DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Bajo un sol tibio y un ambiente ventoso (lástima de vientos), la tarde se presentaba algo fresca aunque menos que las anteriores. Con la plaza casi llena, la expectación ante el cartel que nos esperaba era muy alta, pues no en vano se anunciaban toreros muy apreciados en esta plaza, más aún después de los recientes triunfos de la terna esta temporada y la pasada, los tres toreros de puerta grande, donde se combinaba experiencia (incluso en ganaderías duras, que en estos tiempos ya es decir) de los dos primeros con la juventud y las ganas del que cerraría plaza.
Con tres toreros en buen momento solo faltaba que los toros embistieran. A priori esta cuestión suscitaba muchas dudas, sobre todo después del mal resultado de la ganadería en el primero de los sus compromisos de la feria. Además, hoy la corrida no se anunciaba completa; en este caso se anunciaba con un remiendo del Cortijillo, ganadería del mismo encaste Núñez, que fue lidiado en cuarto lugar.
Los seis toros acabaron muriendo en la plaza, aunque alguno de ellos mereció ser devuelto. En general dieron un juego muy pobre, fueron mansos y descastados y dieron todo un repertorio negativo durante la lidia. Justos de trapío, algunos anovillados, el que no salía por peteneras se caía o terminaba reposando en la arena avanzada la faena. En mayor o menor medida todos buscaron escapar de la pelea.
Aunque algunos de ellos acabaron dejándose en la muleta (aunque sin exagerar), como el primero o el quinto, que tuvieron fases donde se dejó ver algo de casta y embestidas largas y nobles, estos destellos duraron poco y en general permitieron muy poco lucimiento a los que se enfrentaron a ellos. Aunque nobles, la mansedumbre y el desinterés por los engaños siempre predominaron.
El que no se tumbaba embestía con la cara alta y sin interés, como el que pasa por ir por allí a darse un garveo y a marcharse volando de allí, y así, sin emoción ninguna, cundía el desánimo y el cansancio en el tendido y hasta en unos toreros que acabaron por despachar también con indiferencia y rapidez una tarde que se presentaba prometedora pero una vez más acabó siendo otra más sin historia, para olvidar. En verdad la empresa debería pensarse en el futuro volver a incluir en la feria a esta ganadería en crisis, y mucho menos dos tardes.
Corrida muy pareja, con pesos ente 520 y 565 Kg, cuatro colorados y dos negros (uno de ellos el del Cortijillo), dos cinqueños, justos de fuerza, que recibieron castigos muy medidos en varas, todos mansos a reventar, algunos con cabezas desproporcionadamente pequeñas en comparación con las dimensiones del resto de su cuerpo, también algo fuera de tipo del viejo encaste que representan estos toros, que tantos triunfos han dado en décadas anteriores en esta y otras plazas y que tanto se disputaban las figuras de turno por sus condiciones propicias al lucimiento.
Hay que decir que el público se mostró en general pastueño y resignado. Un ambiente positivo, donde se valoró con mesura el demérito de los toros y el no muy sobrado mérito de los toreros, en gran manera por su buena disposición, sus buenas estocadas (fue una buena tarde de estacadas salvo en el cuarto) y quizá también en parte debido al recuerdo de sus actuaciones recientes. Ambiente plácido que no logró el éxito final en una tarde en la que los toreros no pasaron de una actuación digna y los toros no merecieron más que el silencio la mayoría de veces.
Cinco toros de Alcurrucén y uno del Cortijillo (4º).
En general de presentación aceptable aunque justos de trapío, algunos anovillados (3º y especialmente 5º). Justos de fuerza, mansearon sin excepción, algunos (1º y 5º) dieron juego en la muleta. Cinqueños el 3º y 5º.
Antonio Ferrera (lidió 1º y 4º): Estocada a recibir en todo lo alto con el toro arrancado y pañolada no mayoritaria, finalmente ovación y saludos desde el centro del platillo. Bajonazo descarado y fulminante, silencio.
Diego Urdiales (lidió 2º y 5º): Estocada baja fulminante, palmas. Estocada en todo lo alto, dos avisos ovación y saludos desde el tercio.
Ginés Marín (lidió 3º y 6º): Estocada y un descabello, silencio. Media estocada, silencio.
Tercio de varas:
1º Zambombo, 520 Kg. Colorado chorreado. Sale trotando sin emplearse. Sale suelto del caballo. Cambiado el tercio tras un simulacro de 2ª vara. Se escapa a tablas, a la puerta de toriles, donde obliga a Ferrera a acudir para desarrollar una faena con oficio, en momentos de poder a poder, en otros de recursos, donde la res saca casta, se viene arriba, galopa bien y con embestidas largas, aunque acaba apagándose. Tras la hermosa estocada a recibir tarda en caer, solo y abandonado por la cuadrilla, siempre en tablas. Aplausos en el arrastre.
