DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Se lidiaron 5 toros de la ganadería del Puerto de San Lorenzo y uno de La Ventana del Puerto, lidiado en cuarto lugar, encaste Atanasio en la línea de Lisardo Sánchez y el cuarto de procedencia Jandilla. Mansos, descastados, y feos de hechuras. Algunos protestados por falta de trapío..
Daniel Luque: De canela y oro. En el primero, pinchazo hondo que vale. Saludos desde el tercio. Pinchazo y estocada Silencio.
Juan Leal: De blanco y oro. En el segundo de la tarde, 4 pinchazos y varios descabellos, 2 avisos. Recibió una sonara bronca por mal uso del verduguillo. En el quinto estocada muy trasera. Silencio.
Juan Ortega: De grana y oro. Hizo el paseíllo con el capote de Chicuelo. En el tercero, pinchazo tras aviso y bajonazo. Silencio. En el sexto pinchazo hondo y dos descabellos. Silencio.
Presidente: D. José Magán Alonso. Sin problemas en sus funciones..
Cuadrillas y otros: Segundo festejo del abono otoñal donde el sol volvió a brillar. Se registró un aforo de algo más de media entrada. En el primero de la tarde se desmonteraron Raúl Caricol y Jesús Arruga en el tercio de banderillas. Antonio Chacón merece un apartado especial dado que colocó un par por los adentros en el tercero jugándose la vida sin trampa no cartón, El toro hizo hilo con el torero y gracias a que encontró la tronera en la huida. Fue lo mejor de la tarde..
Muchos aficionados abandonaron el coso venteño con una duda existencial: el aburrimiento que tuvimos que sufrir los espectadores fue motivado por el ganado o por los toreros. Y como he manifestado en varias ocasiones, la próxima temporada tendremos a esta ganadería y al segundo hierro de la casa, La Ventana… en San Isidro y en otros festejos fuera de feria. En fin, sin comentarios.
El ganado no ofreció ni un ápice de casta, solo muestras que llenarían de vergüenza a cualquier ganadero que se digne de serlo toros intentando saltar la barrera buscando desesperadamente el camino de la dehesa, otros lo hacían barbeando y la mayoría rajándose en la pelea con los engaños, buscando el amparo de las tablas. Y como venganza de no conseguir el objetivo de regresar al campo, ofrecieron lo peor que llevaban en su sangre, la mansedumbre y el descastamiento. Pero es que los toreros tampoco aportaron nada a las pocas posibilidades que les dieron los toros, y tuvieron la osadía de ponerse pesados, como le pasó a Juan Leal en el segundo y a Juan Ortega en el tercero. No solo terminó con esto la parte de la crítica de los matadores, alguno se permitió el lujo de ofrecer en su labor una serie de ventajas impropias de toreros que están tratando de abrirse camino en esta profesión.
El único del cartel que llegó rodado de contratos y experiencia fue Daniel Luque, pues tampoco ofreció a sus compañeros el muestrario de matador experimentado para que les sirviera de ejemplo. Solo al comienzo de faena del primero de la tarde dio una tanda de redondos sin descomponer la figura, augurando con ello las ilusiones de los presentes, pero todo derivo en un espejismo inaguantable, donde solo los cobardes trataron de aguantar el bochornoso espectáculo que se desarrolló sobre el albero venteño. Los valientes seguro que huyeron del bochorno buscando el amparo del fútbol, esto no dio para más.
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