DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde soleada y de temperatura agradable se lidiaron 6 astados de la ganadería de D. Victoriano del Río, desiguales de presentación: justos de presentación el primero y el que debiera haberse lidiado en último lugar, que se lidió en quinto lugar, mal presentados segundo, segundo bis y segundo tris, bajo y armónico tercero, serios y bellos cuarto y quinto, que se lidió en sexto lugar.
Alejandro Talavante (caldera y oro): estocada tendida, trasera y algo caída. Silencio. En su segundo, pinchazo, casi entera en lo alto y múltiples golpes de descabello. 3 avisos. Bronca monumental.
Andrés Roca Rey (grana y oro): estocada contraria y caída. 2 orejas y 1 aviso. En su segundo, casi entera algo caída. Silencio.
Francisco de Manuel (blanco y oro): estocada muy trasera. 1 oreja. En su segundo, estocada trasera y algo tendida. 2 orejas.
Presidencia, D. Juan Francisco García González: mal. Degradó la categoría de la plaza tras entregar las dos orejas a los diestros Andrés Roca Rey y Francisco de Manuel tras estocadas defectuosas y faenas poco rotundas para tal premio. ¿Es el sustituto de Gonzalo de Villa Parro? Devolvió, aunque algo tarde, correctamente a los dos astados de Victoriano del Río que presentaron una evidente e irrecuperable falta de fuerzas.
Cuadrillas: gran tarde de la cuadrilla de Francisco de Manuel, protagonizando un gran espectáculo en el tercio de banderillas, con pares de mucha exposición y riesgo de Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez y una buena brega de El Algabeño. Ovacionados.
Otros: sonó el Himno Nacional en conmemoración del Día de la Hispanidad, bajo un aura de gran solemnidad y respeto.
1º JUGADOR – Negro Bragado Meano Axiblanco – nº 92 – 534 kg – 03/2018
En la primera entrada se le pica trasero de corrido, sin colocar. Cumple empujando de riñones. En la segunda entrada, la vara cayó ligeramente trasera, agarrando al caballo por los pechos. Sin picar. Silenciado en el arrastre.
2º TRIS JACENO – Castaño –– nº 89 – 615 kg – 01/2018
Primera vara muy trasera, empujando con el pitón izquierdo. La segunda vara cayó en el sitio, quedando el toro sin picar. Se deja pegar. Palmas en el arrastre.
3º COJITO – Cárdeno – nº 22 – 584 kg – 08/2017
No se le colocó en la primera entrada, en una vara que cayó baja. Buena pelea, empujando abajo con ambos pitones. La segunda vara fue un trámite, sin picar. Palmas en el arrastre.
4º VAMPIRITO – Negro chorreado salpicado – nº 12 – 599 kg – 12/2016
No se le colocó en la primera entrada, cayendo la vara algo trasera. Se defiende en varas. La segunda vara cayó trasera, sin picar. Se deja pegar. Palmas (de protesta para Talavante) en el arrastre.
5º ALMIRANTE – Negro listón – nº11 – 549 kg – 09/2017
Se le pega duro en el sitio, dejándose el toro pegar. La segunda vara resultaría una réplica de la primera. Silenciado en el arrastre.
6º ESPIGUITA – Negro listón – nº 100 – 576 kg – 09/2017
En la primera entrada se picó bajo y el picador rectifica en el sitio. Empuja de riñones. En la segunda entrada, la vara cayó en el costillar y el picador rectifica en el sitio. Se deja pegar. Ovación en el arrastre.
Todos hemos escuchado en alguna ocasión aquella gélida frase que narra: “Tengo una noticia buena y otra mala, ¿cuál quieres que te diga primero?” A la que el común de los mortales responde con un tímido: “La mala, la mala primero”. Empecemos pues por la enésima oscura tarde de esta temporada, donde un torero (y qué torero) pierde la credibilidad de su afición y, la más importante, la suya propia.
