DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
25 de mayo de 2016 | Escrito por Pepeíllo | Fotografías de Iván de Andrés
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros.
6 Toros del Vellosino, procedencia Juan Pedro Domecq, en la línea de Los Guateles, Antonio arribas, Manuel San Román. Mansos, blandos, de feas hechuras y descastados, con ese punto de invalidez que consiguen con el toro de las figuras, que no rueda por la arena pero que sus fuerzas se limitan para mantenerse de pie, con el fin de no poner en aprietos a los toreros que se anuncian con ellos. El sexto fue devuelto a los corrales por manifiesta invalidez. En su lugar se corrió un sobrero de Domingo Hernández. El segundo fue pitado en el arrastre. El segundo se dejó la cara en la dehesa.
Julián López, El Juli: De Corinto y oro. Media estocada trasera y tres descabellos. Silencio. Pinchazo, estocada y descabello. Saludos desde el tercio.
Miguel Ángel Perera: De azul celeste. Estocada trasera perdiendo la muleta y ante la acometividad de su enemigo tiene que tomar el olivo. Los aficionados le premiaron con unas palmas de tango. Pinchazo y estocada en el brazuelo. Silencio benevolente.
López Simón: De verde hoja. Pinchazo en los bajos y estocada tendida metiendo el brazo con habilidad y dos descabellos tras aviso.
Presidente: D. Javier Cano Seijó. Devolvió a los corrales al sexto de la tarde, y su labor no tuvo complicaciones.
Suerte de varas:
1º Sevillano. 517 Kg: En la primera vara hizo una pelea de manso, con la cara alta y salió suelto. En la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo. El animal manso y descastado.
2º Tinajero. 600 Kg: En la primera vara el astado recibió un picotazo y se defendió en la pelea, saliendo suelto del embroque, y en la segunda otro picotazo que le hizo perder las manos. Manso blando y descastado.
3º Molino. 535 Kg: Recibió poco castigo el animal y se defendió con la cara alta. En la segunda vara lo puso en suerte el coleta y el animal se marchó donde nadie lo molestara., lo metieron debajo del peto y volvió a salir suelto. Manso, noble en la muleta e inválido.
4º Barbudo. 628 Kg: Se dejó pegar en el primer encuentro con el caballo, el piquero le tapó la salida y en cuanto le abrió la puerta, salió suelto. En la segunda entrada se limitó a sujetarlo. Manso e inválido.
5º Cantinero. 604 Kg: En la primera vara no se empleó y en la segunda recibió un picotazo. El toro no se le vio en el caballo ni en la muleta, con señales de manso y descastado.
6º Matamoscas. 591 Kg: En la primera vara salió suelto mostrando una evidente falta de fuerzas. En la segunda, tanto el picador como el toro se limitaron a cumplir el expediente. El toro manso, blando que se ha dejado torear.
Cuadrillas y otros:
Tarde de temperatura agradable. En esta ocasión se llenó el coso venteño. El rey emérito ocupo una localidad en la meseta de toriles. Los toreros le brindaron el primero de sus lotes. Volvieron las figuras y en los corrales no se fumó la pipa de la paz hasta que alguna de ellas consiguió colocar dos sobreros de una de sus ganaderías preferidas, la de Domingo Hernández. Con anterioridad los veterinarios habían rechazado toda la corrida presentada de Jandilla. ¿Que traería el ganadero para que les rechazaran sus toros? Los aficionados continuamos sin conocer lo que ocurre en los apartados ya que nadie quiere mostrar públicamente el contenido de las actas. La prensa oficialista calla y otorga.
El público generoso estuvo más pendiente de señalar a los aficionados del siete cuando criticaban la labor de su torero que lo que ocurría en el ruedo. Perera le metió un sartenazo infame al segundo de su lote y los espectadores generosos no rechistaron. Se lucieron en banderillas, Curro Javier en un par al tercero, Vicente Osuna en el tercero y Javier Ambel en el quinto. Curro Javier estuvo muy eficaz en la lidia del quinto.
Mala tarde ofrecieron los toreros y eso que el ganado que salió por toriles era de sus preferencias. Pero lo que llama la atención al aficionado es que las figuras se presenten con estas ganaderías, indignas para esta plaza y después ofrezcan un espectáculo deprimente. De sobra es conocido que tanto Perera como El Juli, por lo han demostrado en esta feria, no atraviesan su mejor momento, pero con estos toros no fueron capaces de llegar ni a su incondicionales. El Juli se mostró más dispuesto en el segundo de su lote, pero debido a las condiciones de su enemigo tuvo que contentar a su público pasándolo por la muleta acompañando la embestida, ya que el toro perdía la verticalidad en cuanto lo sometía. Por este motivo tuvo que hacerlo todo al revés, pero este hecho es habitual en este torero. A su primero y desde el primer momento de su faena le presentó el pico de su muleta, y a pesar de ello el animal tampoco valía un duro y daba con su cuerpo en tierra en cuanto le bajaba la mano. Tanto cuidar a estos toreros para estos resultados.
Perera por su parte ha perdido el sitio que tenía en otras temporadas y que a pesar de ser un torero que escondía la pierna contraria, cuando metía en la muleta a sus enemigos conseguía alargar sus embestidas hasta donde le llegaba el brazo. A su primero lo recibió con unos ayudados por alto, pero todo lo que vino después fue un remedo de toreo, tan vulgar que el propio matador se supero a sí mismo. El toro por el pitón izquierdo no tuvo recorrido pero la muleta del torero tampoco mostró la disposición de figura. El manso se le marchó a tablas y con ello las ilusiones del torero. Las de los aficionados se habían esfumado hacía tiempo. A su segundo lo recibió con unos derechazos rematados en Manuel Becerra, llenando los tendidos de silencio. Al natural el animal se quedaba en la suerte y la muleta del torero se limitaba a dar trapazos, de figura, pero trapazos al fin y al cabo. Trató de arreglar el desaguisado torero con el arrimón, pero para ese tipo de toreo hace falta un toro que transmita emoción a los tendidos, y los que suelen matar estas figuras no se adaptan a estos remates.
López Simón no quiso salirse del guión que habían marcado sus compañeros y guiado por la estela de la vulgaridad mostrada por estos, su labor no paso de un gris tirando a negro. No estaba bien que este torero marcado a sangre y fuego en otras tardes épicas, dejara a sus compañeros en ridículo. Tampoco tuvo ganado para ello, lo que se vio de una manera evidente, que si quieres triunfar y apuntarte a las ferias importantes debes medir mucho tus actuaciones para no molestar a los que mandan en los despachos. A su primero trató de ahormarlo en la muleta con unos muletazos por bajo pero el animal no estaba preparado para ese trato. Perdió las manos y el torero tuvo que adaptar su faena a las condiciones de su enemigo, que se comportó como un corderito, acudiendo a la muleta cada vez que el torero lo requería, pero con una embestida sosa que no llegó a los tendidos. El torero tuvo que conformarse con mantener al pobre animal en pie. Con su segundo ocurrió lo mismo, y es que cuando no hay toro, todo lo que se planteé no tiene valor. Está visto que las figuras condicionan a los jóvenes que vienen apretando, sea con este ganado de vergüenza, o en los despachos si alguien tiene la osadía de mojarle la oreja en el ruedo a alguna figura.