2º Socarrón. 525 Kg. Colorado bragado meano. Sale mirando al tendido, enterándose. Galopa, siempre con la cara alta. Se deja pegar en dos varas ultracortas. Espera en banderillas. Embiste a media altura, cabeceando a mitad del muletazo. Tras tocar la muleta de Urdiales varias veces acaba desarmándole. Muere rápidamente de estocada rinconera.
3º Verdulero. 542 Kg. Colorado bragado. Cinqueño. Cabeza algo anovillada, que no guarda proporción al peso algo exagerado del toro, lo que provoca palmas de tango en los tendidos. Pierde las manos tras la primera vara y arrecian las protestas. Sale suelto tras la segunda y el presidente cambia el tercio ante la incredulidad del público. Se duele en banderillas. Ante un Ginés voluntarioso no permite el lucimiento y acaba muriendo rápido tras una certera estocada.
4º Socarrón. 557 Kg. De igual nombre que el 2º de la tarde, el único procedente de la ganadería no titular (El Cortijillo). El primer negro de la tarde, bragado meano y girón. Inicialmente con más movilidad que sus hermanos, pero con similar comportamiento escapista. Recibe tres varas cabeceando y haciendo sonar los estribos. Espera en banderillas obligando a pares expuestos. Embiste en la muleta bronco, con la cara alta. Ante un Ferrera desconfiado acaba huyendo despavorido y finalmente es despachado con un bajonazo rápido que casi nadie protesta.
5º Limonero. Colorado listón bragado. 536 Kg. El segundo cinqueño y el más anovillado de la tarde, protestado por esta causa. Espera de salida en el centro del ruedo y obliga a Urdiales a salir a por él. Sin gana alguna de embestir, huye constantemente. Se repucha ante el caballo y nuevo simulacro en dos varas cortas. Continúa huyendo y defendiéndose en banderillas. En la muleta embiste largo y por abajo en muletazos a media distancia bien trenzados por Diego, aunque “de uno en uno” y con desigual transmisión al tendido. Es el toro más suave del encierro de hoy. Con todo, se deja dar algunos pases de mérito sobre todo por la izquierda antes de acabar echándose en la arena. Penoso. Muere de estocada en todo lo alto, muy aplaudida.
6º Mulero. Negro listón facado. 565 Kg. El único negro de la ganadería titular, con una bonita mancha en la frente, semilunar hacia arriba. Cabeza algo ofensiva. Después de ser mal picado (en los ijares) sale escopetado y huye deseperadamente tras tres encuentros efímeros con el caballo. Obliga a Ginés a torearle en tablas, en el mismo sitio que Ferrera toreó al primero. Acaba dando la vuelta al ruedo persiguiéndole para acabar una faena imposible y una tarde sin futuro con otra estocada eficaz.
Antonio Ferrera estuvo correcto y con oficio en su primero, al que recibió bien a la verónica e hizo un bonito quite por delantales. Desarrolló una faena de recursos en el terreno impuesto por el toro, consiguió arrancarle hasta seis tandas por los dos lados con algunos muletazos de mérito. A veces tragando y a veces descargando la suerte, otras desbordado por su oponente y otras por encima del toro. Una faena desigual en la que como viene siendo habitual, nos regala algunos naturales con la mano derecha y desplantes muy toreros, aplaudidos por el público. Mata a recibir (a toro arrancado) en todo lo alto aunque tarda en doblar, se traga la muerte en tablas, la cuadrilla le abandona en un gesto muy torero. Cuando el toro cae los tendidos se han enfriado lo suficiente para que la pañolada no sea suficientemente mayoritaria y el presidente no se vea obligado a otorgar la oreja. Recibe una fuerte ovación desde los medios.
En su segundo, un manso encastado del Cortijillo con la cara alta y más ofensivo de cabeza, soso y bronco en la muleta, Antonio porfía de perfil. El toro huye. Antonio le propina unos lances de cumplimiento y lo despacha con un bajonazo rinconero que casi nadie protesta. Torero en muy buen momento que venía de un rotundo triunfo con los zalduendos, que esta tarde ha dejado una vez más muestras de su oficio, aunque hoy sin mucho lucimiento dadas las condiciones de sus toros, salvo destellos en su primero con la muleta y la estocada en el mismo toro. Como director de lidia tuvo detalles positivos, estuvo atento y eficaz. Sale reforzado de este San Isidro y con una temporada prometedora por delante como figura a consolidarse por los territorios de la España taurina.
