DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde de Domingo de Resurrección se lidiaron toros de El Tajo (1º, 4º), Enrique M. Arranz (3º), Las Ramblas (2º, 5º, 6º), Martín Lorca (3º BIS) y Escribano Martín (3º TRIS) pobre juego y ausencia de trapío. Según la empresa, 8.164 se dieron cita en los tendidos de la Monumental de Madrid.
CURRO DÍAZ, saludos y saludos
BORJA JIMÉNEZ, que confirmaba alternativa, saludos y palmas.
JOSÉ GARRIDO, silencio y silencio.
PRESIDENCIA, D. Víctor Oliver Rodríguez. Durante la lidia tomó buenas decisiones, estando a las antípodas por la mañana. El reconocimiento de los toros y su aprobación debe asegurar la importancia que Madrid le otorga al toro que sale a la plaza. Es inadmisible que un encierro de esas características llegue a lidiarse en la primera plaza del mundo. Es por ello que el conjunto de su actuación merece un suspenso.
Cuadrillas: no fue la mejor tarde de las cuadrillas en general y de los terceros en particular. La actuación de Juan Cañaveral a caballo puso de manifiesto el estado actual de los varilargueros y de una falta de profesionalidad que se ve reflejada cada tarde, salvo honrosas y recompensadas ocasiones.
Abría la tarde Borja Jiménez que, de manos de Curro Díaz, confirmaba su alternativa en la plaza capitalina. Recibió a Deseadito N23, que mostró prematuros síntomas de mansedumbre al contacto con las telas del recibo que intentó el de Espartinas. Confirmó su condición tras salir escupido del segundo encuentro con el varilarguero Manuel Jesús Ruiz, que si acertó en la primera vara. Las primeras palmas de la tarde llegaron tras la réplica por chicuelinas al quite de José Garrido. Desde los inicios con la muleta acortó la distancia toreando al natural con pases aislado y ausencia de colocación durante la primera mitad del trasteo. Estocada a los bajos y descabello certero con el que se disculpaba después de errar con la espada. Una tímida ovación le bastó para hacerla suya y anotar en el casillero de la tarde. Taciturno N17 persiguió a su salida uno de los capotes que asomaba por el burladero del ocho, donde se dejó la vaina del pitón. El picador titular abusó de la barrena y el matador de la limpieza en su vestido blanco y plata. Tras dos pinchazos consiguió enterrar el acero.
Muy protestado de salida fue Temblador N39; corto de cabos, destartalado y sin remate alguno. El prototipo de toro feo y sin plaza. A su aspecto se le sumó la condición de mansedumbre y flojedad, que dieron paso al habitual simulacro en varas. Sin acoplarse ante un toro sometido de salida, Curro Díaz orquestó una faena para la galería y el público ocasional al que, con dos tandas ligadas, le bastó para entonar los primeros olés sin el eco de Madrid. La buena estocada le permitió saludar una ovación. El segundo de su lote, Pocosol N109, fue ruidosamente protestado por su aspecto de plaza de tercera. Sin acometer en el primer encuentro con el peto, recibió una segunda vara criminal que debería ser sancionada. Resultón al natural y con las ganas de triunfo que se percibía en algunos sectores de la plaza, se jalearon efusivamente dos navajazos de asomaron por los bajos y que no quedó en su sitio hasta el tercer intento, donde el matador puso lo que no le dio el toro.
Largo tiempo tuvo que esperar José Garrido hasta medirse con su oponente definitivo. Los toros fueron saliendo y, caída tras caída, hubo que esperar hasta el tercero tris para realizar una lidia completa a un toro de mucho peso y poco trapío. Sin trascendencia en el trasteo, no mejoró su actuación con Pasacalle, el toro que cerraba una soporífera y preocupante tarde con aires de desafío que casi llega a concurso con cinco hierros diferentes en el ruedo.
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