Pero, ¡cómo iba a creer Alejandro Talavante ante el lote que le tocó en suerte! Un lote totalmente podrido, en el que, si el primero tenía poca fuerza, menos tenía su siguiente. Con el abreplaza tuvo un exquisito recibo a la verónica, por suave y delicado, que fue un espejismo de lo que vendría después. Y es que el de Victoriano, tras el peaje en varas, entregó la cuchara de la pujanza para arrastrar su media tonelada de cuerpo por el coso venteño. Ni por bajo, ni por el izquierdo, ni tampoco por el derecho pudo el matador extraer nada reseñable, pues el animal perdía las manos constantemente para terminar pidiendo la muerte que finalmente le dio Alejandro. Con su segundo le fue imposible expresar nada, ni los mimos en la segunda vara ni las manos altas de la brega le permitieron llegar al de Victoriano con la reserva a la muleta. Faena que trascendió en un constante notemecaigas, suavón, vertical, sin tirones, con la que es imposible trasladar emoción alguna al tendido. Absorto de lo que le rodeaba, entraba a matar a “lo Morante en una espantada de las suyas”, esto es salirse de la suerte para pinchar donde sea. Pinchó, acertó y se empezó a atascar con el descabello. Si bien, el paso del tiempo parecía no afectarle, no anduvo con prisas con el verduguillo que, tras el segundo aviso, no volvió a usar jamás. Dejó a su oponente a su suerte, desahuciado, para escuchar los 3 avisos entre una monumental bronca. Hoy, 12 de octubre de 2022, Talavante perdió a Madrid, al Madrid que le vio torear como los ángeles, al que tuvo en la mano (y en el corazón) y al Madrid que tenía en su seno a muchos que consideraban a Alejandro Talavante “su torero”.
De la oscura situación por la que atraviesa Talavante, navegamos hacia la luz que proyecta Andrés Roca Rey sobre la tauromaquia. Luz que algunos pocos no logramos ver, luz que algunos otros quieren ver y luz que muchos se empeñan en ver. Con su primer astado (que fue el tercero que rozó sus telas tras la devolución de los dos anteriores), tuvo un inicio arrollador con pases cambiados muy ceñidos, marca de la casa, en el que revolucionó a una plaza que, a tenor del rugido generado, venía revolucionada de casa. Con la derecha, a una media distancia, volvieron a surgir los olés en unas series en las que faltó algo de acople, no compuso con verticalidad y que se dieron fuera del sitio donde las manoletinas queman. Pese a ello, la plaza fue un clamor, de una rotundidad preocupante, incluso incierta por momentos. Tanto es así que se llegó a cantar en la misma intensidad un muletazo hondo, ceñido, vaciando por detrás de la cadera… como las atropelladas bernadinas finales que pusieron colofón a la faena. Estocada contraria y caída que resultó fulminante: dos orejas. El trabajo ya estaba hecho y poco más hizo el diestro peruano que pasaportar al insulso quinto que salió en sexto lugar tras encontrarse el matador en la enfermería. Un toro de nulo eco en los tendidos y transmisión que se limitó a enseñar por ambos pitones como justificante de obra.
Pasando al tercer espada, Francisco de Manuel, podemos resumir su actuación en que estuvo bien por momentos, lejos de estar bien en Madrid y más lejos si cabe de haber aprovechado el lote más potable para torear en Madrid de toda la temporada venteña. Con su primero, tuvo un inicio de menos a más de rodillas, templando, que remató con una trincherilla de categoría. El astado se fue apagando entre las tiralíneas que tiró el diestro madrileño en primer orden con la diestra y, en segundo, con la izquierda. Terminó el de Victoriano cantando la gallina, y el matador no supo taparlo para mantenerlo en el redil, por lo que se vio obligado a pasaportarlo no sin antes impartir unas bernadinas perfileras en las que pudo estar cogido en varias ocasiones. Lo mejor de la tarde fueron sin duda las chicuelinas que impartió al último de su lote, un toro que en esos instantes tenía mucho poder, por templadas y ajustadas. ¡Qué difícil es templar con la capa! Ese poder inicial le hizo pasar un mal rato al espada, pues no le consiguió sacar ninguna serie limpia por entonces. Sin embargo, a mitad de faena, el toro bajaría una marcha para luego bajar dos hasta quedarse sin poder. Y fue ahí donde Francisco de Manuel extrajo unos excelsos naturales al noblón de Victoriano. En el toreo, por suerte o por desgracia, ya está todo inventado y el diestro conoce bien la receta: dar el pecho, cargar la suerte y vaciar por detrás de la cadera. Simple pero complejo. El que salió, qué bien salió. Y el que no salió, rompió la ligazón que debería existir en una faena de cante grande. Estocada trasera y algo tendida que sirvieron para poner otras dos orejas en su haber.
Tras estas dos orejas, más la anterior y sumadas a las dos de Andrés Roca Rey, no pregunten qué hay de cenar porque ya lo saben: oreja en salsa.
Fotos: Ana Escribano y Andrew Moore
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