DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
12ª de abono. Con lleno de “No hay Billetes” se lidiaron 6 toros del Puerto San Lorenzo de procedencia Atanasio-Lisardo. Correctos de presentación en general con un impresentable 5º. Corrida cinqueña a excepción del corrido en 4º lugar.
Alejandro Talavante, de sangre de toro y oro. Casi entera. (Oreja con protestas); 1 pinchazo, media trasera y descabello (Silencio).
Juan Ortega: De grana y oro. Estocada baja (Silencio). Pinchazo y el toro se echa (Silencio).
Tomás Rufo: De lila y oro. Estocada baja (Silencio). Estocada desprendida (Palmas tras petición).
Presidente: D. Eutimio Carracedo. Debió devolver 4º de la tarde por su manifiesta invalidez. Como acostumbra en días de figuras, rebajó de rigor de la plaza con la concesión de la oreja a Talavante en su primero. No atendió con acierto la inconcebible petición de oreja en el 6º para Tomás Rufo.
Suerte de varas: Como acostumbraos, se despreció el lucimiento de la suerte de varas. A pesar de ello, empujaron en el 1er puyazo 2º, 3º y 4º siendo excesivamente castigados para pasaportarlos con picotazos de trámite en la 2º entrada.
Cuadrillas: Poco que destacar en el apartado de las cuadrillas.
Dicen que las figuras se apuntan las ganaderías de garantías para buscar el triunfo. La realidad, es que la única garantía que tenemos con el Puerto de San Lorenzo, es que lo que va a salir por toriles es una mansada. Y a pesar de los antecedentes, siguen viniendo, la siguen pidiendo y los aficionados nos la seguimos tragando. ¿Qué pensarán esos ganaderos apartados del sistema que luchan por conseguir una corrida para Madrid, cuando ven semejante desecho una y otra vez acartelados en San Isidro? Pues no se preocupen, que el año que viene vuelven.
La corrida fue un muestrario de mansedumbre y sosería. Alguno quiso apretar en el 1er puyazo y ahí se dejaban lo poco que tenían dentro.
El primero de Talavante mostró ese toro moderno que pasa por todos los tercios sin molestar y llega a la muleta persiguiendo la zanahoria sin gracia ninguna, pero sirve para que torero esté a gusto. Como para no estarlo. Talavante dejó de inicio 2 estimables tandas de naturales que le sirvieron para pasear un trofeo facilón. En lo positivo, vimos un ajuste que no vimos estos años de atrás. Veremos si se confirma en lo que le queda.
A partir de ahí la tarde se apagó y la mansedumbre de los toros del Puerto lo inundó todo. Sopor de tarde.
Al lote de Juan Ortega no les daba el fuelle ni para verle torear a la verónica. A su primero le quitaron en el caballo lo poco o nada que llevaba dentro. Inexplicable castigo al marmolillo. El 5º, un animalito de presencia infame, por su falta de cuajo terminó de poner la tarde a la contra. En medio de las protestas recibió un revolcón sin aparentes consecuencias en el inicio de faena. El sevillano lo mantuvo en pie y hasta le jalearon 2 tandas de derechazos con su regusto que despertaron del letargo a sus seguidores deseosos de aplaudir a toda costa, aunque el toro no exista.
Tomás Rufo cerró su feria con un 3º que era otro borrego sin vida. El 6º huía sin disimulo para poner la guinda a la oda de mansedumbre. Rufo comenzó la faena de rodillas a ver si conseguía despertar a alguien para concatenar después un sinfín de trapazos entre embestidas y huidas del toro. Cerró con una estocada desprendida que desencadenó una irrisoria petición de oreja no atendida.
Y entre bostezos acabó nuestra mansada del Puerto de cada feria. Ya saben, según las figuras, estas son las ganaderías que les dan garantías de triunfo. En su pecado llevan la penitencia. Al aficionado solo le dan garantías de aburrimiento. Pero no se preocupen, que el año que viene, vuelven.
Haga clic encima de cada imagen para poder ampliarla.