DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Domingo de Resurrección, con tarde desapacible, por fría y ventosa. Un tercio de entrada (8.000 personas) según la empresa.
Se lidiaron toros de El Torero bien presentados, variados de capa y astifinos. Blandos, inválidos y deslucidos en su conjunto. 3º y 6º con más movilidad, broncos y complicados. El 5º fue devuelto saliendo un sobrero de Lagunajanda, también deslucido.
David Galván: De sangre de toro y oro. 2 pinchazos y casi entera trasera (Palmas de sus paisanos); Pinchazo y estocada perdiendo muleta (Silencio).
Juan Ortega: De verde hoja y azabache. Estocada caída (Vuelta al ruedo tras aviso). 2 pinchazos y casi entera y descabello (Palmas tras 2 avisos)
Pablo Aguado: De verde botella y oro. Media trasera saliéndose de la suerte (Silencio). Casi entera trasera, 3 descabellos y se echa el toro tras aviso (Silencio).
Presidente: D. Victor Oliver Rodríguez. Nefasta su actuación al mantener en el ruedo al inválido 4º ante la indignación de la afición por su manifiesta invalidez. Devolvió al 5º ya con el ambiente caldeado tras el escándalo previo. Si este señor es el sustituto de Justo Polo, por este camino lo mismo hace bueno a su predecesor. Qué castigo de presidentes para el aficionado.
Suerte de varas: Inexistente a lo largo de la tarde. Picotazos a cuál más leve, traseros cuando no caídos, para no perder la costumbre.
- 1º Lozano, 650 kg. Cuatreño. Salpicado hondo y cuajado: 1ª vara: Le dejan sin colocar. Picotazo. 2ª vara: Picotazo inexistente. Inválido este 1º con más kilos que fuerzas.
- 2º Sarmientero, 522 kg. Cinqueño. Fino de cabos, astifino y rematado: 1ª vara: Puesto en suerte por Juan Ortega, vara caída con el toro fijo en el peto. 2ª vara: Picotazo sin emplearse. Desarrolló calidad, pero ayuno de poder, restando importancia a la labor de muleta.
- 3º Bastón, 563 kg. Jabonero según el programa oficial, barroso según los estudiosos de capas. Feo de hechuras, justito de presentación tapado por lo que abría la cara. 1ª vara. Picotazo trasero y 2ª vara caída dejándose el toro. Bronco y áspero en la muleta.
- 4º Ostionero, 586 kg. Cinqueño. Castaño, bien presentado. Inexistente el tercio de varas. Inválido de manual que mantienen inexplicablemente en el ruedo.
- 5º bis. Huracán (Lagunajanda), 586 kg. Cinqueño. Se deja pegar en la 1ª vara. 2º puyazo trasero que rectifica el picador. Anodino y reservón en la muleta.
- 6º Republicano: 574 kg. Cinqueño. Cuajado y rematado el toro. Astifino. 1º vara. Empuja con un pitón apoyándose en la vara el picador. 2ª vara: Lo deja lejos Pablo Aguado arrancándose el toro. Señala sin más el picador en la paletilla. Palmas inexplicables al picador. Tuvo movilidad en la muleta sacando genio y complicaciones. Único atisbo de algo de casta de la tarde.
Cuadrillas: Tarde sin alardes por parte de las cuadrillas. Buen quite de Rafael Limón a la salida del pinchazo de David Galván en el 4ª cuando, cuando sin muleta, el toro le apretaba hacia el burladero. Estimables el 2º par de Jorge Fuentes al 2º y 1er par de Juan José Trujillo al 5º toro.
Tenía el aficionado puesto el ojo en este Domingo de Resurrección, donde se daban cita tres toreros jóvenes de los que quieren intentar hacer el toreo, que no es poco. Tampoco molestaba la ganadería, después de una buena corrida hace año por estas fechas. Pero con la iglesia nos topamos. Un desfile de animales blandos y descastados, que apenas soportaban medio puyazo, dieron al traste con la tarde.
Suerte que entre la invalidez apareció el clasicismo de Juan Ortega. Tras el saludo aseado a su primero, nos dejó el momento de la tarde con un quite lleno de sabor y de torería a la verónica. Tres lapas echando los vuelos del capote, embarcado la embestida y toreando con las muñecas. Tres y la media. Y la afición en pie. ¿Para qué más? En tiempos de alharacas con la capa, resucitó la verónica.
Comenzó la faena de muleta con unos toreros doblones por bajo. Tan toreros, como letales para un toro cogido con alfileres. No le apretó tanto en dos series de derechazos en redondo con el sello del clasicismo y la pureza que siempre gusta en Madrid. Luego al natural de uno en uno, bien colocado, rematando en la cadera, surgieron varios naturales más que notables. Pero también el toreo caro necesita al toro. La clase de Sarmientero no ocultaba su flojera. Y aquello se quedó a medias. La estocada caída diluyó la petición de oreja y todo quedó en una vuelta al ruedo.
En el quinto, un sobrero de Lagunajanda desclasado y bruto no pudo refrendar su momento. Se tragaba el primero, y echaba la persiana. Alargó en exceso la faena y tras 2 pinchazos y una casi entera, escuchó dos avisos. Silencio.
De David Galván, poco podemos decir hoy. Pechó con dos inválidos de libro. Tampoco ayudó el matador a su devolución. Inexistentes los tercios de varas. Demasiados capotes arriba… y así en Madrid no se puede. Intentó aplicarle suavidad al primero. Las protestas del animal le dieron dos sustos entre los intentos de mantenerlo en pie alargando en exceso la faena al moribundo.
En el cuarto llegó el escándalo. Perdió el toro las manos en repetidas ocasiones. Con ese trote propio del vacío de fuerzas. Pero el Sr presidente decidió echarle un pulso al público manteniendo en el ruedo al inválido. ¿Qué sabrán esos alborotadores que protestan al tún tún…? Y en la faena de muleta, la cosa fue a peor, ¿quién lo iba a esperar, verdad D. Victor Oliver? Cada caída del toro enterraba un poco más la primera tarde de Galván este año en Madrid.
El lote de Pablo Aguado fue el único que al menos, se mantuvo en pie. El tercero, de feas hechuras, no le permitió estirarse a la verónica. En la muleta protestaba. Incierta la embestida. A la salida de un pase de pecho, el toro vio el hueco y le pegó un revolcón sin aparentes consecuencias. Intentó componer con ese concepto tan personal el sevillano, pero la aspereza del toro, su corto viaje y el viento (presente toda la tarde) elevaban demasiado las dificultades.
Cerraba la tarde el sexto, recibido con algunas palmas. Serio, rematado y astifino. Empujó de lado en la primera vara, y le simularon la segunda arrancándose de lejos. Hubo gente que aplaudió el picotazo en la paletilla de Juan Carlos Sánchez. A saber lo que verían. Mejorable la lidia que le recetó después Carretero.
En la muleta mantuvo cierto interés. Tuvo tanta movilidad como descomposición en su embestida. Amagó el torero con llevárselo a los medios, desistiendo al momento. No estaba la tarde para ello. El toro desarrolló dificultades, tirando gañafones a cada viaje y pidiendo mando. Aguado buscaba el temple sin encontrarlo. No era fácil. Mató de estocada trasera y tras tres descabellos el toro se echó.
Y hasta aquí llegaba la tarde. Sensación de frío en los tendidos, con la total decepción de la corrida de Lola Domecq, pero con momentos de Juan Ortega en la retina que aumentan la expectación para el próximo 16 de mayo. Y es que en el domingo de Resurrección, resucitó el toreo a la verónica.
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