DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
06 septiembre 2009 | Escrita por José Carlos Fernández-Villaverde y Silva
Se lidiaron cincos novillos de Partido de Resina. Casi todos a punto de cumplir los cuatro años. Bien presentados y con escasa casta, más bien poca. Fueron aplaudidos en el arrastre el cuarto y quinto. Un sobrero de Hato Blanco, corrido en sexto lugar, silencio.
“EL CALIFA DE ARAGUA”: (de grana y oro). Pinchazo y estocada, SILENCIO tras aviso. Pinchazo y estocada. SILENCIO tras aviso.
MARCO LEAL: (de grana y oro). Pinchazo y estocada, SILENCIO. Pinchazo y estocada. SILENCIO.
MIGUEL HIDALGO: (de grana y oro). Dos pinchazos y estocada. SILENCIO tras aviso. Media estocada y un descabello. Vuelta tras aviso.
Suerte de varas: Javier Rioja, bien en el tercer novillo, fue derribado con todas las de la ley, no por error del caballista o la falta de movilidad del caballo (los petos) sino por poder del animal. Los demás mal, muy en especial José Ney Zambrano, que picó el cuarto, pues fueron exageradamente traseras sus dos varas.
Presidente: D. Cesar Gómez Rodríguez. Regular tirando a mal, debió devolver el primero y en el sexto no esperar al segundo tercio para devolverlo. Positiva la no concesión de la oreja a Miguel Hidalgo en el sexto.
El Califa de Aragua, como representante de Venezuela hizo lo que pudo con el flojo primero. El único interés del novillo era encontrar un hueco para escapar, manso de ley y muy flojo. Debió ser devuelto, no por su mansedumbre sino por su debilidad y manifiesta falta de fuerzas en el primer tercio... Aun así fue más protagonista el novillo y el novillero poco hizo. Para colmo, no supo aprovechar un buen cuarto ejemplar, pésimamente picado. Se fue sin torear, lo que para un torero es lo peor que se le puede decir.
Marco Leal, como representante francés de la escuela de Arlès, se fue a porta gayola en su primero. El novillo fue manso de escándalo, como el primero, pero creemos que pudo hacer algo más con el. Voluntarioso en el segundo tercio, demasiado asistido por su cuadrilla y sin intentar salir andando tras la ejecución, aunque en ningún par hizo el novillo por él ¡Qué oportunidad perdida! Está comprobado que, con la excepción de alguno de los de plata, todos los maestros-banderilleros tienden a saltar la barrera o a refugiarse tras el burladero. Esta costumbre de brindar cada par, para sacar, tipo rejoneador, un fácil aplauso en una plaza seria como la de Madrid, no se hace y en caso afirmativo tendría que ser por un motivo muy especial. Se le fue el quinto, que fue aplaudido en el arrastre por sus excelentes cualidades de nobleza y fuerza. Marco Leal estuvo siempre fuera de cacho y sin encontrar los terrenos donde torearlo. Evidentemente, al ser bravo debió eligir los medios, cosa que no hizo. Desgraciadamente no era su día y tampoco en este novillo, que acudía con prontitud en el segundo tercio, se pudo lucir en banderillas. Típico novillo para poner pares de poder a poder y no supo aprovecharlo. No creo que tenga muchas más oportunidades. Otro novillo/toro que se fue sin torear.
Miguel Hidalgo, era el representante español y se estrenaba en Madrid. El granadino estuvo mal en su primero, sin encontrar el sitio. Se percibía que estaba incómodo pero sin explicarse bien las razones. Mató mal y se volvió, cabeza baja, a entregar los trastos con la esperanza puesta en el último. Salió el sexto titular y toda la plaza espontáneamente se puso a aplaudir tan bello ejemplar, típico de la casa, un cárdeno claro. Al salir de la segunda vara pensamos que se lesionó claramente y el presidente debería haber devuelto inmediatamente tan precioso animal. No lo consideró así y sacó el pañuelo blanco, levantando una gran protesta. Tras el primer par se vio que no podía moverse el novillo y entonces sí sacó el pañuelo verde. Sinceramente, no sé para qué tiene sentado a su derecha al veterinario, si no es para que éste le aconseje o avise de inmediato si hay algún problema físico en la res. El sobrero de Hato Blanco, muy bien presentado y casi un toro. Por culpa de la cuadrilla se puede calificar como caótico el tercio de banderillas. Sin embargo, buen esfuerzo por parte del granadino, que no se dejó influir por la pésima conducta de sus subalternos, bajando la muleta y sometiendo al novillo, con lo que consiguió demostrar quién era el que mandaba allí y demostrando gran valor supo sacar unas buenas series de pases, aunque de uno en uno. Estuvo voluntarioso y con ganas de ganarse el sueldo, cosa desconocida hoy en día entre la novillería.
Gracias a la emoción que transmitió este gran novillo (inexplicablemente no aplaudido en el arrastre) y al intento de buen hacer del novillero se salvó algo la calurosa tarde, que se hizo larguísima, con casi tres horas de festejo.