdefresno, correctos de presentación en consonancia a su encaste. Corrida muy mansa, hudiza y de baja casta en general. El segundo fue el único que llegó con mayores opciones al último tercio.
PACO UREÑA (carmesí y oro). Entera desprendida (saludos). 2 pinchazos y estocada caída y atravesada (silencio).
DAVID GALVÁN (azafata y oro). Pinchazo y descabello (silencio). Pinchazo y estocada (silencio).
ALEJANDRO CHICHARRO (caña y oro). Pinchazo y media estocada tendida, caída y atravesada (silencio). Estocada trasera, caída y tendida (silencio).
Suerte de varas y cuadrillas: Los tercios de varas se han desarrollado de manera lamentable como viene siendo habitual. La mansedumbre de la corrida no ha contribuído en este aspecto pero, ni se ha cuidado el orden en la lidia produciéndose numerosas entradas al relance, ni se han adaptado los terrenos a las necesidades de los toros picando aquí o allá simplemente porque era por donde pasaba el animal. Ya en la ejecución, la acorazada ha ejecutado todo su repertorio de puyazos defectuosos, caídos y traseros en su gran mayoría.
En banderillas destacó Juan Carlos Rey en un par en terrenos de toriles al quinto. Ivan García y Fernando Sánchez se desmonteraron en el sexto, aunque ellos mismos saben que han tenido tardes mejores.
Presidencia e incidencias: Ocupó el palco D. José María Fernández Egea, sin incidencias.
Se programó para el día del Patrón la corrida de José Enrique Fraile de Valdefresno tras el buen ambiente dejado el pasado 15 de Agosto en nuestra Plaza. Llegábamos los aficionados ilusionados en poder confirmar la recuperación de un encaste, y en concreto de una ganadería, que arrastra más de dos décadas de comportamientos más que decepcionantes en sus comparecencias venteñas. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que la corrida ha sido una mansada sin paliativos. Todo un muestrario de mansos huidizos, sin casta y sin atisbo de poder para proporcionar emoción. Tarde que poco o nada nos dejará para el recuerdo al aficionado, y me temo que sí una honda preocupación en la familia ganadera de D. José Enrique, y mucho trabajo por delante para intentar alcanzar las metas que, nos consta, se tienen marcadas.
Podemos salvar de la quema al segundo de la tarde, mansote y con una pelea vulgar en varas pero con buen fondo en la muleta. Fue un toro que puso en bandeja a Paco Ureña la opción de reconquistar Madrid, ese Madrid que antaño se emocionaba con su toreo arrebatado de pata´alante, mano baja y trazo curvo. Todo aquello parece haber quedado muy atrás y disperso en unos efectismos posturales de poco mando y ayunos de temple, muy alejados de aquel toreo profundo que sí cautivaba a la afición. Fue la mejor oportunidad que brindó la corrida y no la aprovechó el lorquino que con el cuarto, rajado y huído a tablas anduvo demasiado tiempo detrás de un animal con el que hubiéramos agradecido mayor brevedad. Mal San Isidro, se nos antoja, el que ha echado el bueno de Ureña, al que le queda el cartucho de Victorino el próximo 15 de junio.
Confirmó la alternativa el serrano Alejandro Chicharro, con un primer toro que ya salió barbeando tablas y no cejó en su comportamiento de manso durante toda su lidia. Planteó la faena el de Miraflores de la Sierra en los terrenos habituales del 9, en la contraquerencia, y la faena se diluyó en muchos muletazos - ninguno bueno- donde el valdefresno siempre demostró mal estilo, genio defensivo y nula entrega hasta acabar rajándose en dirección a los terrenos del 5. Nos quedó la duda de saber si el toro hubiera dado más facilidades en aquellos tercios hacia donde siempre había marcado sus preferencias. Con el que hizo sexto y con la tarde ya vencida y una nube que soltó su homenaje, como no podía ser menos, a los labradores en su día, no hubo conexión ninguna con el tendido, cuyos habitantes a esas alturas ya solo pensaban en marchar de allí tras una tarde decepcionante. El toro había sido en cierto modo manejable, pero muy flojo y aquello se encaminó inevitablemente hacia la nada.
Por último compareció David Galván en su segunda y última actuación en esta feria. Con su primero intentó justificarse ante un animal manso, descastado y probón que salió distraído de cada muletazo hasta acabar buscando las tablas del 6 en un trasteo sin mayor contenido que se alargó demasiado. Más de lo mismo ocurrió en el quinto, otro animal con más comportamiento de buey que de toro bravo y que rehuyó la pelea en todo momento mientras su matador lo perseguía para intentar plantear muletazos al uso que no tenían cabida en este caso.
Y es que esa es otra, la ausencia sistemática de planteamientos acordes a las características de cada animal que se observa cada tarde. Una corrida mansa, que no admitía faenas predeterminadas, y que por otra parte parecen ser las únicas que saben plantear los coletas de hoy en día. A ningún toro se le impuso un terreno elegido con claridad por su matador y a ninguno se le aplicó una lidia a la antigua ni se les macheteó sobre las piernas para entrar a matar con brevedad, como muchos requirieron. Debe ser que la Tauromaquia moderna no contempla en sus manuales las lidias para toros mansos.
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