DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Otra ganadería histórica en extinción
29 Mayo 2011 | Escrito por Joaquín Monfil | Fotografías de Constante
Corrida de toros. Cuatro toros de Samuel Flores, uno de Manuela Agustina López Flores (3º) y un sobrero (5º bis) de Los Chospes. Excepto el sexto (de gran trapío), muy mal presentados, sin rematar, sin culata, anovillados, mansos, descastados y eso sí con impresionantes defensas. Una escalera impropia de esta plaza. El sobrero, feísimo, de procedencia jandilla de Daniel Ruiz, al menos se movió algo.
1º) Gaitón. Protestado de salida, por flojo. Antonio Núñez “Alventus” le puso una varita caída y trasera rectificando y otra trasera, con el toro sin apretar nunca. Muy manso, se defendió, desarmando al matador en la faena de muleta. Pitos en su arrastre.
2º) Locura. También protestado por mal rematado. Picotazo trasero de Alonso Sánchez saliendo suelto y otro similar, con el toro solo empujando con el pitón derecho. Otro manso de libro. Se dolió en banderillas y mostró falta total de casta en la muleta. Pitos en el arrastre.
3º) Garzachico. Abanto de salida y muy protestado, sin fijeza y sin parar. Picotazo en la divisa de Francisco Javier González y otro similar pero rectificando ahora más atrás. Se derrumba en banderillas pero no el palco no lo cambia. Soso y noble (lelo) en la muleta pero sin entrega ni casta alguna, lo que sirvió para que César Jiménez intentase hacerle el toreo moderno y despegado. Algunas palmitas y muchos pitos en su arrastre.
4º) Jara-Estepa. Abanto, corretón y sin fijar. Dos picotazos traseros de Antonio Montoliú y el toro manso escapando en ambos. Se defendió en banderillas y en la muleta se llegó a poner peligroso porque Padilla se quedaba al descubierto. Silencio al arrastrarlo.
5º bis) Impuesto, sobrero de Los Chospes, que sustituyó a uno de M. A. López Flores. Otro flojo y abanto, que tomó un puyazo trasero y caído de Dionisio Grilo, rectificando hacia arriba pero también trasero. Segunda entrada, picotazo trasero, comportándose como bravucón. En banderillas se alegró, arrancándose de lejos a Ferrera. Manso y de escasa casta, nunca se entregó an la muleta. Algunas palmas en el arrastre.
6º) Pitangón. Abanto y muy manso, sin emplearse de salida y sin fijeza. Lo meten entre las rayas y El Legionario se lanza sobre él para recetarle un picotazo trasero. En la segunda entrada el peón de brega José Daniel Ruano lo mete bajo el caballo para que le den otro picotazo trasero y luego otro puyazo también trasero. El toro siguió en banderillas huyendo y rebrincado, como si le hubiesen puesto las negras, aunque no fue así, manseando claramente. César Jiménez intentó fijarlo en la muleta cuando debería haberlo hecho antes pero al ver que el toro se defendía y no colaboraba lo trasteó por ambos pitones y se fue a por la espada. Muchos pitos en el arrastre.
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- JUAN JOSÉ PADILLA: (de azul marino y oro). Bajonazo (bronca). Pinchazo y estocada corta caída, delantera y atravesada (pitos).
- ANTONIO FERRERA: (de fucsia y oro). Dos pinchazos en los bajos sin soltar y bajonazo (algunos pitos). Pinchazo arriba, pichazo bajo y pinchazo hondo, bajo y atravesado y descabello (AVISO y silencio).
- CÉSAR JIMÉNEZ: (de verde botella y oro). Pinchazo bajo y estocada baja y atravesada (saludos). Pinchazo hondo arriba con habilidad que se va ahondando y descabello al segundo intento (silencio).
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Cuadrillas: Los picadores simularon la suerte y sus picotazos fueron traseros, salvo Francisco Javier González, el único en toda la feria que ha picado las dos veces sobre la divisa, aunque eso sí con dos picotazos también. Y casi nadie le apaudió por la colocación. Y aplaudieron a Dionisio Grilo por picar trasero. Esta plaza se ha vuelto loca e injusta. Los peones intervinieron demasiado durante los tercios de banderillas de los dos primeros, en los que se intercambiaron pares Padilla y Ferrera y el público les protestó.
Incidencias y otros: Nadie sabe cómo pudo aprobar don César Gómez esta corrida por la mañana, impropia para esta plaza. Tarde primaveral pero algo de viento que fue remitiendo, lleno aparente y el público festivo dominguero que se aburrió.
