DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Feria de San Isidro. 23ª y última de feria. Corrida de toros. 6 toros de Herederos de D. Celestino Cuadri Vives, que resultó mansa y con la casta justita.
Fernando Robleño: De salmón y oro. Bajonazo en la suerte contraria. Silencio. Estocada desprendida perdiendo la muleta. Pitos.
Javier Castaño: De lila y oro. Dos pinchazos entrando fuera de cacho, aviso y 3 descabellos. División de opiniones cuando saluda. Media estocada trasera y tres descabellos tras aviso. Saludos desde el tercio. El torero pasó a la enfermería. El toro tuvo una muerte brava y fue aplaudido en el arrastre.
Luis Bolívar: De sangre de toro y oro. Tres pinchazos citando fuera de cacho. Estocada casi entera, baja y trasera. Silencio. Estocada tendía. Silencio.
Presidente: D. Manuel Muñoz Infante. La afición le protestó la blandura del tercer toro, pero el usía hizo caso omiso. Está el asunto para devolver toros, ¿verdad? D. Manuel. Los aficionados piensan que regalan los sobreros. Hasta ahí podíamos llegar, pensaría el Presidente.
Suerte de varas: 1º.- Jabato: Con el capote se desplazó bien por ambos pitones. En la primera vara no lo pusieron en suerte y el toro se dejó pegar. En la segunda vara recibió muchos capotazos para colocarlo en suerte, ya que tardeó en acudir al montado. Manseó en el castigo intentando quitarse el hierro. Manso que no se empleó en la muleta. 2º.- Ebanista: No se empleó en el capote. Acudió al caballo sin fijeza y se dejó pegar. En la segunda vara tardó en acudir al montado, fue picado trasero y no se empleó. Manso que se ha rajado en la muleta. 3º.- Puntero: Al recibirlo de capote el toro metía la cabeza humillando. En la primera entrada al caballo se dejó pegar, blandeó levantando las protestas de los aficionados. En la segunda vara lo metieron debajo del caballo y no lo castigaron. Manso y descastado. 4º.- Brigada. Salió de chiqueros haciendo cosas feas. Le costaba pasar por el capote. En la entrada al caballo apretó y derribó. Salió suelto de la pelea con la ayuda del monosabio que lo intentó sacar tirando del rabo. Después de esta vara cambiaron las condiciones del toro. El Ecijano quiso ponerlo de nuevo en suerte sin estar el caballo preparado y recibió una sonora bronca. El toro se comía el capote y apretó, el piquero le zurró la badana tapándole la salida. Se le criticó al torero no poner al toro de largo y permitir que el picador lo masacrara. Manso encastado que el torero lo tapó. 5º.- Pilarico. No se empleó en el capote. Tardó en acudir al caballo, con lo cual recibió muchos capotazos para ponerlo en suerte. Empujó en el castigo y fue picado algo trasero. En la segunda entrada el toro volvió a tardear, dando ocasión de que Tito Sandoval hiciera una demostración fantástica del manejo del caballo. Lo metieron debajo del montado y el picador se limitó a marcar el castigo. El piquero recibió una ovación cerrada. Manso descastado. 6º.- Aragonés: No se empleó de salida en el caballo. Tardó en acudir al montado. Toda su fijeza estaba centrada en los toreros. Fue picado en los bajos y el toro no se empleó, se dejo pegar. En la segunda entrada, otra de lo mismo tardó en acudir al caballo y no se empleó. Manso descastado. Cuadrillas y otros: Tito Sandoval fue recibido con aplausos cuando apareció en el ruedo. En el quinto de la tarde tuvo que dar la vuelta al ruedo junto con sus compañeros de cuadrilla.
