Continuamos con los toros más completos en Las Ventas en 2018 por El Toro de Madrid según el porcentaje de voto.
7º. Horquillito, de Saltillo. Nº 24, 510 kg., cinco años recién cumplidos (corrido el 9 de septiembre).
De presencia correcta, justa, rayando la insuficiencia. Un toro bueno en todos los tercios cuya lidia estuvo llena de controversia. Hay mucho que matizar. Fue machacado alevosamente por Gustavo Martos en las tres varas que tomó, que no sé dónde pensaba que estaba. Una auténtica carnicería. También hay que mirar el papel del matador, José Carlos Venegas, que seguramente no tenía intención de que picaran al burel con esa saña y puede que hiciera algún gesto al piquero, a todas luces insuficiente. A partir de ahí un sector de la plaza la tomó con el espada y no se valoró en justicia nada de lo que hizo. Está bien que se censure al torero que deje que se carguen los toros en el caballo, ahora, hagámoslo con todos. Nunca vi que se tomara esta actitud negativa por lo sucedido en varas de forma tan tajante con ningún otro.
Horquillito tuvo el mérito de aguantar una faena de muleta de las de hoy después de lo que le había hecho Gustavo Martos. Por abreviar, el astado quedó con embestida mejicana. Pausado y muy humillado en las telas de Venegas, con tendencia a querer irse a tablas. El jienense estuvo bien con el toro, por momentos muy bien, con esa forma de torear que tiene tan de verdad, carente de ventajas. Antes lo toreó fenomenal de capa, aunque se cebó dando medias verónicas. Pero como queda dicho, la faena de muleta fue censurada y no se le echó cuentas.
Los más fanáticos de esta ganadería han elevado a Horquillito a los altares, lo cual encierra una gran contradicción. Porque el torismo normalmente demanda y gusta de toros con embestida fuerte, fiera, que exija dominio al que está delante, que lo ponga a cavilar antes de rebasar la línea. Y sin embargo la embestida de Horquillito está más cercana a las formas del toro insípido que tanto se detesta. Bien es verdad que es una embestida, la mejicana, prototípica del toro santacolomeño y que descubre a los malos toreros, pero uno prefiere claramente la vibración de un ejemplar como Viergado (¡torazo!), también de este ganadero, que Horquillito y su comportamiento pastueño. Quiero decir: si el torismo endiosa este tipo de toros que lo haga con los de todos los hierros, para unos no es malo lo que para otros es bueno.
Al hilo de esto recuerdo el novillo de La Quinta que puso en circulación a Ángel Sánchez, de marcada embestida mejicana. Casualidades o no, como bien sabemos, la conexión entre Saltillo y La Quinta es notoria.
Antes de concluir pedir disculpas a los que se consideren toristas por generalizar con el torismo en el punto antes expresado, sin ir más lejos a mí me pasa muchas veces que comentarios relacionados con el torismo no me representan en absoluto. Si un aficionado es torista lo es sin duda porque tiene una pasión meditada, sólida y tenaz por el mundo del toro, y cada uno tendrá unas opiniones argumentadas que pueden ser muy distintas a las de otros aficionados toristas. En fin, que cada aficionado es un mundo, el que haya hablado mucho de toros con otros aficionados bien lo sabe.
6º. Laminado, de Fuente Ymbro. Nº 184, 536 kg. Cinco años justos (lidiado el 7 de octubre)
Toro muy en el tipo de la casa, acucharado de cuerna, con rizos, aunque sin llegar a la excelencia de otro ejemplares de Ricardo Gallardo. En varas hizo una pelea discreta y fue poco castigado, como sucedió prácticamente toda la corrida. Un puyazo más hubiera servido para aclarar todo. En Madrid había que dar tres puyazos por reglamento, como se hacía antaño. En banderillas comenzó a galopar y no dejó de hacerlo en toda la lidia, una máquina de embestir.
David Mora tuvo la mala fortuna de que le tocara en suerte después de una faena de valor, poso y mucha torería de Urdiales con el primero; y de una actuación valentísima, incluso temeraria, de Chacón con el avieso que hizo segundo. Al que pienso que no llegó a poder en ninguna de las tandas. Mora empezó a torear mecánicamente, echando la pata atrás y pasándoselo a medio metro. Y claro, vistas las dos faenas anteriores la gente se lo censuró, aquello cantaba demasiado. Él siguió igual así que el trasteo continuó entre protestas, que provenían de todos los tendidos. Toreo vulgar y Laminado dando un recital de embestidas.
Creo que fue un banderillero de David Mora el que soltó en twitter que le habían reventado la faena a su torero de forma premeditada y estratégica, con aficionados reventadores repartidos por toda la plaza. Una idea que no es original y que ya se hacía en Madrid el siglo XIX de forma coyuntural. ¿Pero ahora?... risas.
5º. Lastimoso II, de Baltasar Ibán. Nº 33, 535 kg., cuatro años y medio (lidiado el 13 de mayo).
Entramos en el top 5 y la cosa se pone interesante. Hablamos de otro toro que pedía a gritos un puyazo más, porque en el primero se repuchó, pero en el segundo se creció y de qué manera. Empotrando al picador contra las tablas y metiendo riñones. ¿Rabieta de bravucón o bravo de veras? Pues nunca lo sabremos. No vamos a pedir a Justo Polo, juez de plaza, que lo solicitara; y mucho menos a Alberto Aguilar, que a estas alturas de su carrera anda escamadísimo con el tema de la suerte de varas en Madrid y cómo toma partido el personal con aquellos toros que dan espectáculo y se arrancan, muchas veces sin entrar a valorar lo que hacen en la pelea con el piquero.
Estamos hablando del último toro de Aguilar en Las Ventas, si es que no hay un regreso ulterior, que yo apuesto que sí solo por intuición. Una vez más le volvió a tocar en suerte un toro fiero. Si hay alguien en el escalafón que haya sentido en sus carnes toda la furia y el poderío que los toros de casta brava son capaces de dar, ese es Alberto Aguilar. Sin embargo, una vez más quedó la duda, la eterna disputa siempre que sale un toro muy bravo. Como que ahí se podía hacer más. Unos calificarán la faena de digna, otros dirán que estuvo por debajo, depende del rasero de cada cual. Si valoramos por cómo reaccionó la plaza al trasteo hay que decir que no calentó los tendidos, es decir, por debajo.
Se eternizó con la espada, necesito varias pasadas y al final lo despenó con la de cruceta al tercer intento. Su último toro en Madrid. Silencio para el hombre, ovación para el animal.
Eso sí, respeto, muchísimo respeto y admiración por Alberto Aguilar.
Las fotos son de la web de Las Ventas y del blog Fotoro J. Alvarado, de Javi Alvarado.
Saludos a la afición. Continuará...
Publicado en el blog dominguillos.blogspot.com