Diego Urdiales estuvo discreto en su primer astado, que permitió muy poco lucimiento. Se dejó arrebatar los engaños por un toro bronco, siempre con la cara alta, que derrotaba a mitad de los muletazos y al que mató con una estocada baja de efecto fulminante.
Tras el silencio en el segundo, en el quinto dejó sus mejores detalles con pases a media distancia por ambos lados, especialmente por la izquierda, reconocidos por toda la plaza. Exprimió de uno en uno los pases al toro menos bronco del encierro, hasta que éste se rajó de forma frustrante echándose al suelo. La estocada en todo lo alto que sirvió para despacharle dejó a todos un aroma de torero antiguo, con oficio, forjado ante toros de todos los encastes y que nos recordó al Urdiales que nos hizo vibrar la temporada pasada en esta misma plaza. Le esperamos en la corrida de la Beneficencia el próximo día 12.
Ginés Marín es un torero joven, en ebullición. La tarde de hoy se llevó el peor lote. Aunque estuvo voluntarioso, intentó sin éxito una faena en los medios por la izquierda a su primer toro, un animal muy protestado por su trapío, su falta de fuerzas y por su mansedumbre. Lo mejor, la estocada, si bien tardó su efecto. En el sexto se pasó la faena persiguiendo a un animal que prácticamente no se dejó dar un pase, con una plaza ya pensando en la cena y en la vuelta a casa. Ginés sale de San Isidro como un diestro joven con futuro, bien preparado y con muy buenas condiciones aunque aún por consolidar y quizá demasiado protegido. A algunos nos gustaría verle con ganado variado, como hemos visto a su dos compañeros de hoy en muchas ocasiones. Tiempo hay, sin duda.
PRESIDENCIA: Don Víctor Oliver Rodríguez. El presidente el día de hoy no ha tenido un excesivo trabajo. Procedió con acierto al no conceder la oreja del primer toro de la tarde ya que no había mayoría de pañuelos en el tendido, aunque la faena y especialmente la estocada había tenido fases de mérito. Mantuvo en la plaza al tercero de la tarde aunque el animal mostró debilidad suficiente para considerar lo contrario. Pero en general su labor pasó desapercibida en una tarde aburrida y con pocas complicaciones.
Se anunciaba una tarde de esperanza. Una oportunidad para ver a un Antonio Ferrera tras su reciente triunfo en esta plaza, a un Diego Urdiales que volvía tras un año exitoso tras su triunfo en el San Isidro pasado y a un Ginés Marín en proyección ya después de haber conocido el éxito en las Ventas a pesar de su enorme juventud.
Pues bien, lo que en un principio era una tarde atractiva acabó, salvo momentos en la muleta con el primero y con el quinto, siendo un fracaso. Siempre se ha dicho que “tarde de expectación, tarde de decepción”.
Los toros anunciados aparecían con el hierro de Alcurrucén y del Cortijillo (el 4º), ambas ganaderías de encaste Carlos Núñez, hierro contrastado, de antigüedad larga, de principios del siglo XX, otrora muy apetecido por los toreros triunfantes y que aseguraba el éxito a poco que estuvieran acertados con su muleta y su espada. A lo largo de las últimas décadas, particularmente durante los últimos años esta ganadería se ha mantenido en los carteles con desigual juego. Esta temporada acudía a la feria nada menos que dos tardes y el resultado de la primera no había sido nada satisfactorio.
Pero es verdad que este encaste actualmente no está de moda y se mantiene en gran medida gracias a la ganadería titular de hoy y al esfuerzo de sus propietarios, los hermanos Lozano. La razón de ello no está clara, probablemente sea que para lidiar estos toros en Madrid se haya considerado necesario cambiar algunas características de los toros, aumentándoles el peso, la sangre… El que escribe no lo sabe con certeza. Pero el hecho es que hoy y lamentablemente con pocas alternativas el encaste Domecq se ha hecho prácticamente hegemónico, en sus diferentes variantes, con sus virtudes y sus defectos. Fuera de las grandes ferias es difícil ver otras procedencias, sobre todo porque los toreros no las quieren.
Aunque hoy lo digo con tristeza, me gustaría seguir viendo estos toros en nuestra plaza. Espero por ello la recuperación de esta ganadería y de este encaste. Y también espero que la empresa, en lugar de repetir ganaderías en una feria ya de por sí larga ofrezca en feria oportunidad de lidiar sus toros a otras muchas a las que este año no se ha ofrecido ninguna tarde de feria: Dolores Aguirre, Miura, Rehuelga, Cabada Gago…
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