Es habitual en la cuadrilla de Javier Castaño que cada torero intente lucirse en su labor, ya que considera que es un bien para la fiesta. Este debería ser el camino a seguir por sus compañeros, ya que ayer permitió que la cuadrilla del torero salmantino pusiera la plaza boca abajo durante la lidia de su lote. Fue impresionante su actuación: los tercios de banderillas que llevaron a cabo, tanto David Adalid como Fernando Sánchez, dejándose ver, acudiendo al toro con torería andante, recreándose en la suerte, pisando terrenos del toro para provocar sus embestidas y en cuanto la ocasión lo permitía, salir andando de la cara de su enemigo, la lidia llevada a cabo por Marco Galán fue impecable y la suerte de varas que realizó Tito Sandoval fue ejemplar, dando una lección de manejo del caballo, donde deberían reflejarse la mayoría de sus compañeros de profesión, dando categoría a una suerte tan denostada en la actualidad por intereses que en este momento no vienen a cuento. Hoy, toca disfrutar. Se puede narrar con mayor o menor detalle todo lo ocurrido, pero respecto a los sentimientos que afloraron ayer en los aficionados, solo puede expresarse su manifestación a través de los aplausos y vítores que dedicaron a estos toreros de plata. Fue una explosión donde se conjuntaron sus actuaciones en ambos toros. No creo que nadie creyera que los toreros aprovecharon esta ocasión con el propósito de dejar al descubierto las carencias de sus compañeros, donde tarde tras tarde llenan el ruedo de vulgaridad: masacrando a los animales que sus toreros tiene la osadía de colocar delante del caballo que montan, y donde sus compañeros de cartel volvieron a la realidad a los espectadores presentes con su deplorable actuación en la colocación de los rehiletes en el sexto toro. Fue imposible librarse de la comparación, y muchos incautos, en .los cuales me incluyo, tuvimos la osadía de pensar que los que vendrían después tratarían de mejorar lo que habían hecho sus compañeros. Después de desmonterarse los tres toreros de plata, los aplausos y los gritos de: ¡Toreros!, ¡Toreros!, les obligaron a dar la vuelta al ruedo, con el permiso de su matador, que accedió gustosamente a la petición. Cuando pasaban por la puerta de cuadrillas se incorporó al grupo Tito Sandoval. Con su actuación de ayer han marcado un antes y un después en la fiesta de los toros. La afición espera que no caiga en saco roto, especialmente en el público festivalero, con el fin de evitar que los taurinos traten a la fiesta con tanta fraudulencia. Los toreros que vestían de oro no encontraron durante la lidia el momento de responder a sus compañeros de plata. Era lo que se llamaba antiguamente la rivalidad en el ruedo, que como en la actualidad no existe, la han tenido que imponer los que visten de plata. De momento y en esta feria se ha observado una cierta competencia entre los rehileteros, donde se han producido actuaciones sensacionales. Esperemos que este hecho vaya subiendo de nivel y llegue a sus maestros, buena falta le hace a la fiesta. Es cierto que el ganado no se prestó al lucimiento, pero también fue cierto que Fernando Robleño se dedicó en el cuarto de la tarde a tapar las condiciones de su enemigo. El sabría porqué. Lo que si fue evidente es que después de la primera vara el toro cambio su comportamiento, sacando a relucir mas codicia, que el piquero se encargó de que la dejara en el caballo con el consentimiento de su maestro. Cuando llegó a la muleta el torero que vestía de oro ya no tenía toro, sin embargo siguió tapándolo sin darle distancia En su primero y ante un enemigo sin codicia y que acudía al engaño con la cara alta dio pocas oportunidades para el lucimiento del torero. Pero este tampoco las buscó. Javier Castaño llegó la plaza con la mano derecha vendada, como consecuencia de la cornada que le infirió un toro en su anterior comparecencia. El salmantino no vino con la misma disposición que en otras ocasiones. A su primero lo recibió con una serie de redondos sin bajarle la mano y el toro calamocheaba y cuando lo sometió por bajo el burel se rajó y terminó defendiéndose. Después el torero intentó sacarle lo que no tenía, cruzándose al pitón contrario, pero fue porfiar en vano. Su segundo comenzó metiendo la cabeza de lujo en la muleta, pero el torero no le bajó la mano y según iba pasando la faena se fue apagando su embestida, y terminó defendiéndose y acudiendo al engaño con la cara alta. Luis Bolívar es un torero sin méritos para estar en esta feria. A su primero, un animal sin codicia, lo citó desde lejos pero el toro no tenía ninguna intención de acudir al engaño y cuando lo hizo no se empleó. Decidió quitarle las moscas y tomas el acero. En el sexto el colombiano tuvo su primer enemigo en su cuadrilla, que decidieron pasar cinco veces para dejar cuatro palos, y se marcharían tan frescos. El toro tampoco decidió romper moldes y acudía al engaño con la cara alta, haciendo que el torero tomara las debidas precauciones, poniendo un pie en la plaza y otro en Manuel Becerra, fue la interpretación del triunfo que este torero trajo en su mente.