DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En el día de San Isidro disfrutamos de una tarde nublada, de agradable temperatura, sin viento y con tres cuartos largos de entrada. Se jugaron cinco toros de El Parralejo, procedencia Jandilla y Fuente Ymbro y uno de José Vázquez, como sobrero en segundo lugar. Desiguales de presentación, con animales como el segundo y el tercero que no son dignos de esta plaza; y desiguales también de juego, destacando el lidiado en primer lugar por encima del resto, excelente para la muleta.
Curro Díaz. Media atravesada, ovación. En el cuarto, estocada baja, silencio. Buena estocada y oreja en el sexto que mató por la cogida de Ginés Marín.
Álvaro Lorenzo. Pinchazo y estocada, silencio. En el quinto, estocada trasera, oreja.
Ginés Marín. Estocada casi entera, ovación. No pudo salir a matar el sexto.
Presidencia: D. Juan Fco. García González. Concedió dos orejas muy baratas en el quinto y en el sexto y estuvo bien devolviendo al inválido segundo.
Cuadrillas: En lineas generales estuvieron bien, tanto en la brega como en la colocación de los palos. Destacó José Luis López “Lipi”, que fue obligado a saludar tras poner dos meritorios pares al cuarto.
Tercio de varas: No fue una tarde en la disfrutásemos de grandes tercios de varas. El primero fue el que más empujó y el resto se dejaron pegar. Predominaron los puyazos traseros.
Llegábamos a la plaza con la ilusión de disfrutar de una buena tarde de toros en un día festivo en Madrid, alejados del estrés y las prisas con el que los aficionados llegamos cada tarde de San Isidro a Las Ventas por nuestras obligaciones extra-taurinas. Hace no demasiados años, esta fecha contaba siempre con toreros de la capital, algo que no sucedió en esta ocasión y que la empresa debería tener en cuenta para el futuro.
Tras el paseíllo, saludó Ginés Marín una ovación por su Puerta Grande la última vez que toreó en esta plaza, el 12 de octubre del año anterior.
Salió el primer animal de la tarde, un animal de bonitas hechuras que comenzó a embestir desde el primer capotazo. Fue el que más empujó en el caballo, fijo y con la cara abajo, y llegó al tercio final embistiendo con recorrido, clase, humillación y nobleza. En definitiva, fue de esos animales que los toreros sueñan que les salgan en Madrid. Curro Díaz estuvo muy por debajo de las posibilidades del toro, citando siempre fuera de sitio, despegado y forzando la figura en muchas ocasiones. Toreando así es muy difícil triunfar en esta plaza. Mató de una media estocada caída y se fue el toro con las orejas puestas escuchando una fuerte ovación en el arrastre mientras que el torero saludó entre protestas. El cuarto fue un toro sin vida, tuvo poca fuerza y aunque el torero puso voluntad no transmitió nada en ningún momento. Lo mató de un bajonazo. Cortó una oreja en el sexto, animal que tuvo que matar por la cornada a su compañero Ginés Marín. Fue este otro buen animal para el torero, noble y con humillación. Curro hizo una faena con altibajos, destacando algún natural suelto aunque nos volvimos a quedar con la sensación de estar por debajo de las posibilidades del toro. Lo mató con una buena estocada y cortó una oreja barata.
Álvaro Lorenzo entró en esta corrida en sustitución de Emilio de Justo, todavía convaleciente de la cogida que sufrió en su encerrona el Domingo de Ramos. Su primer toro fue devuelto por falta de fuerza y en su lugar se lidió un sobrero de José Vazquez que manseó desde salida y salió huyendo de cada encuentro con el del castoreño. Realizó Lorenzo una faena correcta y fría, excesivamente larga frente a un toro que en ningún momento transmitió nada más que sosería en sus embestidas. El quinto nada tuvo que ver con este, un animal noble y con repetición en sus embestidas. Fue este otro buen animal para el torero y volvimos a ver muchos pases por parte de Álvaro Lorenzo. Destacó una tanda por el lado derecho y, tras una estocada trasera, paseó una oreja de poco peso.
Ginés Marín tuvo que lidiar un toro de embestidas muy desiguales. Cabezeaba al final de cada muletazo y en el intento de corregirle ese defecto y ordenar sus embestidas, le cogió por el muslo propinándole dos cornadas de 20 y 25 cm. El torero ni se miró, volvió a la cara del toro con la misma actitud y disposición, haciendo caso omiso de la cornada que llevaba y sin hacer ninguna muestra de sufrimiento. Se volvió a poner con la mano izquierda y no pudo triunfar porque las condiciones del toro no se lo permitieron. Pese a ello, demostró sin palabras eso que se dice siempre: “los toreros son de otra pasta”. Pasó a la enfermería por su propio pie dejándonos una de las imágenes de la feria cuando pasó por delante de su padre (que actúa de picador en su cuadrilla) y este le dio un beso mientras veía a su hijo con el muslo izquierdo partido. Le deseamos una pronta recuperación y que pueda estar en las tardes importantes que tiene por delante en este San Isidro.
Al finalizar el festejo, salimos con la sensación de que habíamos visto una corrida con opciones de triunfo para los toreros, con animales como el quinto y el sexto, a los que les cortaron sendas orejas y el primero, que fue el mejor de todos. A la corrida le faltó ese punto de casta que tanto gusta a la afición y los toreros estuvieron por debajo. Tanto Curro Díaz como Álvaro Lorenzo dejaron escapar toros de triunfo. Quedó la sensación de que las orejas las cortaron porque fueron capaces de ligar varios muletazos seguidos sin importar el cómo y eso, al público ocasional, le vale para sacar el pañuelo. Nada se le puede reprochar a Ginés Marín, que fue el único que estuvo por encima del animal que mató y vino con total disposición a Madrid.
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