DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Se lidiaron 6 novillos de la ganadería Toros de Brazuelas, de encaste Juan Pedro Domecq y Díez, con base fundamental en las ganaderías del El Ventorrillo, La Palmosilla y Lola del Yerro. Desiguales en presentación, más rematados el cuarto y quinto y por debajo del novillo de Madrid, el sexto. De juego variado, destacando el primero, el cuarto y sexto, más parados el segundo y tercero y deslucido el quinto. Según la tablilla mentirosa el peso medio de la novillada fue de 490,15 kg.
Calerito. (hacía su presentación) De obispo y oro. Estocada caída. Sorprendentemente leve petición, una vez guardado el moquero y sin ovación del respetable inicia una vuelta al ruedo por su cuenta. En el cuarto, estocada tendida, saludos desde el tercio.
Fernando Plaza: De malva y oro. Dos pinchazos y estocada contraria. Silencio. En el quinto dos pinchazos y estocada trasera. Saludos.
Niño de las Monjas: (hacía su presentación) De naranja y oro con cabos negros. Un pinchazo y estocada. Saludos. En el sexto estocada trasera. Oreja cariñosa.
Presidente: D. José Luis González González. Hacía su debut en un festejo mayor. Conocido por la afición por sus funciones durante muchas temporadas como Delegado en el callejón. Estuvo a la altura, aprobó una novillada correcta, excepto el sexto, que era más terciado y menos serio del encierro. Aguanto las leves peticiones, la pasividad de las mulillas y la presión de los subalternos para no conceder los trofeos en ambos ejemplares de Calerito. Su único borrón fue cambiar el tercio con dos puyazos al cuarto novillo, que hizo una buena pelea y que hubiera merecido un tercer encuentro.
Cuadrillas y otros.
De los de a pie, destacar a Rafael Viotti, por su actuación toda la tarde, en la lidia del primero y muy profesional con los garapullos en el cuarto. De los del castoreño destacar a Manuel Jesús Ruiz por dos buenos encuentros en el cuarto novillo, marcando bien y castigando lo justo. A David Prados en el segundo de la tarde, en su primer puyazo coloco la vara en el brazuelo y no rectifico, lo que provoco voces y protestas desde el 7, al que silenció con una segunda vara que fue el mejor puyazo en colocación de la tarde. El resto, un desastre de lidias y de tercio de varas. Desde el tendido se sigue ejerciendo funciones de pedagogía, para que los animales se coloquen en suerte, los diestros salgan por delante del caballo y los jinetes realicen correctamente el toreo a caballo y lancen la vara con garbo, al sitio correcto y si no a rectificar de inmediato.
Otra novillada más perteneciente al ciclo cénate en Las Ventas. Que pena de plaza ¿de toros? ¿de ocio nocturno? ¿de hostelería? Uno ya no sabe ni de lo que es. Justo en el alto del tendido 7 se hallan varios puestos ofreciendo gastronomía. A la salida del festejo resulta vergonzoso e indignante como se encuentra ese espacio. Reducido por las mesas que ocupan el pasillo y la gente cenando como si estuvieran en un restaurante, por la avalancha de jóvenes que suben a la terraza a tomar copas y a bailar… lo dicho, el 7 en el tendido, afuera restaurante y discoteca. Gracias CAT y Plaza 1 por cargaros la seriedad de la primera plaza del mundo.
Hacía su presentación Calerito y tuvo un lote para haberse encumbrado. Las oportunidades en Madrid se deben de aprovechar. Es cierto que con el capote gustó. En su primero toreo en el centro del ruedo con gusto, con temple y manos bajas a la verónica. En el cuarto y en el quite realizado al sexto se le vio muy suelto con el percal. Con la muleta le falta aún definirse. Mejorar colocación, más ajuste y ese pellizco necesario para transmitir emoción al tendido. Es cierto que al natural hubo algún pasaje dónde se gustó, pero fue insuficiente ante las condiciones de sus dos novillos.
Fernando Plaza tiene un concepto clásico que gusta en Madrid. Siempre muy asentado, vertical y clásico. Pisó terrenos comprometidos, pero mostrándose con oficio y seguridad. Con la espada no anduvo bien. No tuvo suerte con su lote. Su primero desde los primeros capotazos mostró falta de fuerzas y llegó a la muleta muy parado. El quinto de la tarde, también deslucido, mal picado y que llegó a la muleta sin entrega alguna.
El Niño de las Monjas también se presentaba en la Monumental, apoderado por Alfredo Fernández, joven taurino madrileño conocedor de esta plaza y de esta afición. Sabe lo que gusta y lo que no. Mostró más predisposición que toreo. En su primero no tuvo muchas opciones pues el novillo llegó a la muleta muy desfondado. Al sexto, un novillo más justo de presentación le recibió a porta gayola. En comportamiento de “separado” es de lo más destacado de lo que va de ciclo. Un novillo con alegría en las embestidas, humillando y repitiendo. Exigente pero obediente. Un novillo de los que gustan al aficionado por la transmisión que contagian. Dos quites voluntariosos tanto del Niño de las Mojas y de Calerito despertaron al personal. La faena empezó de rodillas, para continuar más por el pitón derecho, algo acelerado, pero adelantando la muleta y rematando abajo y atrás, pero no todo fue limpio. Con la izquierda no se acopló. Con mucha decisión se lanzó tras el estoque, saliendo desprendido y consiguiendo una oreja benévola que le sirve de mucho.
Es lo que dio de si el festejo más destacado de lo que va del ciclo, dónde Calerito y Niño de las Monjas consiguieron pasar a la final del próximo jueves.
Los aficionados salimos satisfechos por el juego presenciado de una novillada perteneciente a una ganadería desconocida para el gran público. Teniendo ganado de Paco Medina y de Javier Núñez algo bueno tienen que tener, pues tanto el Montecillo como La Palmosilla, son ganaderías que siempre requieren el interés del aficionado. Una ganadería joven a la que a partir de ahora también seguiremos y a la que deseamos mucha suerte y grandes tardes, mínimo como la de hoy.
Haga clic encima de cada imagen para poder ampliarla.