DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde de extremo calor se lidiaron 6 novillos de la ganadería de Dolores Aguirre, desiguales de presentación: asardinado primero, de bella estampa el segundo, bajo y armónico el tercero, aunque de escasa cuerna como el cuarto, agalgado quinto y avacado sexto. Según la empresa, fueron 6257 los espectadores que presenciaron el juego que dieron los astados de la ganadería de Constantina (Sevilla).
Álvaro Seseña (azul marino y oro): pinchazo y estocada trasera y contraria. Silencio tras aviso. Con su segundo, 3 pinchazos y estocada contraria. Silencio.
Jesús García (Rioja y oro): Pinchazo hondo y 3 golpes de descabello. Silencio. Con el quinto, 3 pinchazos y sartenazo. Bronca.
Jesús de la Calzada (turquesa y oro): estocadón que el mismo novillero saca tras verse arrollado y quedarse entre los pitones. Pinchazo bajo. 4 golpes de descabello. Saludos. Con el cierraplaza, pinchazo y estocada habilidosa ante las dificultades del astado. Saludos.
Presidencia, D. José Antonio Rodríguez San Román: sin dificultades a lo largo de la tarde.
Cuadrillas: a destacar los dos grandes pares de banderillas que colocó J.A. Aponte “Candelas” al primero de la tarde, de mucha exposición. Reseñar el malhacer de la cuadrilla de Jesús García con el lote que le tocó en suerte: si ya con el segundo el público contempló una masacre en varas protagonizada por Romualdo Almodóvar, el espectáculo grande llegaría con el quinto de la tarde: la “obra” la comenzó “Pirri”, metiendo sin miramientos al astado bajo el caballo para que Héctor Vicente le propinara un puyazo fortísimo en la paletilla. Replicó “Pirri” su actitud en la segunda entrada, pero el novillo se paró frente al caballo, por lo que Héctor Vicente optó por tirar la caña, pinchando en repetidas ocasiones a un astado que sólo tenía empeño en quitarse la vara.
1º CIGARRERO – Negro mulato listón – nº 61 – 496 kg – 04/2021
Primera vara en corto en la que se le propinó un puyazo caído en el que el astado se empleó. Similar fue el segundo puyazo, a excepción de que el toro no empujó y perdió las manos. Leves pitos en el arrastre.
2º BURGALÉS – Melocotón – nº 60 – 509 kg – 10/2020
En la primera entrada, se para entre rayas y aún así se le pica. Masacre en varas, con un puyazo caído terrorífico. En la segunda entrada al caballo, el puyazo cayó bajísimo y rectifica al lado contrario. Silenciado en el arrastre.
3º BOTERO – Negro mulato listón – nº 34 – 520 kg – 02/2021
Se arrancó en corto a recibir un puyazo fuerte que cayó trasero, tapándosele la salida, con el astado apretando y encelándose. Recibió un segundo puyazo que cayó también trasero, en el que el astado cumplió sin estridencias. Aplaudido en el arrastre.
4º CIGARRERO – Negro mulato listón – nº 66 – 501 kg – 02/2021
Primera vara en corto en la que se le picó trasero. Se deja pegar. Similar puyazo recibió en la segunda entrada, en el que el astado rehuyó de la pelea. Silenciado en el arrastre.
5º CLAVIJERO – Negro – nº53 – 492 kg – 01/2021
Lo metió “Pirri” bajo el penco para recibir un primer puyazo desproporcionado en la paletilla. Se deja pegar. En la segunda entrada, no se dejó pegar, quitándose la vara. Pitos en el arrastre.
6º PITILILLITO – Negro mulato listón – nº16 –514 kg – 10/2020
Primera vara de corrido en la que tomó un puyazo que cayó bajo, empleándose con todo el de Dehesas Frías. Tras remolonear, acudió de largo al caballo por segunda vez, recibiendo un puyazo bajo. Rehúye de la pelea. Silenciado en el arrastre.
Los toros, como una vertiente más del arte y creatividad del ser humano a lo largo de su historia, rehúyen completamente de la matemática e incluso de la lingüísitca para definir el resultado de su espectáculo. Y es que, empezando por el final, como no mandan los cánones, la novillada de Dolores Aguirre no fue mala. Pero tampoco buena. Ni siquiera intermedia, si es que este adjetivo se encuentra entre el bien y el mal. Simplemente no es lo que un aficionado medio espera ver de esta ganadería. Porque ninguno declinó por la variante brava y encastada de esta gran casa ganadera. Pero tampoco por la menos ortodoxa, mansa y peligrosa. Desconcierta y mucho el comportamiento de los novillos lidiados esta tarde.
Como el del primero, un bonachón con el que Álvaro Seseña pudo tocar pelo si su actuación hubiese ido en consonancia. Un animal que superó la justeza de fuerzas mostrada ya desde el primer tercio para comportarse como un carretón en el tercio de muleta. Con un buen pitón izquierdo, que ya enseñó de salida, Álvaro Seseña no supo dar largura a los muletazos en los que el toro se le quedaba corto, quedándose siempre encima del toro y dando medios pases mientras que tenía que buscar repetidamente la colocación que el astado pedía. De la actuación con el cuarto de la tarde, nada se puede rescatar: le tocó en suerte un “pan sin sal” que no le permitió expresarse por deslucido que fue.
Peor lo tuvo Jesús García, el cual tuvo la suerte de lidiar con el peor lote al cual se le dio la peor lidia posible. Su primer novillo buscaba excusas desde que salió por la puerta de toriles y el siempre importante tercio de varas únicamente sirvió para agudizar defectos. Empezó a no ir a las telas y, si iba, era con desgana. De ahí surgieron los enganchones, y los continuos cites sin acudidas. Claro que, si este fue malo, el quinto fue peor. El mansito no tuvo un pase y, cuando lo tuvo, bien protestado que era. Inédito el novillero madrileño.
El novillo de la tarde lo lidiaría Jesús de la Calzada, en tercer lugar. Un astado muy noble que le permitió expresar al novillero su tauromaquia, que entre la altura y las formas recuerda a las de un tal Miguel Ángel Perera. Empezó con una serie de tandas citando al novillo de largo desde los medios, que consiguieron conectar con el tendido, pero que no dejaron de ser medios pases con la pierna de salida escondida, arrojando al toro hacia afuera para que aquello siguiera cogiendo inercia y no se pierda la emoción de ver corretear a un astado de 500 kilos alrededor de la geografía del de luces. Más en corto tampoco varió la cosa en demasía. Terminó con unas ceñidas manoletinas. Estuvo más ortodoxo con el cierraplaza. Un novillo difícil por huidizo al cual consiguió la nada fácil tarea de que no se escapara, tapándole con acierto la salida en los muletazos. Además, recobró algo más la verticalidad en los muletazos, cosa nada desdeñable y que le acerca algo al camino de la verdad.
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