Asociación EL TORO de Madrid
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Festejo del día 07/06/2017 Cinco toros de Rehuelga, cinqueños, encaste Santa Coloma. El primero de San Martín. Una pena que no se pudiera lidiar los seis toros de la misma ganadería. Gran corrida, encastados, nobles, se arrancan desde lejos al caballo, con firmeza. Al quinto se le da la vuelta al ruedo, protestada por un sector de la plaza. Se llamaba Liebre. Por petición de la afición el mayoral saludó al final de la corrida.
Fernando Robleño, Grana y oro: Dos pinchazos y estocada, silencio; estocada baja y seis descabellos, silencio tras aviso. Alberto Aguilar, Rosa y oro, pinchazo y estocada caída, silencio; estocada caída ovación. Pérez Mota, Tabaco y oro, cuatro pinchazos y estocada silencio; pinchazo y estocada, palmas.
Presidencia: Don José María Gómez Martín. Normalmente soy muy critico con la Presidencia, cuya misión, entre otras es de proteger los intereses de los aficionados para que se vea una Fiesta integra. En otras palabras, representar los intereses de los aficionados, profesionales de la taquilla. Hoy, le doy las gracias por una gran tarde de toros. No hizo caso a la petición de Alberto Aguilar de cambio de tercio en el quinto e hizo entrar el toro para una tercera vara desde lejos y prontitud. Gracias Sr. Presidente. Sacó el pañuelo azul en este, sin petición, buena iniciativa. Tercio de Varas: -¡Qué pena! Hoy era un gran día para lucirse los maestros picadores. Pues no tuvimos la suerte, toros que acudían desde lejos y solos, no se tenia que lidiarlos. Y lo peor es que no puedo reseñar ningún picador en concreto. Un desastre o una vergüenza.
La tarde tenía visos de ser una gran tarde de toros pero los toreros parecía que habían venido a cumplir un trámite. Que mayor decepción para un torero es que se le de la vuelta al ruedo a un toro con sus dos trofeos a bordo. Fernando Robleño en su primero se le vio que no tenía las más mínimas ganas de agradar a sus múltiples incondicionales que viajamos, usualmente, largas distancias a Francia para verle torear y lidiar. Pues hoy en casa no quería. No sometió a su primero y por lo tanto no vimos una faena. En su segundo, cuarto de la tarde, se vio que como sus hermanos, acudía con prontitud al caballo. Pues ni con eso, tapó todas las virtudes del toro y lo mató mal. Fue aplaudido en el arrastre y para el torero pitos. No lo entiendo, repito, el éxito de Robleño en el sur de Francia y sus pocas ganas esta tarde. Como director de lidia debo censurar que cuando la voltereta de Pérez Mota al entrar a matar no tenia ni siquiera el capote. Un director de lidia atento, en todo momento hasta el sexto, es difícil de ver. Los hay pero hoy no tocaba. Alberto Aguilar, torero de probada valentía y técnica con toros difíciles, aquí y en Francia. Como su compañero Robleño hoy no era su día, ni siquiera tenía ganas que lo fuera. En su primero, toro que acudió al caballo con prontitud y distancia no quiso saber nada. En su segundo, quinto de la tarde, toro que también acudió desde lejos al caballo, tampoco quiso saber nada. Al punto, que pidió el cambio a la segunda vara, por unánime petición de la afición el Presidente no hizo caso y no cambió el tercio hasta que hubiera entrado a una tercera y buena vara. Alberto Aguilar, una vez más no se aprovechó del buen toro que tenía. Mató mal, y el Presidente, con buen criterio, saco el pañuelo azul. Vuelta al ruedo. Era la manera que el Presidente tenía para decir que el toro, como sus hermanos, fueron grandes toros y los matadores no querían hoy lucirse. Como he dicho antes, la vuelta al ruedo con las orejas puestas, insulto para el torero. Algunos aficionados sacaron el pañuelo naranja, sarcásticamente, pero creo que no entendieron la razón del Presidente con su pañuelo azul.
"Liebre" nº20 de Rehuelga, cárdeno bragado, 647kg. Premiado con la vuelta al ruedo.
Pérez Mota, fue el menos culpable de la catástrofe de la tarde, por parte de los espadas. Puso interés en su primero pero la espada lo traicionó. En su segundo, sexto de la tarde, toda la afición disfrutó de un toro que hizo hasta el avión, menos Pérez Mota, por razones, que desconozco, no quiso saber nada. Se le fue el toro de éxito, éxito de verdad con toro de verdad.