Poco se ha hablado del fantástico debut de la vacada leonesa de Valdellán en la plaza de toros de Madrid, del cual, por otra parte, muchos aficionados estaban deseosos. Embarcó tres ejemplares tremendamente serios se vieran por donde se vieran; miradas, remate, presencia... espectaculares. Y los tres, sin llegar a la excelencia, cumplieron sobradamente, sin doblar una pezuña y con unos niveles de casta muy altos, especialmente el ya célebre Navarro, recordado por su llamativo pelaje y la faena de Robleño; y el sexto, Montañés, protagonista de esta entrada. Así se debuta en Madrid.
Le dio muerte Cristian Escribano, quien, digámoslo sin medias tintas, estuvo por debajo deMontañés. El toreo tiene mil matices pero una calificación troncal para todas las faenas: quedar por encima o por debajo del toro. Y en este caso Escribano se las vio y se las deseó para aguantar la codicia de Montañés, que repetía incesante en la muleta y se hacía pegajoso (signo evidente de bravura), sin recular y perder terreno continuamente. Un toro de los que se suele decir: "tenía muchísimo que torear" y todos nos entendemos. Antes, con los equinos, Montañés parecía que se hacía el remolón, pero finalmente se arrancó decidido para un tercer encuentro, quedándose para empujar sin que el picador apretara, ya que el hierro cayó en el costillar.
En descargo de Cristian Escribano comentar que previamente le cortó una oreja al toro de su confirmación, de Saltillo, por una faena reposada ante un ejemplar noble y una estocada entrando derecho como una vela, perdiendo la muleta, de muerte fulminante.
Vista la presencia y el juego de los cornúpetas de Valdellán nos quedamos con ganas de más, un encierro completo en el mismo aire que la media corrida que vimos hubiera sido de los que hacen historia. Siempre que sean anunciados con espadas capaces de estar delante con un mínimo de decoro, claro, como fue el caso de aquella tarde. Esperamos que repita el año que viene, a poder ser con seis toros seis.
Otra cuestión que no por sabida deja de llamar la atención es la diferencia de hechuras entre ganaderías con una matriz muy similar, si no la misma, como es el caso de Hoyo de la Gitana, que trajo una birria de toros en el último desafío, Valdellán, y un poco más lejana, Juan Luis Fraile, a quien le salen toros más chicos. Pilar Población, que también entraría en este saco, es una ganadería que, al menos yo, veo poco en los carteles. El caso es que el encaste Santa Coloma - Graciliano, como tantas veces se ha dicho, es uno de los más encastados y bravos de la cabaña brava, no les quepa duda.
Habrá más entradas sobre aquella tarde.
Saludos a la afición.
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