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Padilla volvió a la plaza que, en la pasada feria, tras una actuación digna, le perdonó su chulesco enfrentamiento de hace años. Pero hoy estuvo desacertadísimo, mostrando todas sus “vergüenzas”. Y sentimos tener que decir esto porque un torero que mata las corridas que mata y con sus buenas condiciones físicas debería ser considerado como un maestro lidiador. Tras lo visto (hoy ni con los palos), no sólo no lo es sino que la mayoría de las veces está soportando graves riesgos y quedando a expensas de la fortuna por su falta de recursos técnicos. Pero ese riesgo es y ha sido siempre el toreo. Aunque los aficionados no queremos mártires sino hombres con conocimientos de tauromaquia, es decir fundamentos, para solventar los problemas con guapeza. Y creemos que de eso “El Patillas” poco, por no decir nada. Tras trasteos con desarmes repetidos recibió dos monumentales broncas.
Ferrera estuvo “en Ferrari”, aceleradísimo con los palos, quebrando, citando de espaldas (o de culo, según se mire) en el par ya conocido como “del retrovisor”, dando esos saltos tras parear y al final meneando las caderas convulsivamente, para saludar al público pidiendo aplausos a los domingueros como lo hacen los consumados del rejoneo. Pero se pareció más a un recortador que a un banderillero. Por eso recibió palmas de tango del 7. Y es que ninguno de estos matadores-banderilleros es capaz de poner un par de poder a poder, con los pies asentados en el albero al parear y siempre están inventado trucos para adornarse y aliviarse. De sus faenas de muleta, decir que fueron modernas, tanto con el titular segundo como con el feísimo sobrero (quinto bis), con la figura retorcida, haciendo la alcayata y perdiendo pasos. Y ni a los domingueros gustó.
Y César Jiménez, que de novillero apuntaba muy alto por su valor, técnica y conocimientos es ahora un torero de posturitas, afectado, miedoso a dar un paso adelante. Y eso que el tercero (el único que se lidió del hierro de Manuela Agustina López Flores), con dos picotazos en la divisa de Francisco Javier González (único de toda la feria no picado trasero) fue el único de la tarde que se prestó al lucimiento, o al menos al toreo moderno de conducir hacia fuera y despegado, metiendo pico y hacer como que se carga la suerte sin cargarla y como que se liga sin ligar. La faena fue de más a menos, los aplausos de los domingueros se fueron diluyendo y como mató a la segunda y de bajonazo, todo quedó en saludos desde el tercio. El sexto fue el de más romana, más por su altura de agujas y longitud que por su hondura, pero también el más manso y con peligro. César Jiménez se arrugó y no dio el paso adelante que, cuando aún era novillero y le vimos en sus inicios, seguro que hubiese dado entonces. Pero se ha aburguesado y por tanto es otra promesa frustrada, que no pasa de la mediocridad. Parece que eso le es suficiente...para estar en el pelotón. Una pena. Y esta vez ni siquiera hubo pique entre Casanovas y Arruga, como el año pasado, cuando nos deleitaron con un emotivo tercio de banderillas. El de este año fue penoso. Se ve que todo degenera.
Otra tardecita soporífera, esta vez por culpa de los toros...y los toreros. Todos sabemos cómo está actualmente de mal esta vacada histórica, que tantas tardes de gloria dio y tantos triunfos obtuvo en Las Ventas en los años 50 y 60 y posteriormente en los del 90, tanto de toros como de toreros. Además, la presentación hoy también falló. Aquellos hondos, badanudos e inmensos corpachones (como correspondía a su origen “gamerocívico”), que se movían derrochando casta y poder han quedado hoy en unos anovillados, escurridos y “culopollos” toretes mansos, sin trapío, ni casta ni fuerza. Lo único que conservan son los cuernos, eso sí, unos inmensos cuernos, superiores a los de la mayoría de encastes actuales y nada acordes con estos “samueles” escurridos, vareados y elipométricos. Si en días anteriores hemos visto bisontes sin cuernos, hoy había “sardinas cornalonas”. En resumen, se tapaban por la cara pero impresentables para ser lidiados en la que quieren mantener como primera plaza del mundo ¿No es posible contratar toros con desarrollos armónicos? A pesar de esta degeneración de la estirpe de El Palomar, año tras año debemos soportarlos. Pensamos que lo mejor que podría hacer Samuel es llevarlos al matadero, porque su encaste está en extinción.